La maldición de los recursos naturales, debida a su excesiva abundancia, es una realidad en muchos países del mundo. La gran mayoría de los Estados que tienen grandes recursos han sido dictaduras o cuasi dictaduras o tienen un pasado dictatorial, aunque hay excepciones como las de Estados Unidos, Australia, Canadá e India. Rusia, que es, con gran diferencia, el país con mayores recursos naturales del mundo, no ha sido un país democrático, y existen dudas de que lo sea ahora, y China es una dictadura. La mayoría de países que poseen grandes cantidades de recursos naturales permiten a sus dirigentes comprar a sus ciudadanos, para que no necesiten serlo. Existe un gráfico muy interesante titulado Oil and the Transitions to Democracy 1960-2006, que analiza 28 países del mundo, mostrando que, cuanto mayor es la cantidad de petróleo por habitante, en logaritmos, menor es la democracia en el país.

Venezuela es el caso más paradigmático. Es el país con mayores reservas de petróleo, ya que, según la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), tiene el 20% del total mundial, al que hay que añadir algunos otros minerales como hierro de alta calidad, bauxita, oro, diamantes y torio, además de sus enormes reservas de coltán, que es el nuevo “oro azul”, del que posee reservas valoradas en más de 100.000 millones de dólares. El coltán es el mineral que se utiliza para fabricar los componentes clave de los teléfonos móviles, tabletas, teléfonos inteligentes y la gran mayoría de los dispositivos electrónicos.

Las mayores reservas de coltán están en la República Democrática del Congo, anteriormente llamado Zaire, que, según el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD), es uno de los países más pobres y con menor índice de desarrollo humano (IDH) del mundo y, además, lleva muchos años sufriendo una guerra civil, especialmente, en la región de Kivu, donde distintos grupos de fuerzas armadas luchan entre ellas sin ningún respeto por los derechos humanos, a pesar de un embargo internacional impuesto por la ONU, que todavía no es capaz de proteger a la población de su guerra civil. Para colmo de sus males, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sufre una epidemia del horrible virus ébola y sólo hace unas semanas que Médicos Sin Fronteras (MSF) ha podido iniciar un proceso de vacunación.

Según el FMI, como consecuencia del expolio al que está sometido Venezuela, en 2016, último año en el que hay estadísticas fiables, su tasa de crecimiento cayó un 18%, y su inflación era del 16%. La respuesta de Nicolás Maduro ha sido ampliar, todavía más, su control sobre las instituciones con la creación de la Asamblea Nacional Constituyente, ya que Maduro ha pasado de ser guardaespaldas y conductor de autobuses en Caracas, que por cierto nunca llegaba a la hora, a presidente de Venezuela gracias al apoyo del teniente coronel Chávez. Se conocieron en la prisión de San Francisco de Yare, tras un intento golpista, y la abogada Cilia Flores, esposa de Maduro, lideró la campaña para lograr el indulto de Hugo Chávez, por parte de Rafael Caldera, y hoy es la procuradora general de la República de Venezuela. Nicolás Maduro sucedió a Hugo Chávez tras su fallecimiento en 2013.

La situación económica de un país tan rico como Venezuela es insostenible

Como resultado de esta situación para ayudar a los parlamentarios de la oposición, Estados Unidos ha tomado decisiones contundentes, paralizando todos los activos de Venezuela en su territorio, incluyendo todos los de Petróleos de Venezuela (PDVSA) y prohibiendo a los ciudadanos de Estados Unidos que puedan hacer negocios en Venezuela.

En la actualidad, los ingresos por petróleo representan ya el 95% de las exportaciones de Venezuela y la gran mayoría de sus ingresos son estatales. Su producción de crudo pesado y de petróleo se está desplomando, con lo que le es difícil poder pagar sus importaciones de naftas. Además, la producción cae porque ha despedido a la mayoría de las personas válidas del Gobierno y también de PDVSA, que tenían mayor experiencia, con lo que los ingresos del petróleo han caído ya un 73% durante estos cinco últimos años. Asimismo, esta situación ha afectado, severamente, a su producción y a su falta de recursos humanos, deteriorando los niveles de vida de los habitantes de Venezuela. Otros países grandes que importaban su crudo de petróleo han tomado represalias y sanciones contra Venezuela, tales como Estados Unidos, India, China e, incluso, Rusia.

Su antecesor, Hugo Chávez, llegó a un pacto con Fidel Castro por el que Chávez suministraba petróleo a Cuba a cambio de que Fidel enviara ingenieros, profesores, médicos y cocineros, de los que Venezuela escaseaba. Fidel dio este paso cuando Rusia dejó de suministrarle petróleo a cambio de su caña de azúcar, ya que Rusia no la consumía porque producía millones de toneladas de remolacha. Asimismo, la ayuda de Venezuela, con petróleo, se extendió a muchos otros países de la región y todavía subvenciona a 16 países del Caribe, además de Cuba y Nicaragua, a través de su compañía estatal Petro-Caribe, a cambio de servicios médicos, educación, deporte, carne, leche, glucosa, y caraotas cuasi gratuitas.

Según Amnistía Internacional, los ejemplos de inseguridad ciudadana en Venezuela son patentes: 21.752 personas fueron víctimas de homicidios y más de 87.000 han desaparecido o muerto en 2016 sin que el Gobierno lo evitara. Más de 500 personas murieron y muchas de ellas eran jóvenes sin antecedentes penales. La ONG llamada Comités Familiares de las Víctimas ha documentado 6.385 casos de víctimas entre 2012 y 2017. Además, la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes, según el Centro de Paz Venezolano y el Centro de Estudios Sociales, con información oficial, ha pasado de 22 a 50. La respuesta de Maduro ha sido anunciar la misión llamada Cuadrantes de Paz para intentar mejorar la seguridad ciudadana. Asimismo, Estados Unidos ha decidido aplicar sanciones muy severas a la industria del petróleo venezolano, lo que podría hacer quebrar a PDVSA.

Estados Unidos importa 780.000 barriles al día de Venezuela, un 7,6% de sus importaciones, ya que es su tercer país suministrador, después de Canadá y Arabia Saudí. España sólo importa el 1,7% del petróleo de Venezuela, siendo su proveedor número 18. A esto hay que añadir los recortes de precios que ha llevado a cabo la OPEC, que también han tenido un impacto negativo importante. Además, CITGO, que es el nombre de la distribuidora de Venezuela, tiene cerca de 6.000 estaciones de fuel en Estados Unidos y tres refinerías que podría tener que cerrar. Por todas estas razones, Venezuela podría dejar de pagar su deuda.

La situación económica de un país tan rico es insostenible. Bajo la presidencia de Maduro, el bolívar ha caído a 3,6 millones por dólar de Estados Unidos y su tasa de inflación ha alcanzado ya el 46.000%, con lo que el empobrecimiento de su población es descomunal. No ha habido una caída similar desde la República de Weimar en Alemania durante la Primera Guerra Mundial. El ingreso medio es de 5,196 millones de bolívares, es decir, 1,5 dólares. En dos años se han ido 25.000 trabajadores de PDVSA, el 17% de su plantilla, siendo los mejor preparados. La líder opositora, Corina Machado, ha sufrido una paliza el 26 de octubre de 2018 por orden de Maduro.

Sólo existe un récord mundial superior en Zimbabue, África, que en el año 2000 su inflación llegó a alcanzar 79.600 millones por dólar. Otro país es Guinea Conakry, con unas reservas de bauxita por valor de 222.000 millones de dólares y con una producción potencial de 440 años, donde los militares en el poder masacraron, en 2009, a 157 personas.

Antonio Ledezma, el exalcalde de Caracas, exiliado en España tras fugarse de una prisión, apoya una intervención militar multilateral contra Maduro, coordinada con la ayuda del presidente Donald Trump. Finalmente, conviene recordar que dirigentes de Unidos Podemos, como Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón, han asesorado al presidente Maduro varios años y también el expresidente Rodríguez Zapatero, que ha hecho de mediador entre el Gobierno y la oposición, pero el Parlamento le acaba de vetar este mismo jueves.

Guillermo de la Dehesa es presidente honorario del Centre for Economic Policy Research (CEPR), de Londres.

Fuente: El País