El nombramiento de Magdalena Valerio (Torremocha, 1959) como ministra de Trabajo sorprendió poco. Su trayectoria encajaba como un guante en la cartera: antes de aterrizar en el Ejecutivo de Pedro Sánchez, al que siempre apoyó con firmeza, era la responsable de Seguridad Social en la ejecutiva socialista. Y había sido, entre otras muchas cosas, responsable de Empleo en Castilla-La Mancha y diputada en el Congreso.

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El trabajo se apila sobre su mesa: el Pacto de Toledo debate el futuro de las pensiones, quiere hacer retoques en la reforma laboral, en las cotizaciones de los autónomos, taponar el enorme agujero de la Seguridad Social, hacer la mayor subida del salario mínimo en 40 años. Y todo, con 84 diputados y pactos con los agentes sociales. Ante la recurrente pregunta de cuándo entrarán en vigor muchas de esas tareas pendientes, insiste en la necesidad de alcanzar acuerdos amplios. Y los plazos, admite, no dependen solo de ella. “En la cartera de ministra no viene una varita mágica ni una bola de cristal”, bromea en su despacho del ministerio de Trabajo.

Pregunta. “La reforma laboral ha sido letal, ha hundido la recaudación por cotizaciones”. Lo dijo usted el 10 de enero. ¿No le parece que hacer solo cambios parciales en la reforma laboral, cuando usted se opuso tanto a ella, afecta a su credibilidad?

Respuesta. Existe la posibilidad de llegar al Gobierno con una mayoría absoluta. Pero no es nuestro caso. Además, soy partidaria del diálogo y de llegar a acuerdos porque las reformas unilaterales suelen tener una vida relativamente corta. Hemos llegado al Gobierno por una vía perfectamente regulada en la Constitución, pero tenemos 84 diputados. Así que me parecería absurdo plantear una derogación completa de la reforma laboral, cuando resulta que no voy a tener apoyos parlamentarios. Cada uno puede perder el tiempo en lo que considere pertinente, pero creo que hay una serie de temas en los que sí puede haber acuerdo y prefiero trabajar en esta dirección: subcontratación, ultraactividad, primacía de convenio, políticas de igualdad y luego, eso sí, avanzar en un nuevo Estatuto de los Trabajadores del siglo XXI. Espero que el año que viene empiece a funcionar un grupo de expertos. Ahora, probablemente, me he vuelto muy posibilista y para empezar vamos a tocar las cosas que consideramos más perturbadoras.

P. ¿En qué plazo puede estar esa reforma de la reforma?

R. Espero que a principios del año que viene esté aprobada. No puedo decirle exactamente en qué fecha, porque el debate parlamentario no lo dirijo yo.

P. La tasa media de paro en democracia es el 16,5%. Se han aprobado decenas de reformas. ¿Todavía cree que la solución está en más cambios legales?

R. Uno de los problemas que tenemos en este país es un paro estructural muy consolidado, que tiene que ver con el modelo productivo. Hemos apostado por sectores que son intensivos en mano de obra, pero estacionales. Hay que apostar por más investigación, innovación, formación…

P. ¿Pero qué puede hacer exactamente este ministerio para conseguir todo eso?

R. Trabajar con las comunidades en las políticas activas. Esos 3,2 millones de personas desempleadas necesitan ayuda, orientación, inserción y formación. Y una formación más adecuada a los puestos de trabajo que demanda el mercado. Tenemos que darle un repaso muy grande a la ley de formación. Las personas tienen que poder formarse hasta que se jubilan. Y después también, si quieren.

P. ¿Y no cree que las oficinas de empleo también necesitan una reforma? Su tasa de colocación es muy baja.

R. Está claro que tiene que haber una coordinación público-privada. Y claro que necesitan cambios, pero también necesitan más personal. Ha habido un estancamiento absoluto. El Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE) se ha abandonado durante estos años. Ha habido falta de personal, ha habido un cerrojazo a nuevas contrataciones en las administraciones. Y 10 años con ofertas de empleo muy escasas. Pero no pensemos que quienes trabajan en el SEPE no hacen lo que tienen que hacer. Lo hacen, pero con una escasez de recursos bastante importante. Se tienen que reforzar.

P. ¿Puede perjudicar el empleo subir el salario mínimo un 22,3% de golpe este año? Hay cálculos que indican que se van a dejar de crear miles de puestos.

R. El Gobierno confía en que no se va a destruir empleo. Ha habido subidas importantes del salario mínimo, porque estuvo estancado. El problema es que vamos a bandazos, y cuando se estanca durante años, los que trabajan pierden calidad de vida. El Gobierno anterior ya llegó a un acuerdo para hacer subidas altas, porque la situación, como con las pensiones, era socialmente insostenible. Ahora ha habido un acuerdo con Podemos para ir más rápido. La subida va a ser positiva para la calidad de vida de las personas. Habrá menos trabajadores pobres. Crecerá el consumo. Mejorará la economía. Una economía como la nuestra no se puede permitir tener el salario mínimo que tiene. España tiene el mayor ratio de diferencia de la UE entre productividad y salario mínimo, del 31,5%.

P. Y si al final no hay Presupuestos para 2019, ¿la subida se aprobará igualmente?

R. Creemos que habrá Presupuestos.

P. Pero la posibilidad de que haya que prorrogarlos está cada vez más presente.

R. Si hubiera una prórroga presupuestaria, hay otras figuras que se puede utilizar, como el decreto.

P. ¿Contemplan utilizar un decreto para el salario mínimo?

R. Por supuesto, faltaría más. Pero estamos trabajando para que haya Presupuesto.

P. Parece haber consenso entre los economistas en que subir el salario mínimo en esa cuantía puede afectar a los colectivos que ya tienen más dificultades para acceder al empleo.

R. Pues yo creo que la subida del salario mínimo, a quien va a beneficiar es a esos colectivos: a jóvenes, mujeres y los que están en esa situación vulnerable.

P. ¿Cuándo estará lista la ley de Igualdad Salarial?

R. Nosotros participamos, pero eso lo coordina directamente la vicepresidenta.

P. Hablando de igualdad, cada vez que se reúne con los líderes de los agentes sociales, se reúne con cuatro hombres…

R. Bueno, no les voy a discriminar por ser hombres [se ríe]. Pero es verdad que estoy yendo a bastantes foros donde la foto es mayoritariamente con hombres. Eso significa que queda mucho por hacer para que haya paridad en política, en los órganos de decisión y en las empresas, y, por supuesto, en la corresponsabilidad de las casas de cada uno.

Fuente: El País