El consejero delegado de Unicredit, Jean Pierre Mustier, ha logrado apaciguar una disputa sobre el capital del banco por parte del hedge fund Caius Capital, con sede en Reino Unido. Sin embargo, los otros retos que tiene ante sí la mayor entidad financiera italiana por activos son mayores y, en su mayor parte, están fuera del alcance del ejecutivo francés.

Unicredit, con sede en Milán, dijo ayer que había resuelto el conflicto legal con Caius. Esto pone fin a las acusaciones de que el tratamiento de capital de Unicredit de 3.000 millones de euros que se embolsó por la venta de bonos híbridos en 2009, conocidos como Cashes, no fue del todo adecuado (en concreto, Caius rechazaba que se considerara como capital común Tier 1, y reclamaba 90 millones en daños y perjuicios). Caius incluso se ha visto obligada a pagar una suma global no revelada a Unicredit como parte del acuerdo.

Dejar atrás la litigación, que consume mucho tiempo, es positivo. Permitirá a Mustier concentrarse en otras amenazas más existenciales de Unicredit. Algunas son externas, como la fuerte subida del rendimiento de la deuda pública italiana tras la llegada de un Gobierno antieuropeo a Roma.

A pesar de las esperanzas de una relajación de las tensiones presupuestarias entre Roma y Bruselas, la brecha entre los bonos del Estado a 10 años de Italia y sus equivalentes alemanes sigue estando en 270 puntos básicos, el doble de la que había antes de las elecciones generales de marzo.

El descenso del valor de los aproximadamente 45.000 millones de euros de bonos soberanos italianos que tiene Unicredit disponibles para la venta ha pesado sobre el capital básico del banco y también está afectando a los costes de financiación.

La agitación política y económica en Turquía también ha provocado un descenso del 44% en el valor del banco Yapi Kredi, en el que Unicredit tiene una participación indirecta del 41%. El riesgo aquí es una nueva reducción de valor por valor de 300 millones de euros si Unicredit considerara la participación a valor de mercado, según nuestros cálculos.

Mustier tiene armas limitadas para luchar en los frentes turco e italiano. Podría vender activos para proteger la base de capital de Unicredit. La posible venta de una empresa austriaca de tarjetas de crédito, por ejemplo, podría ascender a 400 millones de euros. Pero la venta de propiedades sería preferible para evitar que afecte a los futuros ingresos por comisiones.

Una mejor solución es aumentar los ingresos. Esto puede ser difícil en Italia, donde se avecina una recesión. Puede ser un desafío menor en Alemania, el segundo mercado de Unicredit. La competencia en materia de depósitos es feroz. Sin embargo, el aumento de los créditos al consumo y de los activos gestionados en el tercer trimestre es esperanzador para el banco. Si Unicredit puede beneficiarse de los problemas de un rival que está peor, como Deutsche Bank, matará dos pájaros de un tiro.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días