La Seguridad Social ha tomado este viernes 7.792 millones para poder hacer frente a la paga extra de los pensionistas de diciembre. De ellos, 3.586 millones se han extraído del Fondo de Reserva, la llamada hucha de las pensiones. Tras esta retirada, solo quedarán en el Fondo 8.095 millones frente a los cerca de 66.815 millones que llegó a guardar en 2011. Por otra parte, la Seguridad Social ha tomado además otros 4.206 millones que le faltaban por coger del préstamo de 10.192 millones que le concedió el Gobierno en los últimos Presupuestos. En junio ya había usado 5.986 millones para abonar la extra del verano. Y ahora se agota el resto para pagar la de diciembre incluyendo la liquidación del IRPF.

En estos momentos, los pagos mensuales de las pensiones se financian prácticamente con lo que se ingresa en el mes por cotizaciones de trabajadores. Pero estos recursos no son suficientes para costear las pagas extra. En junio y diciembre, la nómina mensual se duplica. Pasa de un desembolso que ronda los 8.800 millones de euros hasta los 17.470 millones que se gastarán este diciembre. Para esas mensualidades no basta con lo que se recauda de las cotizaciones. Así que el Gobierno tiene que buscar fondos adicionales para financiarla. Al igual que sucedió en junio, esta vez se ha optado por combinar dos fuentes de financiación: una es la retirada de dinero de la hucha de las pensiones. Y la otra es parte del crédito financiado a cargo de los Presupuestos, un préstamo que no devenga intereses y que tiene que devolverse en diez años a partir de 2018.

La buena noticia consiste en que las necesidades de financiación de la Social se reducen, interrumpiendo una racha alcista que comenzó en 2012. Solo en 2015 descendió puntualmente porque se dispusieron los remanentes que tenían las mutuas por valor de 2.777 millones. Pero desde que en 2011 empezó el desfase entre gastos e ingresos, la cifra que hay que financiar ha ido en aumento. El año pasado se necesitaron 20.136 millones. Sin embargo, este año se han empleado 17.292 millones, un 14% menos, esto es: 2.844 millones. Si se compara con los 10.496 millones que se cogió en diciembre del año pasado, la necesidad baja un 25%. El Ministerio de Empleo sostiene que esta mejora se debe a que los ingresos están subiendo sustancialmente. Hasta el punto de que, según Empleo, este año la Seguridad Social podría cerrar con una recaudación récord.

Sin embargo, ya queda muy poco del Fondo de Reserva. Apenas lo suficiente como para afrontar otra paga extra. Aunque siga bajando el déficit, el Gobierno tendrá que continuar recurriendo a préstamos a menos que se reforme el sistema. El Ejecutivo de Mariano Rajoy se ingenió este préstamo para evitarse los titulares de que se acababa la hucha de las pensiones. En el fondo, no importa tanto agotar el Fondo de Reserva porque la deuda se contabiliza en términos netos, es decir, activos menos pasivos. Cada vez que se saca dinero de la hucha de las pensiones el endeudamiento público sube porque se deja de tener un activo. O lo que es lo mismo, aumenta igual que si se toma prestado. La ventaja del fondo es que genera rentabilidades y permite financiarse a coste bajo cuando los mercados exigen tipos altos por sus préstamos. Pero ese no es ahora el caso en un entorno de tipos de interés ultrabajos. En la práctica, se ha estado todo el tiempo financiando el déficit de las pensiones a golpe de deuda.

Desde que el PP aterrizó en la Moncloa, se han extraído 74.437 millones de euros del fondo. Entre 2000 y 2010, se aportaron gracias al superávit 52.113 millones euros, a los que hay que sumar 28.932 millones por los rendimientos que esos fondos han generado invertidos en deuda pública. En el mejor momento se registraron 66.815 millones. Ahora solo restan 8.095 millones a precio de adquisición ó 8.084 millones valorado a precios de mercado.

Este desplome de las cantidades guardadas en el Fondo de Reserva es producto de un déficit entre ingresos y gastos que se inició en 2011 y que ha engordado todos los años. En 2016 alcanzó un máximo de 18.701 millones, el 1,67% del PIB. Según se desprende de la evolución de las cuentas de la Seguridad Social, este año podría ser el primero en el que este déficit no aumenta en relación al PIB. Probablemente se quede a cierre de ejercicio en el 1,6% raspado. Aunque en euros probablemente suba ligeramente a pesar de la recaudación récord. A finales de 2017, el agujero de las pensiones representará aproximadamente la mitad de todo el déficit del Estado y será el principal reto presupuestario que haya abordar. Máxime cuando en los próximos años se empezará a jubilar la generación del baby boom presionando todavía más alza sobre los gastos. Los partidos políticos y agentes sociales reunidos en el Pacto de Toledo tiene la misión de acordar una reforma que, entre otras cosas, busque ingresos adicionales.

Fuente: El País