La universidad, encargada de formar a los profesionales de mañana, está también formando a las nuevas generaciones en valores como la solidaridad y el compromiso por la mejora de la sociedad. Los resultados del V Estudio sobre voluntariado universitario, elaborado por la Fundación Mutua Madrileña, sitúan a la universidad como un actor fundamental en la promoción del voluntariado entre los jóvenes.

Durante el curso 2016-2017, las universidades participantes en el análisis, individualmente o en colaboración con ONG, desarrollaron 1.501 proyectos de voluntariado, que contaron con la colaboración de 22.644 alumnos de toda España. Asimismo, el 70% de las instituciones académicas consultadas reconocen haber impulsado más proyectos que el año anterior. “Cada vez tenemos mayor número de proyectos y además de toda España, que es lo ilusionante, que cada vez esté más diversificado”, señala Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña.

“Cada vez tenemos mayor número de proyectos y además de toda España”, señala Lorenzo Cooklin

En paralelo al estudio, la Fundación Mutua Madrileña lanzó hace cinco años los Premios al Voluntariado Universitario, “con dos objetivos: tanto reconocerlo como promoverlo”, destaca Cooklin. “Y ha funcionado fenomenal porque además de dar el reconocimiento damos unas ayudas económicas para el desarrollo de esos proyectos, que tienen que estar amparados o desarrollados bajo el paraguas de una entidad no lucrativa, tanto de dentro como fuera de España”, explica el director general de la fundación.

Los premios están dotados con 35.000 euros; 10.000 euros para el ganador y 5.000 euros para cada uno de los cinco finalistas. Este año el ganador ha sido Adopta un Abuelo, un proyecto intergeneracional que proporciona compañía a ancianos ingresados en residencias, con el objetivo de ayudar a paliar su soledad. Secunda Smile: acompañamiento a pacientes onco-hematológicos; Friday Revolution; Una voz para la parálisis cerebral; Sueños compartidos, y El primer centro materno-infantil de Ndara (Burundi) han sido los finalistas de la quinta edición, a la que se han presentado 92 iniciativas impulsadas por cerca de 2.600 alumnos de 83 universidades (79 españolas y 4 internacionales) y 91 ONG, que benefician de forma directa o indirecta a más de 600.000 personas.

“Casi todas las universidades tienen ya oficinas de voluntariado, donde se les propone a los alumnos que participen en iniciativas o bien se dedican a dinamizarlas ellos. Incluso en algunas de ellas participar en estos programas suponen créditos. Con muy buen acierto, las universidades creen que forma parte del desarrollo personal y profesional del estudiante”, comenta Cooklin.

El 75% de los voluntarios que participan en Adopta un Abuelo, el ganador este año, son universitarios, de un total de 400 voluntarios (tienen 6.000 más en lista de espera). En la actualidad está presente en 20 ciudades españolas, donde atiende 31 residencias de mayores. “El dinero del premio nos va a permitir abarcar todas las provincias de España y queremos expandir la iniciativa a 12 países”, remarca Alberto Cabanes, presidente y cofundador de la Asociación Adopta un Abuelo.

“La misión de los jóvenes es el acompañamiento a los mayores, para que estos pasen un rato divertido, se distraigan, que compartan conocimientos. Los mayores poseen mucha sabiduría y los jóvenes tienen también muchos conocimientos. Llevan savia fresca a la residencia”, señala Cabanes. El voluntariado se realiza en residencias, “por el mayor control que existe en estas. Hay recepcionistas, cámaras de vigilancia, técnicos auxiliares y demás. El siguiente paso es, obviamente, llegar a las casas particulares, que es donde está el grueso de la soledad”, afirma.

Lorenzo Cooklin remarca que los voluntarios que colaboran con estos programas en su etapa universitaria continúan con ellos durante su vida profesional. “Una vez que has probado el trabajo de cooperación y el ayudar a los demás es tan enriquecedor que es uno de los motivos por los que la gente sigue haciéndolo a lo largo de su vida profesional”.

Fuente: Cinco Días