Sirven para controlar tu actividad física, para decirte si duermes bien, para recordarte que te mantengas hidratado y ahora también para resolver asesinatos. Los relojes inteligenes y las pulseras de actividad como Garmin y Fitbit ya se han utilizado en Estados Unidos y Reino Unido para comprobar la coartada de los sospechosos de distintos crímenes. Este es uno de los aspectos más útiles de una tecnología que nos mantiene localizados 24 horas al día.

En marzo de 2018, dos personas vieron cómo Mark Fellows disparaba a John Kinsella en Manchester (Reino Unido). La investigación policial confirmó la declaración de los testigos y Fellows fue detenido y procesado. Según afirman varios periódicos británicos, ambos estaban en bandos enfrentados y relacionados con la mafia. Pronto se descubriría que este no era su primer asesinato. Esta detención reabrió la investigación de un crimen que tuvo lugar tres años antes y del que Fellows se convirtió automáticamente en sospechoso.

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Los investigadores no tenían pruebas concluyentes para demostrar que Fellows también era culpable del asesinato de Paul Massey, que había sucedido en 2015. Hasta que se dieron cuenta de que el sospechoso llevaba un reloj Garmin Forerunner. El reloj inteligente, habitualmente utilizado por personas aficionadas al deporte para obtener datos sobre su actividad física, había registrado todos los trayectos realizados por Fellows durante los últimos años.

Así, los investigadores pudieron saber que el sospechoso había estado rondando la casa de su víctima en abril de 2015, dos meses antes de cometer el asesinato. El reloj registró una actividad de 35 minutos que comenzó cerca de su casa y continuó hasta un camino cerca de la casa de Massey, la víctima.  A medida que se acercaba, su velocidad bajó de 19 kilómetros por hora a cuatro, lo que sugiere que se bajó de su bicicleta y comenzó a caminar. Luego se detuvo durante ocho minutos. Las autoridades utilizaron estos datos como evidencia para respaldar la acusación. Mark Fellows ha sido condenado a cadena perpetua por los dos asesinatos.

  • La tecnología no engaña

Algo parecido sucedió en octubre del año pasado en California (Estados Unidos), esta vez con la pulsera de actividad Fitbit. Las funciones de este dispositivo son similares a las de los relojes Garmin: recopilan datos como la frecuencia cardíaca, las calorías quemadas, la distancia recorrida y los trayectos. Los datos proporcionados por su GPS fueron utilizados para acusar de asesinato a A. A, sospechoso de matar a su hijastra. En declaraciones a la policia, el acusado aseguraba que había salido de casa de su hijastra 15 minutos después de llegar. Pero los datos de su Fitbit se compararon más tarde con las imágenes de vídeo de una cámara de seguridad y confirmaron que el asesinato ocurrió mientras él todavía estaba en la vivienda.

Los datos encontrados en altavoces inteligentes también han sido utilizados por las autoridades como prueba. En noviembre de 2018, un juez de New Hampshire (Estados Unidos) ordenó a Amazon que le entregara las grabaciones Alexa, un asistente de voz que se ha popularizado recientemente y que interactúa con los usuarios utilizando un micrófono y un altavoz. El juez creyó que el dispositivo, junto con la información de los teléfonos inteligentes emparejados, podría ayudar a demostrar que el presunto asesino, D. S. estaba en la casa en el momento del asesinato.

Fuente: El País