Cuando las primeras fintech irrumpieron en el negocio financiero, no fueron pocas las voces de alarma que empezaron a advertir de que su modelo tecnológico iba a terminar desbancando a las entidades tradicionales tarde o temprano. Y, aunque el rumor no se convierta en hecho por muchas veces que se repita, esta preocupación no era del todo infundada.

Las startups tecnológicas financieras cuentan, debido a su idiosincrasia, con una serie de ventajas respecto a los gigantes bancarios que, en un primer momento, se presupusieron suficientes para acabar con ellos. Pero carecían de otras características imprescindibles para dominar el mercado. “Las startups tienen agilidad, capacidad de exploración y pivotaje y menos restricciones; la banca tiene fuerza, infraestructura, base de clientes y capacidad de despliegue”, resume Marisol Menéndez, responsable de innovación abierta de BBVA, quien rechaza la idea de que unos tengan que comerse a otros. “Si combinas ambos, puedes crear soluciones que puedan ayudar a mejorar la vida de las personas”.

Esta combinación, alcanzada mediante la colaboración entre ambos tipos de compañías, representa la apuesta más firme de las multinacionales financieras. Muchas optan por organizar concursos para startups como cebo para captar a las mejores y asociarse con ellas.

Menéndez es una de las impulsoras de esta tendencia. Está a cargo de Open Talent, una competición de fintech que organiza su banco desde hace diez años con el objetivo de captar emprendedores de todo el mundo que desarrollen soluciones que ayuden a transformar el mundo de la banca.

La idea es que todos salgan ganando: los clientes, las startups y, por supuesto, el propio banco. Aunque Menéndez prefiere ampliar el foco. “Hemos hecho ejercicios de design thinking para tomar impresiones de la gente que participa en el ecosistema —aceleradoras, inversores, emprendedores, universidades e instituciones públicas, además de las diferentes áreas de negocio del propio banco— para buscar el mayor valor para todos”, enumera.

Captura de la página web del concurso BBVA Open Talent

El premio: 50.000 euros para cada uno de los ganadores de sus tres categorías principales. La iniciativa ha recibido más de 6.000 solicitudes desde sus inicios y recibió startups de 77 países solo en su última convocatoria. “Empezamos con un proyecto enfocado en España, luego decidimos ampliarlo a Latinoamérica y, ahora, hemos apostado por darle un carácter más global”, confiesa.

BBVA fue la primera pero no la única entidad en ver en este formato una solución idónea para entablar un diálogo productivo con las fintech. Visa cuenta con el programa Everywhere Initiative, que funciona desde 2015 en EE UU, ha acogido a casi un millar de startups y el año pasado celebró su primera edición europea. Durante su presentación, el entonces vicepresidente de innovación de la compañía, Bill Gajda, afirmó que este tipo de competiciones “fomentan la innovación tecnológica, impulsan la aceptación de nuevos servicios financieros y promocionan una mayor comodidad a los consumidores”.

Por su parte, el banco Santander organizó el año pasado junto a la escuela de negocios The Valley un concurso a menor escala —65 participantes optando a un único premio de 10.000 euros—, pero de características similares: el Fintech Open Challenge.

En opinión de Arantxa Sasiambarrena, CEO de The Valley, este tipo de iniciativas ofrecen una oportunidad excelente para las startups porque consiguen una visibilidad insuperable que les abre oportunidades de negocio y alianzas. “Además, puede conseguir un alcance mediático que sería difícil obtener de forma individual”, añade.

Cartel promocional del Fintech Open Challenge

Y a los bancos les interesa potenciarlas por todo lo que les aportan. “Las grandes entidades se aprovechan de un conocimiento adicional del tejido de nuevas empresas pujantes, información sobre productos y servicios innovadores, aplicaciones reales de tendencias de mercado, así como procesos y metodologías ágiles que estas suelen emplear y poner en práctica de forma mucho más inmediata”, concluye.

Sin embargo, todos acaban poniendo el foco en el usuario como el mayor beneficiado de estas sinergias. Sasiambarrena reconoce que el cliente suele estar más avanzado en el uso de nuevas tecnologías que el propio sector. Explica que el reto que asumen las entidades mediante estos concursos es el de conseguir una adecuación entre sus actividades y aplicaciones y los productos financieros que los usuarios necesitan en su día a día.

Fuente: El País