Con 229 tiendas repartidas por toda España y en torno a 1.000 empleados, la cadena de zapaterías MaryPaz está a punto de tener que echar la trapa. El fondo Black Toro Capital —que ya las rescató en 2016— ha solicitado el segundo concurso de acreedores en tres años de esta compañía andaluza, fundada en los años 70, y dedicada a la venta de calzado low cost. El primer accionista aduce no poder hacer frente a sus necesidades de circulante, que cifra en 15 millones de euros, para pagar a proveedores.

MaryPaz ya pasó por un concurso en 2016, cuando la compañía estaba aún controlada por la familia Aguaded, que aún retiene una participación minoritaria. Black Toro, tras inyectar 30 millones, consiguió alcanzar un acuerdo refrendado por la mayoría de los acreedores, que eran dueños de una deuda que alcanzaba los 100 millones de euros y aceptaron una quita parcial.

Las partes pactaron a cambio un calendario de amortización de este pasivo, que terminaba a finales de este año. Pero el fondo pilotado por Ramón Betolaza ya ha invocado el artículo 5 bis de la ley concursal. A diferencia de otros procesos de este tipo, la compañía no tendrá el periodo de gracia para negociar con los acreedores que prevé la ley (el preconcurso de acreedores) y buscar fórmulas para pactar con los acreedores una salida. Volver al concurso supone, de facto, incumplir ese pacto de 2016 al no haber amortizado aún 7,5 millones de deuda con los que la compañía contaba a cierre de septiembre. La ley establece que incumplir un convenio con los acreedores supone que la compañía entre, directamente, en fase de liquidación.

CaixaBank, Sabadell y Bankia son los principales bancos acreedores. La compañía cuenta además con 1,5 millones de euros de deuda con proveedores, 37.000 euros con sus propios empleados y 1,6 millones clasificados como «otros acreedores», según figura en las cuentas de 2018, consultadas a través de InsightView.

Free Flying Systems, la compañía matriz de esta cadena de zapaterías, cerró el ejercicio pasado con un beneficio de 503.301 euros, ligeramente superior a los 430.923 euros con los que cerró en 2017. Las ventas, por su parte, alcanzaron los 34,91 millones y gastó 44,81 millones en comprar mercancía.

Black Toro trató de buscar una inyección de capital que permitiese a la compañía sobrevivir, una vez que constató que las líneas de financiación con los bancos estaban cerradas. Fuentes del fondo indican que durante el verano trataron de buscar inversores que se salvasen la compañía. Pese a tener conversaciones avanzadas con un fondo extranjero, no llegaron a rubricar un acuerdo.

En 2017, en cambio, el fondo sí decidió rescatar la compañía. Suscribió un préstamo participativo, de 19,47 millones, para que MaryPaz pudiese adquirir la mercancía suficiente para tener sus estantes llenos en la temporada de otoño-invierno de ese año. El crédito vence en 2022 y tiene un interés de entre el 5% y el 10%. 

Fuente: Cinco Días