La matriculación de vehículos en España evolucionó en 2019 mucho peor que la actividad económica, condenada a la desaceleración. Las ventas de turismos y todoterrenos cayeron un 4,8%, contracción que da la razón a los pesimistas vaticinios de fabricantes y concesionarios, según los datos oficiales de Ideauto publicados el jueves. Se trata de la primera reducción desde 2012, en la salida de la última crisis, y la peor antesala para un sector que necesita este año empezar a sacar resultados de su forzada apuesta por la electrificación de sus catálogos. Los particulares, responsables de la mitad del mercado, han huido de los puntos de venta. Especialmente afectados resultan los vehículos diésel, con un desplome en las ventas del 25,9%. 

Faconauto, la patronal de concesionarios, prevé que en 2020 las ventas continúen cayendo a un ritmo del 3%, mientras que Anfac, que aglutina a los fabricantes, estima unos datos similares.

2019 ha puesto fin a la senda ascendente de ventas que había protagonizado en España desde 2013 y cuyo punto álgido se registró en 2018, con 1,32 millones de vehículos vendidos, aunque aquel fue un año extraño: la entrada en vigor de la nueva normativa de emisiones (llamada WLTP por sus siglas en inglés) provocó que las marcas lanzaran promociones para librarse del mayor número de vehículos que estaban fuera de los nuevos estándares de contaminación. Aquella burbuja es la que, en parte, provocó que las estadísticas cayeran en 2019, hasta situarse en 1,258 millones de unidades.

Pero esa no es la única explicación de la caída de un mercado con síntomas de depresión. Los particulares han reducido un 11,6% las compras respecto a hace un año, por lo que las cifras globales de matriculaciones hubieran sido peores de no ser por las automatriculaciones hechas por fabricantes y concesionarios (coches que después se venden como de kilómetro 0) para no acumular existencias. Las empresas han aumentado un 3,1% las autocompras de coches (433.657), mientras que los alquiladores han aumentado la demanda un 0,2% (238.286).

Los fabricantes, unidos en la patronal Anfac, llevan meses denunciando mensajes procedentes de las Administraciones en los que se pone en tela de juicio el futuro de los coches de combustión interna -y en especial diésel- por sus niveles de emisiones contaminantes, mientras que defienden que las nuevas generaciones han reducido de forma considerable la polución. Pese a ello las estadísticas muestran un fuerte declive de las ventas de coches diésel: en el último año han caído un 25,9% y ya solo representan un 29% del conjunto de las ventas. Las versiones de gasolina, que aumentaron ventas en 2019 a un ritmo del 2,2%, representan un 58%.

La irrupción de los modelos impulsados por energías alternativas (los que utilizan gas, baterías o motorizaciones híbridas) continúa ganando protagonismo en el parque español a marchas forzadas: empezó el año con una cuota del 11% y lo acabó con un 13%. Los coches eléctricos son una muestra de las dudas que genera la nueva movilidad: crecieron un 64%, un porcentaje de crecimiento muy escandaloso pero que se explica por las bajísimas estadísticas de salida. Se matricularon 10.050 vehículos impulsados solo por baterías.

Fuente: El País