Los platos preparados listos para llevar y consumir son la tendencia más en boga en el sector de los supermercados. Las cadena alemana Lidl, cuarta en España por cuota de mercado, se ha apuntado también a esta tendencia, que ya abrazaron hace tiempo Carrefour, Dia, El Corte Inglés o, más recientemente, Mercadona, con sus secciones de comida para llevar. La apuesta de Lidl es aún tímida, en prueba, con pocas referencias y en pocas tiendas, aunque con la idea de extenderlo si los resultados convencen.

La cadena alemana ha presentado este jueves a los medios los 14 platos (ocho calientes y seis fríos) de la gama “Listo para comer” que ha probado durante el último año en cuatro centros de Madrid (Alcorcón, Coslada, García Noblejas y Hacienda de Pavones) y que conforman por el momento su oferta de comida para llevar a precios de entre 1,19 y 2,99 euros. La idea es que todas las nuevas aperturas, alrededor de 30 en 2020, un ritmo similar a años anteriores, cuenten ya con esta oferta y se vaya extendiendo paulatinamente al resto de tiendas (tiene actualmente 580), según los responsables de la empresa. También se estudiarán paulatinamente cambios y ampliaciones en la oferta, según David Domene, responsable de este lanzamiento, que ha admitido la “humildad” de la apuesta.

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La oferta de productos calientes incluye pollo asado, hamburguesas, nuggets y alitas de pollo y wraps (fajitas), entre estas últimas de contenido íntegramente vegetal. Las seis referencias frías (para calentar a la hora de consumir) son macarrones, risotto de setas, paella, albóndigas, ensaladilla rusa y croquetas de jamón, todos ellos servidos por un proveedor de Barcelona.

Los platos calientes ocuparán un espacio junto a la sección de panadería, donde se encuentran los hornos donde se cuece el pan y donde se pueden calentar. Se exponen en unos estantes del mismo formato que los del pan, pero con placas calientes, entre 55 y 95 grados, para mantener el plato listo para consumir. Estos productos, que se renuevan dos veces al día, a las 12.30 y a las 18.00, y pasan cuatro horas en esos expositores; si no se consumen, son desechados. “Planificamos con cuidado porque nos duele en el alma el desperdicio de alimentos”, ha comentado Domenech.

Según Domenez, la cadena alemana de supermercados entra en esta categoría de productos “a la Lidl, es decir, manteniendo la filosofía de simplicidad, practicidad y una relación calidad-precio excepcional”. Es por ello que los productos se ofertan envasados, sin necesidad de personal que los sirva, lo que supone un ahorro de costes.

Fuente: El País