Cada vez más autoridades elevan su voz ante el riesgo que ven en el bitcoin y otras criptomonedas. Si el lunes el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, alertó a los inversores no especializados sobre unos activos que operan en un mercado no regulado con una alta volatilidad, el martes ha sido el Banco Internacional de Pagos el que ha seguido por el mismo camino.

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“Por mucho que se ideara como un sistema de pagos alternativo sin intervención gubernamental, en la práctica se ha convertido en una mezcla de burbuja, fraude de esquema Ponzi y desastre medioambiental”, ha asegurado en un discurso Agustín Carstens, director general del organismo que coordina los bancos centrales.

El Banco Internacional de Pagos (BIS, por sus siglas en inglés) ve riesgos importantes y piden a Gobiernos y / o reguladores una actuación inmediata. “Las autoridades deben estar preparadas para tomar medidas contra la propagación de criptomonedas con el fin de proteger a consumidores e inversores”, añadió Carstens en su discurso en torno al papel del dinero en la era digital y al de los bancos centrales.

Fruto de la crisis de 2008, el bitcoin nació como parte de una ideología libertaria que desconfiaba profundamente en las autoridades centralizadas como los bancos centrales, responsables de velar por la estabilidad de las divisas. Precisamente este punto clave del bitcoin es, según el responsable del BIS, su gran debilidad. Según Carstens, para preservar el valor del dinero, “este debe estar respaldado por instituciones que rindan cuentas ante los ciudadanos y gocen de su confianza”. Es aquí donde el organismo responsable de coordinar a los bancos centrales destaca la importancia de estos. “El ascenso meteórico de las criptomonedas no debe hacernos olvidar la importancia del papel de los bancos centrales como guardianes de esta confianza pública”, añadió Carstens en una conferencia organizada en Fráncfort (Alemania) por SAFE, el Center for Financial Studies y el Bundesbank.

El BIS explica los riesgos inherentes al bitcoin por un conjunto de factores como sus profundas oscilaciones de valor, sus elevados costes de transacción y la falta de protección para consumidores e inversores. “Las criptomonedas no son seguras ni adecuadas para desempeñar las funciones del dinero como medio de pago compartido, reserva de valor y unidad de cuenta, insistió el director general del organismo. Además, Carstens pidió a bancos centrales y autoridades financieras que presten atención a los vínculos entre divisas digitales y monedas tradicionales, “para evitar que se conviertan en parásitos de la infraestructura institucional del sistema financiero en su conjunto”.

Los problemas se le acumulan al bitcoin. A una pérdida de más del 65% de su cotización desde los máximos alcanzados el pasado mes de septiembre se unen la presión regulatoria de países como China, Corea del Sur o Japón o las trabas que distintas entidades financieras están poniendo a su comercialización.

¿Es este proceso el estallido de una burbuja hinchada en la segunda mitad de 2017 o tan solo un ajuste y una vuelta a una pauta de normalidad? Responde en un correo electrónico Michael Collins, consejero delegado de GN Compass, una empresa de préstamos que usa criptomonedas y la tecnología blockchain. “El mundo del bitcoin tendrá que repensar su estrategia e idear una forma de apoyo a la moneda. Creo que después de las regulaciones que se están poniendo en marcha habrá más fe en la criptodivisa y el precio volverá a subir. Lo que está viviendo este mundo son tan solo por problemas típicos de un momento de crecimiento”, concluye Collins.

Fuente: El País