Un lío entre contables. Portugal tuvo el déficit más bajo del siglo, el 0,92% del PIB, según el Instituto Nacional de Estadística; pero el Eurostat lo eleva al 3% porque considera que la inyección en el banco público Caixa Geral de Depósitos (CGD) debe colocarse en la columna del déficit público. Mario Centeno, ministro portugués de Finanzas y presidente del Eurogrupo, no lo cree así.

Centeno había convocado una conferencia de prensa en la mañana del lunes para destacar la buena cifra del déficit que iba a ser anunciada oficialmente por el INE: un 0,92%, cuando en octubre el mismo Gobierno consideraba que iba a ser del 1,4%. Un dato sensacional. Sin embargo, se oscureció con la decisión de Eurostat de considerar que la inyección de 3.944 millones de euros en la banca pública CGD debía computarse como déficit público. «Eurostat está equivocado», ha dicho Centeno, sin explayarse mucho más en ese contencioso entre contables.

“CGD fue recapitalizada en un proceso aprobado por la Comisión Europea fuera del régimen de ayudas del Estado, por eso no debe ser registrado en las cuentas públicas», ha añadido. «Aunque sea contabilizado, debe hacerse en otro lugar. Eurostat ha tomado una decisión errada».

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Y ha recordado que el asunto sigue abierto. «Es deseable que continúe el proceso». Según Centeno, las cuentas del CGD no tendrán impacto en el déficit estructural ni en la evaluación de Bruselas, que consideró que en 2016 el país ya quedaba fuera de su vigilancia por déficits excesivos, con un déficit del 2 %.

Centeno ha pasado página para concentrarse en los buenos datos económicos del país: «El déficit público del 0,9%; la deuda cae más de cuatro puntos, el excedente primario quedó en el 3% del PIB».

Durante sus dos años al frente de Finanzas, Centeno ha tenido que encarar las crisis bancarias de BPI, BCP y Montepío, y las debacles bancarias del BPI, Novo Banco —exEspírito Santo bueno— y CGD. «Esta operación nada tiene que ver con la intervención en 2014 en el banco Espírito Santo, un banco privado sin sostentabilidad». En ese caso, la inyección del Estado para malsalvarlo sí que contó en el déficit público de Portugal.

Fuente: El País