Banco Popular perdió 13.594 millones de euros en 2017, el año de su desaparición. La entidad multiplicó sus pérdidas en el ejercicio frente al resultado obtenido en 2016 cuando se apuntó un valor negativo de 3.326 millones de euros.
Así consta en el informe financiero anual remitido este viernes por la tarde a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) por Banco Santander. La entidad que preside Ana Botín se quedó Popular por un euro simbólico el pasado 7 de junio, después de una intensa madrugada en la que las autoridades europeas decidieron resolver la entidad.
Ante la fuga de depósitos y la incapacidad del banco por seguir adelante, la Junta Única de Resolución (JUR) decidió aplicar por primera vez el nuevo protocolo europeo de resolución de entidades, cargando a accionistas y bonistas el coste de la desaparición.
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La decisión fue aplicada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), que acto seguido realizó una subasta exprés del Popular recapitalizado con el dinero de sus inversores. El proceso se saldó con la venta a Santander por un precio simbólico.
El volumen aproximado de pérdidas sufridas por el malogrado banco ya se conocía aproximadamente pues el pasado septiembre se publicaron las cuentas del primer semestre del año, que reflejaban un apunte de -12.218 millones de euros entre enero y junio, el mes de su desaparición, con lo que el incremento en los números rojos se debe a ajustes contables adicionales. Fundamentalmente se trata de provisiones y pago de impuestos por otros 1.376 millones.
La memoria anual de Santander recoge que Popular se apuntó unas pérdidas de 37 millones de euros después de su adquisición por parte del grupo presidido por Botín, con un cargo de 300 millones de euros por el coste de integración. Sin este apunte, el Popular recapitalizado e incluido en Santander habría ganado en el último semestre 263 millones.
Por su parte, Banco Santander cerró 2017 con un beneficio de 6.619 millones de euros, un 6,7% más que el ejercicio anterior, lo que supone la mitad de todos los beneficios de toda la gran banca española.
El resultado estuvo marcado por la fuerte aportación de sus plazas internacionales, con el destacado papel de Brasil. El coste total de la adquisición de Popular está por ver dada la amplia litigiosidad que ha despertado.
La factura legal
Grandes y pequeños inversores han abierto frentes en la vía civil, contencioso administrativa y penal, tanto en España como en Europa, para tratar de recuperar el dinero perdido y depurar responsabilidades.
Banco Santander ofreció a algunos de ellos (los que participaron en la ampliación de capital de Popular de junio de 2016 y a ciertos bonistas) una compensación a cambio de que renuncien a litigar. Se trata de un bono perpetuo que el banco podría acabar amortizando dentro de unos años. Algunos de los afectados confían en que Santander o las autoridades europeas terminen compensándoles.
Fuente: Cinco Días