Los trabajadores de Opel España han vuelto a demostrar, con su apoyo al principio de acuerdo alcanzado esta semana por el Comité de Empresa y la dirección del Grupo PSA, que la negociación y el diálogo social son los únicos instrumentos capaces de aproximar a las partes y de conseguir avances para los trabajadores y la empresa.

Si algo han demostrado los delegados y afiliados de UGT FICA en todos estos años es su capacidad de diálogo y de alcanzar acuerdos que, en principio, se presumían imposibles. Nuestra representatividad en el sector del automóvil, en el que UGT es mayoría desde hace muchos años, avala nuestro trabajo y nuestra predisposición a defender, con uñas y dientes, los intereses de los y las trabajadoras.

A principios de esta semana, el conflicto de Opel se presumía imposible de encauzar. La amenaza de la dirección del Grupo PSA de llevarse de Figueruelas el nuevo modelo del Corsa y sus consiguientes inversiones a otra factoría de la marca, destruyendo de paso miles de puestos de trabajo de la planta aragonesa y de sus empresas proveedoras, significó un punto de inflexión en las negociaciones del convenio colectivo. Nuestro sindicato no ha estado dispuesto a tolerar esta estrategia, porque el chantaje nunca puede ser la base de la negociación y el diálogo.

Desde UGT FICA hemos demostrado que imposición no es sinónimo de negociación, y que en todo proceso de diálogo es imprescindible escuchar y hacerse escuchar para poder alcanzar acuerdos asumibles por todos. Cuando todos los agentes económicos y sociales hablan de recuperación económica, no se entiende que una empresa como Opel intente intimidar a sus trabajadores con deslocalizar su producción si no se aceptan unas condiciones impuestas y leoninas.

Es como jugar con las cartas marcadas y haciendo trampas, además de traicionar el modelo de relaciones laborales que, con tantos sacrificios, hemos construido a lo largo de los años.

Resulta aún más incomprensible que Opel, que ha dado siempre muestras de apostar por el diálogo social, se cerrara a negociar con los agentes sociales las condiciones del nuevo convenio colectivo y optara por la amenaza y la imposición.

Afortunadamente, los sindicatos, y en especial UGT FICA, que ostenta la mayoría en el Comité de Empresa de Opel, han sabido estar a la altura y minimizar las imposiciones inmovilistas de la nueva dirección de la empresa.

Hemos sabido negociar un convenio colectivo que, a pesar de no ser el resultado de lo que nosotros hubiéramos deseado, sí es el mínimo que asegura, a medio plazo, el futuro del empleo en la planta aragonesa y en su entorno industrial, como así lo ha entendido la mayoría de los trabajadores apoyando de forma mayoritaria con su voto el sí al acuerdo.

Ciertamente, ha sido necesario hacer algunos sacrificios, en favor de un objetivo superior: mantener el empleo y asegurar la continuidad del proyecto industrial que representa Opel en nuestro país.
Pero también se ha conseguido frenar la máxima devaluación salarial que pretendía la multinacional y mantener las mejoras sociales y laborales.

No siempre es fácil explicar a los trabajadores de una fábrica que, a veces, es necesario hacer renuncias, dar un paso al lado, para conseguir avanzar. La experiencia nos ha demostrado que este tipo de decisiones a la larga siempre han dado sus frutos, como hemos podido comprobar en las plantas de Ford y Seat.

El respaldo de la mayoría de la plantilla abre una vía hacia el futuro que garantiza la viabilidad de la planta y de los empleos en el sector, pero también creo que la dirección del Grupo PSA debe de sacar conclusiones y entender que no todo vale en una negociación.

En definitiva, UGT FICA valora positivamente el acuerdo alcanzado y va a exigir el cumplimiento de todos y cada uno de los aspectos acordados. No vamos a permitir que se dilapide el esfuerzo que van a llevar a cabo los trabajadores, ni la confianza que han manifestado en la mayoría del Comité de Empresa.

Pedro Hojas Cancho es secretario general de UGT FICA

Fuente: Cinco Días