La Reserva Federal de Estados Unidos procede al quinto incremento de tipos de interés desde la crisis financiera y el último que se decide bajo la dirección de Janet Yellen al frente del banco central. La subida es de un cuarto de punto, lo que deja el precio del dinero en aquel país en una banda entre el 1,25% y el 1,5%. El banco central reafirma, además, su plan para seguir adelante con la reducción gradual de los activos de deuda que tiene en balance.

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La Fed tiene previsto un nuevo encuentro a final de enero, a solo tres días de que el gobernador Jerome Powell tome el relevo. La reunión de dos días que concluyó este miércoles era, sin embargo, la última en la que Janet Yellen tenía prevista una comparecencia pública para explicar las razones por las que decide pisar un poco más fuerte el freno de los estímulos con la inflación y los salarios avanzando con timidez.

Los cuatro años de mandato de Yellen se caracterizaron por su deseo de dejar los tipos lo más bajo posible, el mayor tiempo posible, para dar sustento a una economía que crecía por debajo del potencial y con la esperanza de dar un impulso a la participación laboral. Pero también entendió que la laxitud tenía riesgos si se mantenía demasiado tiempo y por eso activó hace dos años el proceso de normalización.

La última vez que los tipos de interés estuvieron en el 1,5% fue en octubre de 2008. Ese mes se rebajó dos veces el precio del dinero, en respuesta al derrumbe de Lehman Brothers. El proceso de retirada de los estímulos monetarios arrancó en diciembre de 2015 bajo la batuta de Yellen, con un primer incremento de un cuatro de punto. Pasó un año completo antes de dar el segundo paso.

Hubo dos disidentes al votar por el tercer alza de tipos que se decide en 2017. La encuesta interna indica que los miembros ven posible tres incrementos más en 2018. Es una progresión que, en todo caso, está en el aíre. Aunque Powell asegura que está dispuesto a dar continuidad a la estrategia de retirada gradual de los estímulos, se da flexibilidad para ajustar el ritmo a la marcha de la economía.

Reforma fiscal

En este sentido, será determinante el impacto que pueda tener la aplicación de la reforma fiscal, que se espera se adopte en el Congreso antes de la Navidad. La rebaja de impuestos que contempla el plan a las empresas y las personas dará un impulso adicional a la economía, que en los dos últimos trimestres creció cerca del 3%. El mercado laboral progresa con solidez. Pero también elevará el déficit.

Yellen dice que el impacto es «incierto». La nueva proyección de la Reserva Federal, sin embargo, anticipa un crecimiento del 2,5% el año próximo. Es cuatro décimas mejor de lo anticipado hace tres meses y en línea con lo previsto para 2017. El paro bajará al 3,9% el año próximo. Yellen reitera que en este momento no hay signos que indiquen un recalentamiento de la economía.

La baja inflación es en este momento el principal quebradero de cabeza para los grandes bancos centrales. Los precios subieron cuatro décimas en noviembre. La tasa anual es del 2,2%. La expansión y un mercado laboral en situación de pleno empleo no están, sin embargo, dando el impulso esperado. Descontando energía y alimentos, la subyacente es del 1,7%, su nivel más bajo en tres años.

La inflación vinculada al gasto personal lleva cinco años y medio por debajo del nivel de referencia del 2%. Hay miembros de la Reserva Federal que temen por eso que los factores que mantienen baja la inflación sean permanentes, por el efecto combinado del fenómeno de la globalización y el comercio electrónico. Se ve en la caída de precios en componentes como el de la ropa, la mayor desde 1998.

Nueva Fed

La composición de la Fed será también muy diferente, porque hay varios puestos de gobernador en proceso de cambio. Uno de ellos será el de Janet Yellen, que cuando deje la presidencia en menos de dos meses renunciará también a su asiento en el comité. Estas vacantes permiten al presidente Donald Trump poner a figuras que se ajustan más a su visión economía y favorables a la desregulación financiera.

Tanto Yellen como Powell dejan claro que el tipo neutral a largo plazo está más bajo que en el anterior ciclo expansivo. Ahora los ven en el entorno del 3%, frente al 5,25% en junio de 2016. Lo mismo pasa con el balance, que nos se reducirá tanto. La Fed acumulaba antes de la crisis financia activos por un valor inferior al billón de dólares. De ahí escaló a 4,5 billones. La idea es que quede en los dos billones.

Janet Yellen deja, por tanto, la Fed con la política monetaria bien encauzada, con el crecimiento económico ganando cuerpo, el paro bajo, sin riesgos inflacionistas ni amenazas al sistema financiero. Ese es el legado que la primera mujer que presidió el banco central más poderoso del mundo deja a Jerome Powell, que deberá calcular cuándo puede producirse un cambio de escenario para adaptar la estrategia.

Su mandato también se caracterizó por ser un construtora de consensos. En su última intervención garantizó que hará todo lo que esté en su mano para que el traspaso de poderes se haga de la manera más suave posible. Yellen mostró, además, su plena confianza hacia la labor que hacer su sucesor. «Estoy convencida de que Powell está plenamente comprometido como yo con la misión publica vital que tiene la Fed», concluyó.

Fuente: El País