La mezcla de argentino e inglés, más el acento porteño, hace el eslogan mucho más atractivo. Plata por data suena mucho mejor que Dinero por tus datos, y además Mat Travizano lo explica con convicción en un hotel de la Gran Vía madrileña. Este argentino, físico de formación, es el CEO de Wibson, una startup afincada entre su país y Silicon Valley en la que acaba de invertir Telefónica, a través de su incubadora empresarial, Wayra. Wibson no ha cumplido ni el año, pero Travizano lleva desde 2013 dirigiendo Gran Data. Esa compañía intermedia en el mercado de datos con un modelo de negocio de empresa a empresa, B2B. Gracias a blockchain, Wibson puede incluir en la ecuación al que hasta ahora era el gran y paradójico ausente: tú mismo, el dueño de tus datos.

MÁS INFORMACIÓN

La idea es relativamente sencilla, pero hasta ahora no había una tecnología que permitiese ponerla en marcha. En el modelo centralizado de internet, el usuario cede sus datos a grandes gigantes como Facebook, Google o Microsoft, propietaria de LinkedIn. A cambio, recibe información de todo tipo y diferente utilidad: desde una oferta de trabajo hasta comprobar que sus plegarias han sido atendidas y su ex ha ganado 20 kilos. Pero eso es el chocolate del loro. Esa información vale dinero, mucho dinero, especialmente en el mercado de la publicidad, y el usuario que pone la materia prima del negocio, los datos, no ve un duro. Si el dato es el petróleo de la nueva economía, las potencias petrolíferas estamos haciendo el primo.

La ventaja de blockchain es que permite monetizar toda esa información. Si los datos corren por una plataforma de la cadena de datos, con su propia criptomoneda, es sencillo recompensar por ellos. Las cantidades pueden ser minúsculas, y más por la capacidad de micropagos en blockchain. Pero muchísimos pocos dejan de ser pocos. Y el usuario no nota diferencia: todo funciona a través de una app de su teléfono.

Mat Travizano, durante el encuentro con EL PAÍS RETINA en Madrid.

Travizano presentará a mediados de mayo en Nueva York la criptomoneda de Wibson, la Wibcoin. Con ella pretende acabar con el gratis total del que disfrutan no solo los grandes gigantes de internet, sino también los data dealers que apenas asoman a la superficie y que sin embargo se lucran en las sombras con nuestra información, asegura.

  • Recuperar el mando de la situación

El creador de Gran Data y Wibson no es el único convencido de que blockchain puede cambiar drásticamente el negocio de los datos. Juan Imaz, un emprendedor español que lleva más veinte años trabajando en el mundo de internet y el marketing directo, está en pleno proceso de lanzamiento de Profede, un protocolo de blockchain que también pretende que el usuario recupere el control de sus datos y reciba una remuneración por su uso por terceros. El enfoque de Profede es más específico: como LinkedIn, se dirige exclusivamente al mundo laboral, aprovechando que el proyecto surge del mismo equipo que la red social profesional BeBee, que tiene unos doce millones de usuarios.

Profede se encuentra en estos meses en pleno lanzamiento -legalmente desde Estonia, ante el vacío legal en España- de su ICO (inicial coin offering), un proceso en el que ya ha recaudado 2,02 millones de dólares y para el que se ha puesto un tope de 20 millones. Su criptomoneda se llamará PATO, y espera que todo esté operativo en el primer trimestre de 2019. En Wibson han decidido no recurrir a ninguna ICO: se centran en inversores profesionales y están regalando en la versión Alpha de su app puntos que serán automáticamente transformados en Wibcoins cuando el proyecto sea ya una realidad. El margen de Profede estará en una comisión por cada operación que se realice en su plataforma de blockchain; Wibson aún estudia si aplicar ese esquema.

  • El punto débil

El modelo de negocio de ambas compañías puede tener un punto débil en la dependencia de la cotización de sus criptomonedas. ¿Qué ocurre si es irrisoria, si ni siquiera una enorme cantidad de datos alcanzan una valoración económica reseñable? “La dependencia de la cotización es un riesgo, es el juego que nos toca jugar”, reconoce Travizano, que cree que no todos los incentivos del usuario serán meramente económicos.

“La gente va reclamando más control, más transparencia, más justicia con sus datos. No quiere cambiar Facebook o Google por un nuevo monstruo más sofisticado. Quiere tener el control en un modelo participativo, en el que ningún Mark Zuckerberg ejerza de dictador”. Sostiene que en plena crisis de credibilidad de Facebook, blockchain ofrece la oportunidad de empezar de cero, como si estuviésemos a mediados de los noventa e internet nos ofreciese un regalo sin abrir: control, transparencia y plata por data, la pegadiza fórmula con la que quiere conquistar el mundo.

Cómo reinventar Facebook

Travizano no quiere mostrar entusiasmo por la crisis de credibilidad de Facebook, pero sí reconoce que pone el foco en un lugar que le interesa: la propiedad y la explotación económica de los datos. En su opinión, “es menos importante lo que hizo hasta ahora FB que lo que hace ahora, cuando la gente le reclama que cambie. Ahora es el momento decisivo, tal vez refundacional”.

El modelo de negocio de la empresa de Zuckerberg depende de los datos, pero no solo. “Los anunciantes les compran dos cosas: tus datos, para tener el target lo más preciso posible, y espacio en tu pantalla, en definitiva píxeles con los que captar tu atención. Concretamente, estimamos que los anunciantes pagan un 60% por los datos y un 40% por el espacio. Un modelo de negocio más justo es que ese 60% fuese a los dueños de esos datos; nadie criticaría a Facebook por quedarse con el 40% restante, en el que monetizan tu atención, no tu información. Evidentemente con este modelo van a descender tus beneficios, pero ¿qué alternativa tienen?”.

Además, según el fundador de Wibson, el desarrollo de la economía de la inteligencia artificial, cuyo principal insumo es el dato, ofrece una enorme oportunidad a Zuckerberg: “Habrá miles de empresas deseando comprar sus datos, y no solo los anunciantes. Pero antes Facebook tendrá que redefinir su relación con los usuarios, porque tal como la tienen actualmente no pueden utilizar la información para ese tipo de negocios”.

Fuente: El País