Las matriculaciones de vehículos en España alcanzaron el año pasado la cifra de 1,23 millones de unidades, un 7,7% más que en el año anterior. Supone alcanzar lo que el sector considera su “mercado natural”, es decir, el volumen anual “sano” que le corresponde a un país con el número de habitantes, empleo y renta per cápita como España. “Es un volumen que nos resulta cómodo, adecuado. No necesitamos más apoyo para crecer”, afirma Gerardo Pérez, presidente de la federación española de asociaciones de concesionarios Faconauto.

Pero que haya recuperado unos volúmenes normales, después de caer en los años de la crisis en un 57% hasta las 699.600 unidades, no quiere decir que no tenga capacidad de crecer más.

De hecho, el volumen máximo de matriculaciones se alcanzó en 2007, con 1,61 millones de unidades matriculadas, un 24% menos de lo que se comercializó el año pasado. Para los expertos en el sector, esa cifra estaba “inflada”, como el conjunto de la economía, y responde, al menos en un 15%, a las automatriculaciones que los concesionarios se realizaban para poder cumplir con los exigentes objetivos de venta de las marcas.

Pero incluso restando esta burbuja, “el mercado español aún tiene potencial para las nuevas matriculaciones”, explica Marco Toro, consejero director general de Nissan Iberia. Las estimaciones de la asociación española de fabricantes de vehículos Anfac apunta a que el mercado crecerá en 2018 “entre un 4% y un 5%, hasta los 1,26 millones de unidades comercializadas”.

Pero para Toro, el mercado español está “por debajo” de su potencial, con un ratio de 27 automóviles nuevos vendidos por cada 1.000 habitantes. “En países como Alemania o Inglaterra tienen un ratio de 47 automóviles por cada 1.000 habitantes”, apunta el directivo.

De hecho, tomando las matriculaciones y el volumen de ocupados que refleja la encuesta de población activa (EPA), se ve que, en 2007, se vendía un coche por cada 13 empleados. Hoy se entrega un vehículo por cada 16 ocupados. Hay un 24% menos de matriculaciones cuando solo hay un 8,8% menos de empleos que en 2007. Eso sí, faltan por recuperarse el 40% de los puestos de trabajo que se destruyeron durante la crisis, es decir, un millón y medio más.

El crecimiento de las matriculaciones no debe venir sustentado en una nueva burbuja que cargue contra la rentabilidad de los concesionarios, que cerraron el año pasado con un 1,8% de beneficio sobre ventas, sino en una renovación del parque automovilístico. Antes de la crisis, la edad media de los coches que circulaban por España era de ocho años mientras que, en 2017, la antigüedad media supera los 12 años. Los españoles aguantan más con su coche y compran vehículos de segunda mano de más de 10 años.

“En realidad, en términos de capacidad económica, la crisis no está superada del todo”, apuntan desde Anfac. “La intención de compra está ahí pero la gente aún no puede acceder a un nuevo vehículo con facilidad”, apuntan fuentes del sector. Y apoyan su tesis en el hecho de que el coche más vendido en el canal de particulares es el Dacia Sandero. “Los particulares quieren renovar su coche y, ante la imposibilidad de acceder a mayores prestaciones, optan por un vehículo económico”, explican. Lo mismo pasa con el mercado de segunda mano, en donde el 50% de las transacciones se refieren a vehículos de más de 10 años.

Antes de la crisis

El principal escollo es la temporalidad”, afirman desde el sector. Se están recuperando los volúmenes de empleo de antes de la crisis (con el objetivo, comunicada por la ministra de Empleo, Fátima Báñez, de recuperar los 20 millones de puestos de trabajo) pero la temporalidad también lleva creciendo desde 2012, representando más del 20% de los nuevos contratos. También ha crecido el porcentaje de contratos a tiempo parcial, que lleva desde 2012 rondando el 15%.

Por su parte, los salarios llevan registrando caídas o escaso crecimiento también desde 2012, estancados en el entorno medio de los 1.800 euros. La ministra de Empleo lleva meses reiterando que “es momento de que la recuperación se traslade a los salarios. Estos deben subir de forma compatible con la creación de empleo, que va a un ritmo de 500.000 empleos al año y el aumento de productividad”.

Sin embargo, el Ministerio de Economía considera prioritaria la creación de empleo sobre los salarios. “Tener o no tener empleo es la clave para decidir si se cambia el coche”, apuntan expertos del sector. Un plan de ayuda al achatarramiento de vehículos viejos también favorecería, en opinión del sector, que las economías más bajas pudieran acceder al cambio de automóvil y renovar así el parque.

Fuente: Cinco Días