La compañía fabricante de aluminio Norsk Hydro ha anunciado este viernes que cesará la actividad en las plantas que tiene en Pinto (Madrid) y Santa Oliva (Tarragona). La medida supondrá el despido de 140 trabajadores, aunque desde la empresa han explicado que el efecto «se reducirá a aproximadamente a la mitad», debido a «la necesidad de reforzar las plantillas» de otras fábricas de la empresa en España.

Según han explicado fuentes de Hydro a CincoDías, «la capacidad productiva de las plantas está muy sobredimensionada, un 50% por encima de la ocupación real». «Ambas factorías ofrecen poco valor añadido al portafolio de la compañía por falta de diferenciación o por ser servicios que otras empresas ofrecen de forma muy agresiva en precio (como el lacado y anodizado). Además, el centro de Pinto no ofrece, por motivos de localización y espacio, una posibilidad de ampliación o crecimiento», han añadido.

Desde Norsk Hydro no han explicado qué plantas se harán cargo de la producción de estas dos plantas. El motivo del cierre se debe a «pérdidas recurrentes debido a una concurrencia de diversos factores». Entre los motivos, se encuentra la reducción de los precios, «fruto de la fuerte competencia del sector», han señalado en la compañía.

«Se trata de un proceso estrictamente necesario para transformar, reorientar y reforzar la posición de Hydro y adecuar sus procesos y estructuras para ser más competitivos y ofrecer un valor diferencial a sus clientes», ha explicado la compañía en un comunicado.

De esta forma, el sector del aluminio en España suma otra mala noticia, después de que Alcoa anunciase su intención de cerrar sus plantas de A Coruña y Avilés. Actualmente, la compañía está buscando compradores interesados en ambas fábricas, después de la prórroga de seis meses que pactó con los sindicatos en enero. Dicho acuerdo incluía un ERE (Expediente de Regulación de Empleo) a 268 empleados indefinidos, el 43% de la plantilla. El comité de empresa comenzó el jueves una marcha a pie hasta Madrid, como protesta por el cierre.

Fuente: Cinco Días