Reconoce que de pequeño no creció viendo mucho el fútbol, pero hoy Idan Ofer (Haifa, 1955) está convencido de su enorme potencial. Esta semana, el multimillonario de origen israelí se ha vuelto colchonero: pasa a controlar el 32% del accionariado del Atlético de Madrid, después de alcanzar un acuerdo con el gigante chino Wanda para comprar su participación del 17%. Sumada al 15% que ya ostentaba tras entrar en el club el pasado noviembre, este empresario de 62 años se convierte en el tercer accionista con mayor peso, solo por detrás del consejero rojiblanco Miguel Ángel Gil y el presidente Enrique Cerezo, que suman el 65%.

Tras su llegada al accionariado a finales del año pasado, Ofer, muy celoso de su intimidad y reacio a conceder entrevistas, habló sobre el club en el Canal 2, una popular cadena de televisión israelí y de la que posee el 51% de una de sus productoras. Allí explicó el enorme potencial del negocio futbolístico en un mundo cada vez más interconectado: “el negocio de la venta de los derechos de televisión cambiará en los próximos años. Al ser globalizado, su valor se multiplicará por 10”.

MÁS INFORMACIÓN

Dar mayor proyección internacional al Atlético. Ese parece ser uno de los objetivos del empresario y así lo plasmó también el club tras su incorporación: “Su entrada ayudará nuevamente a una mayor expansión internacional de la marca Atlético de Madrid, con todas las consecuencias beneficiosas que ello podrá aportar al club, así como mantener el nivel de competitividad”. Y es que su llegada al capital del equipo rojiblanco también permitirá, dicen, fichar a estrellas mundiales.

El nombre de Ofer puede sonar dentro del panorama futbolístico español porque el pasado octubre adquirió en una subasta benéfica una réplica de uno de los Balones de Oro de Cristiano Ronaldo por 600.000 euros. También suena fuera. Después de comprar las participaciones de Wanda, el estadio rojiblanco seguirá llamándose como hasta ahora, pero eso no parece importarle. Su apellido ya da nombre al estadio de fútbol más moderno de Israel, en honor a su padre, Sammy Ofer, un magnate que llegó a ser el hombre más rico de su país.

El israelí es el quinto hombre más rico de su país, y su hermano mayor, el primero

Ser acaudalado le viene a Ofer hijo desde la cuna. Él y su hermano mayor, Eyal Ofer, heredaron cada uno 4.824 millones de euros y un imperio naviero e industrial erigido por su padre, quien emigró con su familia en 1922 de lo que es ahora Rumanía hacia el puerto palestino de Haifa, todavía bajo administración británica.

La fortuna de Ofer está valorada en 2.895 millones de euros, situándole en el puesto 647 de los hombres más ricos del mundo. El puesto número uno en su país lo ostenta ahora su hermano, mientras que él ocupa el quinto, según Forbes. Este contexto ayuda a entender la siguiente anécdota, solo apta para millonarios: cuentan que ambos se repartieron la herencia, compuesta por negocios y hasta por cuadros de Picasso y de Van Gogh, de forma “original”, sacando al azar papelitos con los bienes de un sombrero.

El menor de los Ofer también engrosó su fortuna gracias a las importantes privatizaciones del sector público hebreo que emprendieron los gobiernos conservadores del país en las últimas décadas. Junto a su hermano, este empresario casado por cuarta vez y padre de cinco hijos, adquirió en 2007 Corporación de Israel, el mayor conglomerado industrial del país, creado por el Estado israelí en 1968.

Un pacifista en medio de un conflicto enquistado

E. C.

  • Cooperación. Idan Ofer ha defendido en varias ocasiones que el progreso económico debe servir de base a la cooperación entre Israel y el resto de países árabes de su entorno.
  • Acuerdo de paz. Ha mostrado su compromiso en hacer lo posible para lograr que se firme un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos. En 2011, encabezó una delegación israelí que se reunió en Ramala con Mahmud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina.
  • Proyectos estudiantiles. Ha financiado varios iniciativas para fomentar la convivencia entre estudiantes israelís y palestinos.

Ese mismo año, emprendió otro proyecto empresarial que no le salió tan bien, algo que explica en parte que su fortuna sea bastante inferior a la de su hermano mayor. Participó en Better Place, un negocio de coches eléctricos en el que perdió 500 millones. Un poco antes, había fundado Pacific Drilling, una empresa de perforaciones en aguas ultra profundas donde sí le fue mejor.

Además de su faceta como hombre de negocios, Ofer es también conocido por sus proyectos de filantropía. En 2008, hizo una donación de más de 28 millones de euros a la London Business School, la más importante jamás recibida por esta institución. Allí había cursado en los ochenta un máster en Administración de Empresas, tras haberse formado en la Universidad de Haifa. Ofer señaló en ese momento que quería que la escuela de negocios siguiera creciendo para que pudiera albergar a las futuras generaciones de líderes. Su propia fundación tiene como objetivo asegurar que “los futuros emprendedores israelíes tengan las herramientas necesarias para afrontar los desafíos de la globalización”.

Su reputación se ha visto no obstante algo dañada dentro de su país, después de que en 2014 decidió trasladar su residencia fiscal a la City de Londres, para ahorrarse el 50% de los impuestos que paga, algo que no ha gustado a una parte de la sociedad hebrea.

Fuente: Cinco Días