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La Comunidad de Madrid ha decidido quedarse fuera de la guerra de los deberes: no legislará sobre las tareas escolares y ha optado por que cada centro consensúe su propia política de deberes, que formará parte del proyecto educativo del centro de modo que los padres la puedan conocer cuando elijan el centro donde van a matricular a sus hijos.

La Consejería de Educación «recomendará» a dirección de cada centro que «abran un proceso de consenso con los profesores, los alumnos y las familias» para definir su política de deberes que deberá plasmar en un documento que se incorporará al proyecto educativo del centro», ha dicho el consejero Rafael van Grieken en la presentación de la guía ‘Deberes: tareas después de la escuela’. Cada centro «conoce sus características, su alumnado y sabe cómo buscar lo que más se ajuste a su perfil», según Van Griken para quien «los deberes no deben ser homogéneos, cada alumno tiene un potencial y no deberían ser iguales para todos los alumnos» de la clase.

Eva Bailén, la madre que puso en marcha una campaña para recoger firmas pidiendo que se pusiera fin a los deberes escolares (obtuvo 225.843 firmas), no se muestra decepcionada por la decisión: «He leído la guía que han presentado hoy y está muy bien elaborada: racionaliza los deberes y habla de la necesidad de particularizar las tareas», empieza. «Las indicaciones que da son en la linea de innovar, del aprendizaje basado en competencias y se centra en la necesidad del cambio educativo y de tender a bajar esas cifras, que en la región son de 6,9 horas a la semana de media para hacer los deberes en un adolescente de 15 años».

Educación enviará «una circular a cada centro» con las recomendaciones contenidas en el libro, fruto de un largo debate en el seno del Consejo Escolar de la Comunidad de Madrid, que incluye documentos prácticos, indicadores y cuestionarios al profesorado y a las familias para conocer sus opiniones. «Nosotros no vamos a exigir nada. Lo que se ha demostrado a través de los debates en el Consejo Escolar madrileño es que no se puede legislar sobre los deberes porque no hay una única pauta adaptable a todos los centros», ha añadido.

Bailén sin embargo lamenta que no se mencione en la guía «ni en ningún sitio» la necesidad de proteger a los niños que sufren estrés por los deberes. «Ese asunto sigue ninguneado y a algunos menores les causa depresión hasta llegar al suicidio», destaca.

Fuente: El País