El grupo OHL intenta retomar el pulso tras el fuerte saneamiento de activos del último ejercicio, la desinversión en el pulmón de negocio que era OHL Concesiones, y entre investigaciones que apuntan a presuntos fraudes en la contratación pública. Y la primera clave es ganarse la credibilidad de acreedores y accionistas. En esa vía, la dirección que lidera José Antonio Fernández Gallar ha cerrado el fichaje de uno de los grandes bancos de negocio, JP Morgan, como asesor global financiero.

La entidad estadounidense acompañará al área económica de OHL, que dirige José María Sagardoy, en cada uno de los pasos y decisiones de calado, según apuntan fuentes conocedoras del contrato. El momento es clave: se está rediseñando la estrategia del grupo, extremándose el control de riesgos, y se especula desde hace meses con una posible salida de la familia Villar Mir (35% del capital), forjadora de un imperio hoy en crisis.

La constructora ha trasladado a sus acreedores que se siente cómoda con el cuadro de vencimiento de sus bonos

Más allá de lo que suceda en el accionariado, la constructora busca sacar provecho a una caja que alcanzaba los 1.033 millones al cierre de 2018 y sellar en los próximos días un acuerdo con la banca para renovar, e incluso ampliar, la línea de avales por 315 millones firmada el pasado mes de marzo. El apoyo, que inicialmente fue de tres meses, estaba claramente supeditado a los primeros resultados de la nueva estrategia.

Ese voto de confianza, otorgado principalmente por seis bancos, vence el 30 de junio y es clave para relanzar la contratación de obra tanto en España como en Latinoamérica. Desde la banca se apunta que OHL negocia llevar la cifra de avales hasta los 500 millones de euros. Lo que en la compañía denominan financiación sindicada multiproducto ya pasó de 200 a 315 millones el pasado 28 de marzo.

Los financiadores han visto con buenos ojos la rebaja conseguida por la nueva dirección en los costes de estructura. Estos han pasado de 240 millones declarados en 2017 a una cifra inferior a los 150 millones anuales en el arranque de este 2019. Otro punto a favor de la empresa es el de la posición de tesorería neta por casi 350 millones tras eliminar la deuda bancaria.

Entre las entidades que negocian la novación y ampliación de los avales hay quien ha puesto el foco en el próximo vencimiento de bonos por 666 millones. Un hecho ante el que Gallar, Sagardoy y su equipo defienden que no hay urgencia por atajar la deuda corporativa. OHL ya compró bonos a sus inversores por 228 millones en mayo de 2018 (el 25% del importe total vivo) en atención a la opción de venta que tuvieron los bonistas por el traspaso de OHL Concesiones al fondo IFM. La firma se muestra reacia ahora a abrir una nueva ventana.

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Al margen de los avales, OHL y su banco asesor tienen por delante hitos como el cobro de una deuda de 120 millones al primer accionista de la constructora; la puesta en valor de activos que podrían colocarse en el escaparate para su venta (Canalejas y Old War Office), o la reconstrucción de la división de concesiones.

​Cimientos para la reconstrucción

Cartera nueva. OHL firmó nuevos contratos en el primer trimestre por 643 millones, de los que 533 millones de euros corresponden al área de construcción. De estos últimos, más del 75% del volumen ha sido firmado en Estados Unidos y Europa, respondiendo a la nueva política de control de riesgos que ha enfocado a la empresa hacia geografías con estabilidad política, económica y jurídica.

Vuelta a la operación de infraestructuras. Levantar de nuevo el negocio de concesiones es uno de los grandes retos del grupo. Los primeros pasos se darán de la mano de inversores de perfil financiero, con posiciones minoritarias en proyectos que otorguen cartera de obra.

Fuente: El País