La OCDE ha revisado al alza en sus previsiones publicadas hoy las perspectivas de crecimiento del PIB para España este año y el próximo, pero lanza una seria advertencia sobre la marcha atrás en la reforma de las pensiones porque amenaza, a su juicio, su sostenibilidad financiera a largo plazo. En concreto, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el club de las grandes economías desarrolladas, aumenta las cifras de crecimiento del producto interior bruto (PIB) español al 2,8% en 2018 (cinco décimas más) y al 2,4% en 2019 (tres décimas más). Se coloca así en la misma línea del FMI para este año y es incluso más optimista que el Fondo en 2019 —el organismo de Christine Lagarde espera un 2,2%—.
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España, si se cumplen las previsiones, crecerá por encima de la media de la zona euro y de forma más robusta que la mayor parte de las grandes economías del mundo: en Alemania pronostica el 2,1% tanto en 2018 como en 2019; en Francia, el 1,9%; y en Italia, el 1,2%.
Como puntos fuertes, la OCDE destaca en España que se han contenido las consecuencias económicas de la incertidumbre política en torno a Cataluña, un buen comportamiento del consumo privado, así como el tirón de la inversión y de las exportaciones. También augura una progresiva reducción del desempleo: debería pasar del 17,2% en 2017 al 15,5% en 2018 y al 13,8% en 2019.
Las pensiones, un elemento clave
Entre los puntos débiles, la OCDE señala el peso de la deuda pública. Y también apunta a un incumplimiento de España, por dos décimas, del objetivo de déficit marcado por Bruselas: calcula que caerá al 2,4% en 2018, frente al 3,1% del 2017. En este punto, el organismo señala un problema para España: las pensiones.
Para la organización resulta «clave» la aplicación de la reforma de las pensiones, cuya entrada en vigor ha quedado aplazada con el acuerdo que el Gobierno estableció con el Partido Nacionalista Vasco (PNV) para sacar adelante los Presupuestos de 2018. La OCDE pide al Gobierno atenerse a sus objetivos fiscales a medio plazo y señala que «la implementación de la reforma de las pensiones será clave para garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo».
Preguntado sobre esa cuestión, en declaraciones a EFE, el economista jefe de la OCDE, Álvaro Santos Pereira, hizo hincapié en que si su financiación no es viable a largo plazo, «alguien tendrá que pagar la factura», y si no es con cotizaciones, será con impuestos que amputarán el gasto público en otras partidas.
Poco peso a la inestabilidad política
En su capítulo sobre España, la OCDE advierte de que “un Gobierno en minoría podría tener dificultades para seguir adelante con el programa nacional de reformas”. Sin embargo, el economista jefe del organismo, Santos Pereira, mitigó el potencial impacto de la convulsión política española en el “crecimiento saludable” económico que experimenta el país. “Hemos visto en el pasado que elecciones no han tenido un impacto muy grande en la economía española y pienso que va a continuar así”, declaró a medios españoles.
“Pensamos que las bases del crecimiento son la inversión, las exportaciones, y pensamos que eso va a continuar independientemente de más o menos incertidumbre política, por eso estamos bastante positivos”, acotó. De hecho, aseguró: si las previsiones económicas se hubieran hecho esta misma semana “no habríamos cambiado nada”.
El otro factor político que mantiene alerta a la OCDE, como a tantos organismos, es la crisis catalana. En noviembre, la OCDE ya alertaba de que “tensiones persistentes en Cataluña pueden disminuir la confianza en los negocios y del consumidor significativamente, obstaculizando la demanda doméstica más de lo esperado”. Seis meses más tarde, la OCDE considera que “hasta el momento, se han contenido las consecuencias económicas de la incertidumbre política existente en Cataluña”. No obstante, agrega el informe, “la persistente incertidumbre en Cataluña podría mermar aún más la confianza y golpear la demanda interna”.
Las recetas, ya conocidas
Entre las recomendaciones de la OCDE hay pocas novedades con respecto a años anteriores y en la misma línea que otros organismos. Destaca una serie de reformas del mercado laboral, incluyendo la reducción de la dualidad entre indefinidos y temporales mediante una mejor supervisión de los abusos de este último tipo de contratos, así como la aplicación de políticas activas de empleo más eficaces.
La organización señala que la estructura impositiva del país se inclina hacia los impuestos al trabajo, penalizando así el crecimiento y el empleo, recomendando reducir exenciones y mejorar la gestión del IVA para incrementar la eficacia del sistema fiscal, así como apostar por impuestos medioambientales que fortalecerían el «crecimiento verde».
Asimismo, la OCDE considera que reducir barreras en el sector servicios contribuiría a generar aumentos del empleo y la productividad, una condición necesaria para alcanzar un crecimiento sostenible en el medio plazo y mayor calidad de vida.
La preocupación a nivel global: los riesgos de una guerra comercial
El mundo ha vuelto por fin a una expansión económica como no se veía desde antes de la crisis, según la OCDE, que elevó sus previsiones de crecimiento para este año y el próximo pero llamó la atención sobre algunos riesgos, especialmente el de una posible guerra comercial.
“La economía mundial está mejorando por fin, nos ha costado diez años llegar a donde estamos hoy”, dijo el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría. “Pero no todo el mundo se está beneficiando de esta mejora. Hay además importantes riesgos, incluido un debilitamiento del multilateralismo”, agregó al presentar el informe.
En su informe de perspectivas publicado hoy, la OCDE indicó que la progresión del PIB en el mundo será del 3,8% en 2018, lo que significa una décima más que en su anterior análisis de hace seis meses. La revisión al alza es todavía mayor para 2019, de tres décimas hasta el 3,9%, un ritmo que se explica en primer lugar por el tirón -finalmente- de la inversión y del comercio mundial.
Los bajísimos tipos de interés mantenidos por los principales bancos centrales y los estímulos fiscales han sido los grandes apoyos, pero la vuelta a la normalidad en política monetaria exige que sean las mejoras de productividad las que tomen el relevo. Para que eso ocurra, según el economista jefe de la OCDE, Álvaro Pereira, se tiene que retomar el ritmo de las reformas estructurales, que se ha apagado en los últimos años, precisamente al calor de una recuperación que parecía hacerlas menos acuciantes. Por el lado de los riesgos, Pereira advierte de las tensiones comerciales, ante las que la receta es «continuar el diálogo», porque la eventualidad de una guerra comercial es algo que «no queremos experimentar».
Fuente: El País