Cuando realmente aprendes medicina es cuando puedes ver, tocar, y explorar el cuerpo del paciente”, explica María Eugenia Rubias, estudiante de segundo de medicina de la Universidad de Navarra. Esta afirmación, que suena lógica, no lo es tanto cuando se habla de la enseñanza quirúrgica. Poder “ver, tocar y explorar el cuerpo del paciente” no es sencillo si hablamos del cerebro. Cuando los estudiantes de medicina se enfrentan por primera vez a este órgano, tienen que hacer un doble esfuerzo. De un lado, memorizar todas y cada una de sus partes, con sus consecuentes particularidades. De otro, imaginar las imágenes de sus libros en tres dimensiones para tener una visión completa de lo que se encontrarán en un quirófano en el futuro.

Para poner solución a este problema, la empresa navarra TedCas ha creado un software basado en modelos holográficos controlados por voz. El sistema permite a los aprendices ver el cerebro en tres dimensiones y navegar a través de él, adentrándose en sus lóbulos, viendo sus tejidos y manipulando sus diferentes cortes, lo que supone un salto de calidad en la enseñanza de la anatomía, que hasta el momento se sirve de cadáveres para practicar. “Nos percatamos de que había un gran vacío en la formación quirúrgica de los futuros médicos, porque por el momento solo pueden ensayar las técnicas en simuladores 2D que no dan una visión completa y que además ofrecen una formación bastante anticuada”, explica Jesús Pérez Llanos, responsable de proyectos de TedCas.

MÁS INFORMACIÓN

Los primeros estudiantes de medicina que han podido probar esta nueva tecnología son los asistentes al JOICE, un congreso de cirugía interactiva para estudiantes que se celebró a principios de febrero en la Universidad de Navarra. “Poder utilizar esta clase de software en primero o segundo supone un salto exponencial, ya que estamos viendo cosas que de otra manera no aprenderíamos hasta quinto de carrera”, explica Rubias. Uno de los problemas que destaca esta estudiante es que en la enseñanza quirúrgica “se dan muchos conocimientos teóricos para saber cómo son los procedimientos, pero no se realiza tanta practica como a lo mejor se debería y llegamos a la residencia sin mucha experiencia”.

  • No más cadáveres

Sonia Tejada, profesora de la Universidad de Navarra y neurocirujana en la clínica dependiente de esta entidad, asegura que el hecho de poder estar viendo el cerebro en 3D justo cuando estás comenzando a aprender su anatomía facilita mucho la comprensión de determinadas patologías, especialmente en personas sin mucha experiencia en la interpretación de imágenes. Según su opinión como docente, “la aplicación de esta clase de tecnologías en las aulas hará que los futuros médicos avancen mucho más rápido y puedan pasar antes a interiorizar los movimientos procedimentales que se llevan a cabo en un quirófano”.

Esta preparación es uno de los pilares básicos para el correcto desarrollo posterior de la medicina. Rubias admite que los estudiantes de cirugía aprenden muchas técnicas de manera teórica, pero en muchas ocasiones no llegan a ponerlas en práctica hasta que no terminan la carrera, lo que supone que no tengan toda la experiencia que deberían en el campo quirúrgico. Tejada coincide en este punto y admite que los residentes “llegan muy verdes”.

Parte de esta inexperiencia podría deberse, según Tejada, al elevado coste que tienen las prácticas quirúrgicas en la actualidad, ya que para que un estudiante pueda aprender un determinado procedimiento tiene que practicar una y otra vez sobre varios cadáveres. Para que esto fuera posible, la universidad debería tener un depósito casi ilimitado, a lo que hay que sumar el mantenimiento de las salas de autopsias, el personal necesario para su vigilancia y su conservación. “Con tener unas cuantas gafas Hololens con este programa, los estudiantes podrán practicar una y otra vez hasta interiorizar a la perfección los movimientos a coste prácticamente cero para la universidad”, concluye Tejada.

  • Un apoyo a los quirófanos

Por el momento, la aplicación de esta clase de tecnologías en los centros hospitalarios está en fase beta. Con lo que sí que cuentan algunos hospitales españoles, entre ellos el Centro Hospitalario Universitario Lucus Augusti, en Lugo, es con un sistema que genera modelos 3D que se reproducen en pantallas de ordenador a partir de las pruebas de los pacientes. No permite una navegación tan sencilla como en las reproducciones holográficas y para poder visualizar los resultados hay que instalar pantallas en los quirófanos, por lo que la idea de TedCas parece mejor.

Tan solo el hospital Gregorio Marañón ha acogido una experiencia piloto, amparada por la empresa Exovite, similar a la que se ha presentado en la Universidad de Navarra. En ambos casos, los facultativos se sirven de unas gafas Hololens para poder vislumbrar los modelos en 3D de los órganos y navegar a través de ellos con sencillos movimientos de manos. Además, estas gafas no solo realizan proyecciones en 3D de diferentes órganos, sino que son capaces de tomar todas las pruebas de imagen que se le realizan a un paciente y proyectar el cerebro, el corazón o el riñón. Los doctores podrían preparar cirugías personalizadas y estudiar cómo actuar en cada uno de los casos teniendo en cuenta las particularidades del órgano que van a intervenir, lo que haría a los médicos ganar precisión y acortar los tiempos de intervención, lo que reduce los riesgos quirúrgicos.

La importancia del control por voz

Cada cerebro, corazón o riñón tiene una serie de características que lo hacen único. Y, en el caso de órganos con determinadas patologías, esas singularidades se acentúan. Conocer las ramificaciones de un tumor, a qué vasos sanguíneos afecta o dónde está situado exactamente es primordial a la hora de preparar la técnica a utilizar en el quirófano e interiorizar los movimientos exactos que se han de hacer. Para que esta preparación sea lo más precisa posible, el sistema de TedCas recoge todas las pruebas de imagen que se le hacen al paciente (TAC, resonancias, contrastes…) y las procesa para crear un modelo en tres dimensiones del órgano exactamente igual al del paciente. “Nuestro software carga todas las imágenes del estudio previo y crea un modelo exacto en tres dimensiones que se puede ver gracias a las gafas Hololens. Es como si tuvieras al paciente abierto delante de ti”, comenta Pérez Llanos. “Sabes exactamente dónde está todo, con la ventaja de que gracias a las gafas puedes navegar por el interior del cerebro usando los comandos de voz y superponer las diferentes pruebas como pueden ser los contrastes para ver claramente qué vasos sanguíneos toca, y poder preparar la vía de acceso sin tener que abrir al paciente”, añade.

La novedad de poder controlar los modelos holográficos en 3D mediante la voz supone un avance cualitativo sobre todo en el control del campo estéril que es el quirófano. “Al poder hablarle a la máquina para que nos muestre las diferentes pruebas previas que se le hace al paciente evitamos, por ejemplo, que haya una enfermera itinerante que no esté aséptica, como ocurre hoy en día”, apunta Pérez Llanos.

Fuente: El País