Si las paredes de internet hablaran, lo harían con la voz de Mitchell Baker (Oakland, 1957). La presidenta de la Fundación Mozilla lo ha visto todo. Cuando nació la red y empezaron a surgir los primeros navegadores, ella estaba allí, en Netscape. Cuando ni existía el concepto de que el software o los servicios asociados a internet pudieran concederse sin previo pago de una licencia, ella estaba en lo que hoy es Mozilla, remando contra la torrencial corriente de Microsoft. «Hemos sobrepasado cualquier cosa que podría haber imaginado hace veinte años», confiesa.

Con Firefox, su navegador gratuito, abrieron la puerta del software libre a los no desarrolladores, y la de internet al resto de los mortales. «Demostramos que internet era más que Microsoft». Entonces llegaron los teléfonos móviles y les cerraron la puerta en las narices. «Mozilla todavía no ha conseguido resolver el rompecabezas del ecosistema móvil para dar a los consumidores la libertad y la flexibilidad para elegir, como hicimos en la web. Hemos vuelto a estos monopolios en silos tremendamente verticales», lamenta Baker en la mañana de su intervención en el evento Tecnología y Sociedad, organizado por EL PAÍS RETINA.

¿Estamos repitiendo la historia? ¿No hemos aprendido nada?

Bueno, vamos por ciclos. No sé si hemos aprendido del pasado. Creo que para la mayoría de los consumidores todo esto es un poco abstracto. Lo que tenemos delante la mayoría del tiempo es ‘cómo hago lo que necesito hacer, de manera rápida y sencilla’ y ‘qué me ayuda en mi vida’. Y muchas veces esas elecciones que ahora parecen instantáneas y fáciles tienen sentido para ti como individuo, pero no. En el sistema no hay muchas elecciones y ninguna decisión ayuda a mejorar las cosas. Con el sistema de los teléfonos, diría que definitivamente estamos de vuelta a lo que teníamos antes de Internet y cuando este apareció.
La World Wide Web acaba de celebrar su 30 aniversario. Antes teníamos Microsoft y Apple, aunque Microsoft tenía el 90% del mercado y Apple un 9%. Ahora son Apple y Google, con Amazon por detrás, y, por supuesto, Facebook. Así que hemos vuelto a un sistema dañino.

¿Hemos mejorado algo en la última década?

No. De hecho, creo que lo que entendemos como la web ha ido en remisión durante la era de los teléfonos. Hay muchas cosas para las que no necesitas un teléfono o una app. La información existe, pero mucha gente no lo sabe. O, incluso para quienes lo saben, una app resulta más conveniente. Todos los incentivos financieros han estado en el teléfono durante la última década. Lo que llamamos la red o el internet abierto está en peligro. Es incuestionable.

Mitchell Baker durante su intervención en el evento Tecnología y Sociedad, organizado por El País Retina

¿Qué consecuencias tiene esto?

Temo por la generación y las partes del mundo que han llegado a la red a través de un teléfono y jamás han experimentado algo distinto. No es que el teléfono en sí sea el problema. Es que estamos de nuevo en un ecosistema cerrado, con dos compañías controlando los sistemas operativos del teléfono. Ese es el problema.

Sin embargo, alguna vez ha afirmado que la posición de Mozilla es ahora más comprendida y respetada…

Sí. Hubo un periodo en que había un sentimiento general de que el crecimiento de internet y las compañías asociadas a este era sencillamente bueno. Por ejemplo, durante la Primavera Árabe parecía que un nuevo tipo de libertad era posible, y que las compañías tecnológicas representaban todo aquello que era bueno. En ese contexto es muy difícil para alguien como Mozilla decir: ‘Bueno, espera, vamos a revisar algunas cosas’.
Pero en los últimos años ha quedado muy claro que lo que es bueno para las grandes tecnológicas no es necesariamente bueno para el resto del mundo y se ha visto cuánto invierten en las políticas que les favorecen.

¿Cómo aprovecháis este cambio?

Intentamos hablar de lo que es la tecnología y lo que está ocurriendo. Entendemos la tecnología, la construimos y sabemos realmente lo que implica gestionar una plataforma tecnológica global. Intentamos dar ejemplos y opciones. Por ejemplo, en Firefox puedes bloquear los trackers que se utilizan para mostrar anuncios.

Si pudieras corregir el comportamiento de Facebook, Google y Amazon, ¿qué cambiarías?

Es difícil cambiar algo y proteger el actual modelo de negocio. Conocemos el efecto de la competición en el mercado, lo hemos usado en otras industrias para promover mejores comportamientos, para dar a los consumidores cierto rango de opciones. En internet no tenemos nada parecido. Así que una posible respuesta sería permitir el florecimiento de la competencia.
Otra parte es la vigilancia ubicua: tenemos que encontrar un modo de cambiar eso o tenemos que desarrollar algún tipo de respuesta social que preserve la democracia y la libertad en países con distintos sistemas políticos, que proteja la libertad del individuo para actuar.

¿Encaja aquí el concepto de economía de la adicción que ha mencionado en otras ocasiones?

Creo que en la sociedad hay diferentes puntos vista sobre cuánto debe regularse la adicción. En algunos casos decidimos que ciertos tipos de adicción están bien. El tabaco es legal, el alcohol también, a partir de cierta edad, otras drogas no… Pero no hay muchos casos en los que uno pueda mirar a la adicción y decir ‘oh, este es un buen escenario’. Creo que la economía de la adicción es un problema, especialmente porque todavía no entendemos el poder del minado de datos dirigido a nosotros.
Con la vigilancia ubicua, el monitoreo y la recopilación de datos sobre nosotros y la habilidad para almacenar y procesar información rápidamente, es muy posible crear una respuesta basada en ti individualmente y ante la que los ciudadanos no estamos preparados para defendernos.

Explotan lo que saben de nosotros para saciar su demanda, más que la nuestra…

¿Qué esperas que haga una organización comercial? Lo que se espera de ellas es que generen retorno financiero para sus accionistas. Puedes ver ejemplos de esto en todo el tablero. ¿Por qué tantas áreas rurales tienen baja conectividad? Lo mismo ocurre con la electricidad. Cuando las cosas no son rentables es mucho más difícil ver el beneficio.

Se habla mucho de las minorías que quedan fuera de la tecnología que avanza con pura lógica de mercado, ¿afecta esto a los nativos digitales?

La generación anterior a los nativos digitales es precisamente la que vio los primeros días de la web, cuando era más fácil crear. En lo que respecta a cómo hacer algo si no hay una app para eso, quienes vivieron esa experiencia previa tienen una mejor comprensión de cómo crear algo nuevo. De alguna manera, estamos perdiendo algunas ciertas creativas.

¿Ocurre lo mismo en el sector tecnológico?

A lo largo del siglo XX, la educación se volvió altamente especializada. En los últimos años se ha puesto gran atención en el pensamiento interdisciplinar, con equipos con más de una perspectiva. con diversidad demográfica y en la base de conocimiento. Y lo mismo en la tecnología.
A veces la gente dice que no puedes tener un grado STEM si no tienes uno en artes liberales o humanidades. Yo no me refiero a eso. Pienso que el currículum tiene que revisarse para esta educación incluyan un debate constante sobre el impacto para la humanidad.
Soy un poco cínica. Creo que incluso para gente ampliamente educada, cambiar un sistema que solo entiende cuánto dinero ganas es mucho pedir. Pero esta forma de educación nos permitirá construir algo mayor y pensar mejor en qué hacen las compañías y cuál es la naturaleza correcta de la regulación.

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Fuente: El País