El economista Dani Rodrik ha publicado un artículo donde elabora series históricas y llega a la conclusión de que tras un periodo de globalización y revolución tecnológica le sigue un periodo de proteccionismo. Esto supondría que Trump, Le Pen, Brexit, serían una normalidad histórica. Todos tienen causas locales pero comparten un virus global.

En España el fenómeno comenzó con Podemos en 2014 y ahora la extrema derecha ha vuelto a un Parlamento. Podemos se asoció a la crisis económica. Vox comienza a subir en las encuestas desde la moción de censura de mayo que permitió a Pedro Sánchez llegar a La Moncloa con el apoyo de los independentistas catalanes. Pero sin análisis global no es posible explicar el fenómeno. La ventaja de llegar tarde es que conocemos la dinámica de fenómenos similares en otros países europeos.

El programa electoral de Vox es simple y directo a las emociones, y sabemos que en otros países ha sido muy efectivo. Colectivos potenciales son los hombres obreros fuera de los grandes centros urbanos y los jóvenes. Ambos colectivos son los perdedores de la globalización y la crisis. La uberización y la robotización inventada por el Silicon Valley provoca miedo a perder el empleo y es un caldo de cultivo del proteccionismo. Y los jóvenes en España son los que más han sufrido la crisis con menos empleo, salarios precarios, subidas de precios de las matrículas universitarias, etcétera.

El problema de soluciones simples a problemas complejos es la realidad que con el tiempo es implacable. Las propuestas económicas de Vox se centran en temas fiscales sin un plan económico para afrontar los retos futuros. Prometen mejorar las pensiones y los subsidios a colectivos más vulnerables y una intensa bajada del impuesto sobre la renta, lo cual lo aceptarían la mayoría de españoles.

La duda es ¿quién lo paga? Vox propone recortar principalmente eliminando las comunidades autónomas. Para eliminar las autonomías hace falta reformar la Constitución, algo poco probable que consiga Vox. Y si lo consiguieran comprobarían que la mayor parte del gasto público son sueldos de funcionarios principalmente en sanidad y en educación, y el gasto se mantendría.

España tiene 1,2 billones de deuda pública y 20.000 millones de euros de déficit. Rebajas de impuestos y recortes de gasto no realistas supondría aumentar el déficit y la deuda pública en unos 50.000 millones, lo cual supondría más que triplicar el déficit actual. Supondría aumentar la prima de riesgo. Implicaría pedir otro rescate a nuestros socios europeos. E incrementaría más el pago en intereses, subidas de impuestos y recortes en sanidad y educación como hizo Rajoy en 2012. La misma historia de Alexis Tsipras en Grecia en 2015 y Mateo Salvini en Italia ahora.

Lo que tienen que explicar los líderes de Vox es ¿cómo pagarían las pensiones y los sueldos de los funcionarios en ese escenario? El cabreo es comprensible, pero todo es susceptible de empeorar. La paradoja es que la crisis se generó en la burbuja inmobiliaria con José María Aznar y los ideólogos de Vox iniciaron su carrera política con él en FAES y en La Moncloa.

Fuente: El País