La decepción ya se produjo la pasada semana por lo que el anuncio del nombre del nuevo ministro de Economía y Competitividad no ha hecho sino refirmarla. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció entonces que solo se produciría ese relevo, ni uno más, ya que su gobierno solo lleva en activo 16 meses y no tenía motivos de queja. Se refería el presidente a esta legislatura aunque para su partido a esos meses hay que añadir los cinco años anteriores desde los que gobierna ya que esa es la percepción que tiene la sociedad. Rajoy camina ya hacia los siete años de gobierno.

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Y el tiempo refleja el desgaste de su Gobierno. En el PP se vive con cierta ansiedad la lenta pero constante tendencia a la baja que detectan las encuestas en beneficio de Ciudadanos. Esa ansiedad recorre las filas populares de toda España cuyos dirigentes y cargos públicos se enfrentarán el próximo año a unas elecciones municipales y autonómicas. La causa del desapego se lo atribuyen al Gobierno.

En el cambio obligado del ministro de Economía, Luis de Guindos, por su nombramiento próximo como vicepresidente del Banco Central Europeo, veía el partido una ocasión para insuflar al Gobierno de nuevos ministros con un perfil político más acusado. El PP aspiraba a que desde este viernes hubiera algunos ministros nuevos con formas de actuar más cercanas a la sociedad y con más capacidad de conectar con la opinión pública, señalan fuentes de la cúpula popular, que interpretan este sentir.

Un técnico de alta cualificación ha sido el designado con lo que ha primado el consejo de Luis de Guindos de que para la tarea de ministro de Economía convenía alguien como el elegido. Buen conocedor de los entresijos del mundo económico europeo de manera que desde el primer día sepa lo que tiene que hacer en Bruselas, explican fuentes gubernamentales. Este criterio choca con la opción de un ministro pendiente de lo que le digan y le pidan en el partido porque “su tarea será decir no”, cuando las pretensiones pongan en riesgo los equilibrios y la contención demandados por Europa, señalan las mismas fuentes.

Pero ni cambio en Economía ni en ningún otro departamento. Rajoy no tiene a bien nombrar a ministros con perfil político. Sí tenía ese perfil, con independencia de su acierto, José Manuel García Margallo, al frente de Exteriores y fue sustituido por un alto funcionario como Alfonso Dastis. Habrá gestos y cambios pero no de personas, indican fuentes gubernamentales. Como ejemplo se pone la próxima comparecencia de Rajoy en el Congreso para abrir un debate sobre pensiones. La iniciativa llegó tras la sorpresa de ver a miles de pensionistas en la calle semana tras semana.

Fuente: El País