«Somos críticos con nosotros mismos y los errores están para aprender, por tanto, sacaremos las conclusiones adecuadas”. Este mea culpa, recogido en la última carta enviada a sus clientes, no es habitual en Francisco García Paramés. Quien asume sin empacho el calificativo del “Warren Buffett español”, ve cómo sus dos principales fondos arrastran fuertes minusvalías en lo que va de año. El valor liquidativo de Cobas Iberia cae un 7,94% desde enero y el de Cobas Internacional un 15,66%, según los datos de Morningstar hasta el jueves pasado.

“La volatilidad es nuestra amiga y las caídas en los mercados deben considerarse como aportunidades”, destaca Paramés en la misiva en un intento de insuflar ánimo a los partícipes. A la espera de que esas oportunidades se concreten, los fondos de Cobas penan en gran medida por dos apuestas fallidas: el que invierte en España y Portugal carga con la crisis de Duro Felguera, y el global se ve penalizado por su alta exposición a la suiza Aryzta. Esta última compañía, dedicada a la fabricación de pan congelado para marcas como McDonald’s y Burger King, va a ejecutar una ampliación de capital por valor de 800 millones que Cobas trató de frenar en la junta pero perdió la votación por estrecho margen.

“Siempre hemos dicho que no somos activistas y que solo invertimos en empresas bien gestionadas en las que hay poco que cambiar. Sin embargo, hay algunas excepciones, como cuando se produce una operación manifiestamente injusta”, indican desde la gestora. Aunque acudirán a la ampliación de capital porque siguen confiando en el potencial de Aryzta, en Cobas reconocen que han sacado dos grandes aprendizajes de esta inversión. La primera es confiar en un equipo gestor con poca participación en el accionariado. “Pensábamos que la presencia de Gary McGann [presidente de Aryzta] limitaba el riesgo de no contar con una familia como accionista. No ha sido así”. La otra lección es que la deuda de una compañía no es en principio un problema, pero una concatenación de circunstancias adversas “puede hacer que lo sea”.

Mentor y discípulos

Paramés es considerado el padre del value investing en España. Esta estrategia, en líneas generales, consiste en ignorar cómo puede afectar la economía y la geopolítica a la Bolsa y peinar el mercado en busca de compañías olvidadas por el resto de inversores por diferentes motivos, y por lo tanto más baratas, pero cuyo modelo de negocio conserva intacto su potencial. Ese perfil de buscador de pepitas de oro en el desierto confiere a los profesionales que practican esta filosofía un aura de gurú, de estrella de carne y hueso en un negocio cada vez más dominado por las máquinas. Discípulos de Paramés, o autodidactas, lo cierto es que en los últimos dos años la industria española de fondos ha visto florecer un nutrido grupo de fervientes creyentes del value investing. Y todos ellos tienen este año algo en común: las caídas de sus fondos.

Cuando Paramés dejó de forma abrupta Bestinver, enfrentado con la familia Entrecanales, la gestora fichó a Beltrán de la Lastra para sustituirle. Desde su llegada a la mayor firma independiente española, el exgestor de JP Morgan AM presenta un gran historial (subida acumulada superior al 40%), pero este año su fondo de Bolsa española cede un 5,09%, y el internacional un 6,27%, según Morningstar. “Estamos muy tranquilos ya que contamos con el respaldo de los clientes. Lo que nos obsesiona es evitar la pérdida permanente de capital, no minimizar la volatilidad, un factor que en el futuro se incrementará por la normalización de las políticas monetarias de los bancos centrales”, explica en conversación telefónica.

De la Lastra cree que lo importante es estar invertido en buenos negocios y tener una visión a largo plazo en renta variable. En Bestinver han aprovechado las recientes caídas del mercado para entrar en valores castigados a buen precio: la liquidez en cartera ha pasado de representar el 18% del patrimonio al 9%. “Así como en el sector de consumo cuesta encontrar empresas atractivas a buenos precios, en los valores industriales empiezan a surgir oportunidades interesantes”, añade.

Las caídas en los fondos de los gestores estrella españoles no son, ni mucho menos una excepción. En lo que va de año más del 90% de los productos comercializados en España registran minusvalías. Además, están en línea con lo que se deja la renta variable en 2018 (el Ibex 35 retrocede más del 9,5%). Sin embargo, a estos profesionales bien por su proyección mediática e historial, bien por las comisiones que cobran (por lo general muy por encima de la media) siempre se les mira con lupa. En este sentido, otra de las gestoras donde se posan todas las miradas es AzValor Asset Management, la firma que fundaron los colaboradores de Paramés cuando también dejaron Bestinver. En lo que va de año Azvalor sufre pérdidas del 11,25% en su fondo nacional y del 0,72% en su vehículo de inversión internacional.

“La inversión value es algo tan sencillo como comprar un activo por menos de lo que vale. Esta idea aparentemente tan fácil no lo es tanto en la práctica, pues para comprar a buen precio a menudo es necesario adquirir lo que ha caído. Pero las caídas no son caprichosas, los inversores huyen de esos activos porque sufren de alguna adversidad”, explica en la última carta trimestras Fernando Bernad, codirector de inversiones junto con Álvaro Guzmán de Lázaro. “No queremos decir con ello que haya que abrazar cualquier activo atravesando problemas, pero la inversion value requiere a menudo invertir a contracorriente, sentirse solo y, sobre todo, sentirse solo frente al riesgo de equivocarse (que es doblemente aterrador”, añade Bernard.

Apuesta de riesgo

La cartera del fondo internacional, recuerdan en Azvalor, es un buen ejemplo de invertir en activos “incómodos” ya que las compañías que lo compone han caído de media un 60% desde sus máximos anteriores, alcanzados entre 2011 y 2014. “Nuestro análisis indica que el futuro de estas empresas es, sin embargo, mucho más alentador de lo que refleja su cotización. Si acertamos en el análisis, las rentabilidades serán claramente superiores a las del mercado”, subraya Bernad.

La cuarta gran referencia del value investing en España es Iván Martín, director de inversiones de Magallanes. Es el que menos mal sale en la foto ya que su fondo nacional cae un 0,4% y el europeo un 6,07%. “No es fácil ser un inversor value, ya que suele conllevar una actitud diferente a la del resto, la mayor parte del tiempo. Defender una postura disonante es aún más complicado cuando, temporalmente, el mercado no está de tu lado. Pero la experiencia nos dice que, en esta situaciones es cuando se generan algunas de las mejores ideas de inversión a futuro”, destaca Martín. Al igual de De la Lastra, el gestor de Magallanes cree es un momento óptimo para ganar exposición al sector industrial. “Más concretamente en el del automóvil, con el aumento del peso en nuestra cartera de Porsche y Renault, castigados por la guerra arancelaria”, añade.

Fuente: El País