En 1945, Andreani era el apellido de un transportista de Casilda, un pueblo de Santa Fe (Argentina) desde el que partía todos los días con su camión hacia Rosario, la capital provincial. El negocio de la familia creció a lo largo de siete décadas y su nombre se transformó en una marca que los argentinos ven a diario en unos 1.900 mensajeros y distribuidores de paquetes en los cerca de 1.300 vehículos que circulan en todas las carreteras. En 2017, la empresa aceleró su expansión. Además de inaugurar una nueva central de distribución en las afueras de Buenos Aires, en la que invirtió unos 40 millones de dólares, Andreani duplicó la capacidad de su mayor central de operaciones en Brasil, adonde llegó en 2001, y acaba de concretar una alianza para desembarcar en Uruguay. Con una facturación cercana a los 400 millones de dólares en 2016 y 5.500 empleados, es la firma líder en logística de Argentina.

100%

es el total de las acciones del grupo que posee Oscar Andreani, hijo del fundador y actual presidente.

400

millones de dólares fue la facturación en 2016.

1.259

es la cantidad de vehículos de distinto tipo con los que cuenta la empresa.

698.000

metros cuadrados es la superficie que abarcan sus centrales de almacenamiento y distribución.

5.500

son los empleados que tiene entre Argentina y Brasil..

48

millones de envíos son los que procesa la firma en un año.

En las oficinas principales de Buenos Aires, con vistas al nuevo centro de distribución de casi 80.000 metros cuadrados, el consejero delegado, Carlos Cirimelo, explica los motivos del nuevo salto de Andreani al exterior. La decisión de invertir al otro lado del Río de la Plata, donde el mercado es pequeño, se debió a la posición estratégica del país vecino en términos logísticos. «El puerto de Montevideo es un gran punto de entrada para productos que van a países como Brasil, Paraguay y Argentina. Estar ahí es una manera de consolidar nuestra oferta para las multinacionales que tenemos como clientes», afirma.

El servicio a las multinacionales y grandes compañías es el corazón del negocio de Andreani, que en sus orígenes estaba centrado en el transporte de carga, al que sumó la actividad postal a principios de los ochenta. Desde hace más de dos décadas se definen, en cambio, como una empresa de soluciones logísticas que gestiona los inventarios de empresas de gran tamaño. Entre sus clientes destacan los del sector farmacéutico. «La primera tercerización [subcontratación] logística de la industria de los medicamentos en todo el mundo la hizo Roche cuando le dio a Andreani sus productos para que los almacene, los prepare y los distribuya en todas las droguerías del país. El 60% de los productos farmacéuticos con receta de Argentina hoy están en nuestros depósitos», asegura Cirimelo.

La empresa nacida en Casilda es también clave en la logística de sectores como el de tecnología, telefonía, banca, maquinarias y herramientas, a pesar de que solo el farmacéutico representa el 30% de la facturación. En Andrea­ni consideran que su alta exposición a los laboratorios es una fortaleza, ya que el rubro de la salud es poco vulnerable a los altibajos de la economía, lo que les asegura cierta estabilidad ante las crisis. «No estamos en los sectores más sensibles a las caídas de actividad, como el de la distribución para supermercados», explica el consejero delegado.

Negocios en São Paulo

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Llegaron a Brasil en 2002 de la mano de la empresa de telefonía Nextel, que primero fue su cliente en Argentina. Pero la apuesta fuerte en el país vecino comenzó hace cinco años, cuando las multinacionales farmacéuticas que operaban con Andreani en Argentina aceptaron contratar sus servicios al otro lado de la frontera. «Vimos una gran oportunidad porque en Brasil no existían integradores logísticos con el foco en ese segmento. En 2013 inauguramos la primera planta especializada en São Paulo y en cinco años hemos crecido mucho», afirma Cirimelo. En su primer mercado internacional, Andreani cuenta con cinco centrales logísticas y su red de distribución llega a todas las grandes ciudades. En 2017 ampliaron de 13.000 a 26.000 metros cuadrados su planta de operaciones farmacéuticas en São Paulo, una obra en la que invirtieron cerca de cinco millones de dólares.

En Argentina, la nueva «central inteligente» de transferencia de cargas que inauguraron recientemente puede procesar 4.500 bultos por hora y 180 palés que se canalizan hacia 68 bocas. Se trata de un nodo con un alto grado de automatización que organiza la red de distribución en todo el país y que emplea a 500 personas. «Fue concebida para alcanzar una mayor productividad en la gestión de los flujos físicos e informáticos, con tecnología que pesa y clasifica los paquetes por destino, permite la trazabilidad en toda la cadena y la optimización de los tiempos», explica el primer ejecutivo.

Detrás de muchas de las tecnologías que incorporan está la unidad de desarrollo de sistemas de la propia empresa. Cuenta Cirimelo que se trata de un equipo de 120 personas que tiene una función clave para el negocio. La mejora de los procesos para aumentar la eficiencia son inversiones indispensables en un país con altos costes logísticos. Los informes de la Asociación Latinoamericana de Logística, que reúne a distintas cámaras y asociaciones nacionales, ubican a Argentina como uno de los países con los precios en dólares más altos de la región en esta materia, calculados a partir de indicadores como el combustible y los salarios de chóferes. El más reciente los estima un 24% superiores a los de Brasil, un 47% por encima de los de México y un 70% más altos que en Ecuador.

Adaptarse a los nuevos tiempos, como ocurrió ante el declive del correo y la reorientación hacia la logística, es otro principio clave. Las entregas domiciliarias (de cartas y paquetes) hoy representan alrededor del 35% de la facturación, pero tienen un gran potencial ante el crecimiento del comercio electrónico. También en ese campo Andreani dio un gran paso este año al sellar un acuerdo para entrar en el negocio del envío de los productos de Mercadolibre, el mayor portal de comercio electrónico de América Latina.

Fuente: El País