El embajador español en Rabat se ve en apuros cada vez que le preguntan cuántas empresas de su país se han establecido en Marruecos. La fluidez de las relaciones económicas entre dos mercados que son a su vez puerta de entrada de dos continentes hace muy difícil que el diplomático lleve la cuenta exacta. Moulay Hafid Elalamy, ministro de Industria, Inversión, Comercio y Economía Digital del Reino de Marruecos, recurrió el martes a esta anécdota para ilustrar los cada vez más tupidos vínculos hispano-marroquíes. Unos lazos que, sin embargo, tienen potencial para crecer aún más en los próximos años, según insistió el político y antiguo jefe de la patronal del reino alauita.

España y Marruecos han doblado sus flujos comerciales en seis años. Han firmado más de 100 tratados bilaterales. El vecino del sur es el noveno mercado mundial de España, el segundo de fuera de la UE y el primero africano. Y el vecino del norte es el tercer país inversor en Marruecos. Y sin embargo, como señaló Elalamy una y otra vez en Madrid, hay muchos ámbitos —energías renovables, automoción, textil, aeronáutica, turismo y tantos otros— en los que los dos países pueden avanzar más. En beneficio mutuo.

En tiempos en los que vuelven a soplar vientos proteccionistas, Elalamy hizo un llamamiento a la apertura de mercados y a la especialización en lo que cada uno pueda hacer mejor. “Nuestro objetivo es ver cómo podemos mejorar nuestra competitividad juntos y encontrar un interés común a ambos lados”, aseguró en un foro organizado por EL PAÍS con el apoyo de la Agencia Marroquí para el Desarrollo de las Inversiones y de las Exportaciones (AMDIE) y del Ministerio de Industria, Inversión, Comercio y Economía Digital del Reino de Marruecos.

Un sector en el que Elalamy desearía mayor cooperación hispano-marroquí es el turismo. “Estoy celoso de España. Es un país maravilloso. Los marroquíes vuelven de España con una gran sonrisa”, dijo antes de admitir que su país trata de copiar el éxito del turismo español. “Hemos superado los 10 millones de visitantes. La ambición es llegar a 20 millones. Pero no muy pronto. Es un objetivo a largo plazo”, añadió. Su idea de colaboración pasa por la creación de puentes aéreos entre los dos países a precios bajos; y que en los paquetes de viaje a España que se venden a los viajeros de países lejanos se incluya una excursión a “un continente que se llama África”. “Ese es mi sueño. Pero no soy responsable en el Gobierno de turismo”, admitió.

De lo que sí es responsable es de los planes de industrialización. Y ahí destacó los éxitos logrados. El Plan de Aceleración Industrial lanzado en 2014 pretendía crear 500.000 puestos de trabajo hasta 2020. Elalamy se enorgulleció de que ya se han creado más de 400.000. “Era importante crear empleo. Porque si no hay problemas sociales”, sintetizó. También destacó la “ejemplar” estabilidad económica y política del Reino de Mohamed VI; así como el crecimiento del PIB del 15% en los últimos años; ser el único país africano con una calificación de rating de BBB-, según la agencia S&P; y tener el primer puerto de África (Tánger) y el primer tren de alta velocidad del continente.

Inauguró el acto —que contó con la presencia de la ministra de industria en funciones, Reyes Maroto— el presidente ejecutivo de Gestamp, Francisco Riberas, que anunció la inminente apertura, en pocos meses, de su planta en Kenitra, a unos 50 kilómetros de Rabat. Riberas, además, dijo que ya existen planes de ampliar “en una segunda y tercera fase” esta fábrica de componentes automovilísticos que dará servicio a dos de sus principales clientes, PSA y el grupo Renault-Nissan.

Precisamente en el sector de la automoción es donde el ministro exhibió los mayores éxitos en su afán industrializador. “Es nuestro primer sector exportador, que supone el doble que el segundo, el de los fosfatos”, aseguró. Elalamy anunció con orgullo haber superado sus objetivos y fabricar en Marruecos más de 700.000 vehículos al año. “Para no aburrirnos, hemos ampliado el objetivo y nos proponemos fabricar un millón en 2025”, añadió.

En su intento de buscar posibilidades de crecimiento económico y de generar empleos y prosperidad, Elalamy echó la vista a China. Y recordó cómo ese país había absorbido toda la industria textil de Marruecos. Pero el gigante del este trata ahora de aumentar su poder adquisitivo: el ministro dijo que el salario mínimo ha pasado en China de 100 a 700 dólares. “Cada año, China pierde 85 millones de empleos hacia el exterior. Muchos vienen a invertir a Marruecos. Pero la competencia es feroz. Hay que buscar combinaciones donde 1+1 pueda sumar más de dos”, sintetizó el ministro. Y en estas combinaciones es donde ve posible la colaboración entre los vecinos del sur de Europa y del norte de Marruecos. “Tenemos un crecimiento parecido, pragmático y tratando de sacar bazas de ambas economías”, concluyó.

Fuente: El País