Los créditos suelen clasificarse en cuatro tipos: uno es el normal; otro es el que está en vigilancia especial porque ha aumentado su riesgo, ya sea por su deuda, por los malos resultados, por mora de más de 30 días u otros motivos. En tercer lugar, en un grado superior de riesgo se sitúa el dudoso, que puede entrar por impago de más de 90 días o por pérdidas continuadas, retrasos generalizados, refinanciaciones y otras dudas sobre sus posibilidades de pago. Y en el último estadio se encuentra el fallido, aquel considerado irrecuperable y que se retira del balance cuando ya ha sido completamente provisionado tras haber estado como moroso al menos dos años.

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Hasta ahora, los créditos normales tenían por prudencia una pequeña provisión o pérdida ya apuntada en el balance de los bancos. Esta cobertura aumentaba en el caso de la vigilancia especial, por presentar un mayor riesgo. Y en el supuesto de un préstamo dudoso, tenía que dotarse según el tipo de crédito y según iba aumentando el tiempo de morosidad hasta cubrirse por completo en un plazo de 21 meses desde el primer impago.

Bajo la nueva normativa que entra en vigor el 1 de enero, cambia la forma de elaborarse estas coberturas. Los créditos normales tienen que incorporar la posibilidad de que generen una pérdida en los próximos doce meses. Y los de vigilancia especial y los morosos tienen que contemplar la probabilidad de una pérdida y su cuantía durante toda la vida del crédito. En el caso de los normales y los dudosos, no se modificarán mucho las cantidades que hay que dotar para cumplir con los requisitos legales de provisiones. Pero para los créditos en vigilancia especial esto significa que tendrán que elevarse bastante las coberturas.

Un 13% de provisiones extra

Según las encuestas de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), esta normativa se traducirá en un incremento de provisiones del 13% de media en la gran banca europea. Estas dotaciones tendrán que hacerse disminuyendo las reservas en el momento de entrar en vigor. Los niveles de capital se deteriorarán. Según la EBA, unos 45 puntos básicos en promedio. Es decir, los bancos perderán un 10% de los requisitos de capital de calidad. Como estas ratios de capital se calculan sobre activos ponderados por riesgo, en principio provocaría que los bancos tengan que o bien recabar más capital del mercado o bien reducir sus activos de riesgo, es decir, su crédito. No obstante, con el fin de evitarlo la regulación concede un periodo de cinco años para que esa pérdida de reservas se vaya trasladando a los niveles de capital regulatorio. Y eso debería suavizar mucho el golpe.

«Aunque hay algún banco de inversión que calcula algo más, el impacto esperado es poco en España», resalta el analista financiero Carmelo Tajadura. Fuentes del Banco de España creen que es asumible y que puede estar en línea con la previsión que ha anticipado la EBA. En los créditos pequeños se calcularán las provisiones en grupos. Y en los préstamos grandes, básicamente los superiores a los tres millones de euros, se mirará uno por uno.

Los bancos grandes podrán calcular sus pérdidas esperadas con modelos estadísticos propios hechos en función del comportamiento que hayan tenido sus distintos tipos de carteras de crédito. Para asegurar la calidad de estos modelos, el Banco de España explica que lo supervisará, lo comparará con un calendario de provisiones alternativo que ha ideado para las entidades pequeñas y lo cotejará con las medias que resulten. Además, las entidades tendrán que abordar un backtesting, esto es, una comprobación de cómo se han comportado realmente esos modelos. «En el fondo se trata de dar un valoración más fiel reflejando toda la información disponible», explica Rubén Manso, inspector del Banco de España en excedencia y socio fundador de Mansolivar.

Presiones del BCE

Este nuevo modelo recibe, no obstante, dos críticas: una que es procíclico. O lo que es lo mismo: al empeorar la economía, enseguida obligará a reflejar eso y elevar más las provisiones, retroalimentando la tendencia negativa. Por otro, incluso si el Banco de España lo supervisa, los analistas apuntan que puede haber algún grado de arbitrariedad en los modelos de los grandes bancos. Quizás por eso, el BCE está presionando para que haya además un calendario fijo por el que todos los créditos dudosos sean provisionados al 100%. Los italianos han recurrido al Parlamento Europeo para detener esa iniciativa alegando que el eurobanco se extralimita al hacer regulación financiera y no supervisión. Y el BCE ha contestado que en cualquier caso publicará cómo siguen este calendario las entidades. Lo que elevará la presión del mercado para hacerlo igualmente.

A partir del 1 de enero, todas las provisiones se cargarán contra la cuenta de pérdidas y ganancias como ya se hacía antes. Pero al dotar más para los de vigilancia especial se producirá una cierta corrección de los dividendos. En general, fuentes del Banco de España señalan que un banco más sano requiere más capital, y que ese capital hay que retribuirlo, lo que significa a su vez que subirá el margen de intermediación trasladando el coste de esta normativa a los clientes. «No deja de ser un incremento de exigencias de solvencia que afectará negativamente a la concesión de crédito al sector privado», explica Manso. No obstante, esta restricción sucederá en un contexto en el que los tipos están bajos y en el que el proceso de desendeudamiento prosigue, por lo que lo que, según el Banco de España, el impacto no será tan grave.

Fuente: El País