«Hoy podemos decir que somos dueños de nuestro destino. Podemos elegir socios y seleccionar proyectos, y tenemos acceso a financiación en buenas condiciones», ha subrayado esta mañana el presidente de Sacyr, Manuel Manrique, ante la junta de accionistas del grupo de infraestructuras. El ejecutivo ha recordado que «no ha sido fácil llegar hasta aquí» y ha asegurado que el consejo es hoy una piña tras las fuertes batallas internas libradas en los últimos años. 

Manrique ha resaltado ante los accionistas el creciente perfil concesional del grupo, negocio que ha sido valorado en 1.800 millones y al que debe un 75% del Ebitda, y ha dado por cumplidos «con éxito» los objetivos del plan estratégico 2015-2020. Ya el próximo año se prevé que el peso de Sacyr Concesiones en el ebitda global de Sacyr alcance el 85% y, más allá de eso, a partir de 2021 la división debe pagar una media de 200 millones anuales en dividendos a su matriz.

Con una compañía estabilizada desde el punto de vista financiero y la recuperación de un dividendo creciente, Manrique ha anticipado que la dirección está diseñando un nuevo plan estratégico. La inversión en concesiones, la apuesta por la consolidación en los mercados anglosajones y el control de la deuda, incluyéndose la rotación de activos maduros y no estratégicos, serán algunos de los pilares de la hoja de ruta. De hecho, ya está previsto un fuerte ajuste del endeudamiento en este 2019 sin dejar de crecer en concesiones (la empresa ha puesto 90 millones de capital propio en proyectos concesionales en el primer trimestre). 

Sacyr ha resaltado el mercado de la gestión de infraestructuras en Estados Unidos como gran objetivo, después de ser uno de los pocos grupos que ha ganado obra civil en el país sin comprar una constructora local. Esta misma semana el área de ingeniería se hizo con la ampliación de una carretera interestatal por 102 millones y la compañía tiene identificadas oportunidades para la construcción y explotación de autopistas por 5.000 millones de euros

Otro de los destinos destacados por Manrique ha sido Italia, donde el Gobierno prepara un plan de infraestructuras que incluye la relicitación de concesiones con próximo fin de plazo. Para atacarlo, Sacyr está levantando un fondo de infraestructuras junto a su socio local Fininc y dos inversores particulares. El objetivo es captar 2.000 millones de euros: «Es probable que no sea posible en una primera fase», ha reconocido Manrique ante los medios de comunicación.

El grueso de la a aportación de Sacyr al fondo será una porción de su participación en la autopista local Pedemontana-Veneta. Con un primer tramos de seis kilómetros ya en operación, la autopista registra un grado de avance del 60% y, según Sacyr, la incipiente demanda está por encima de los previsto.

Al margen de Italia, el presidente de Sacyr también ha destacado que la empresa tiene buenas expectativas en España y Portugal, y ha asegurado que el radar está activado en Australia, Canadá, México, Chile, Colombia o Perú.

Dividendo al alza 

Respecto a la remuneración al accionista, Sacyr viene de entregar 10,3 céntimos por título con cargo a 2017, lo que supuso una rentabilidad del 4,2%. Un ratio que la empresa prevé situar por encima del 5% con el dividendo devengado de los beneficios de 2018. La nueva entrega se realizará «en las próximas semanas» a través de la fórmula de dividendo flexible. 

Manuel Manrique se ha referido al acotamiento de cualquier riesgo relacionado con los arbitrajes por sobrecostes en la ampliación del Canal de Panamá o con la evolución bursátil de Repsol, de la que Sacyr es primer accionista con el 8%. 

En el primer caso, la empresa ha devuelto entre finales de 2018 y principios de 2019 los anticipos entregados por la Autoridad del Canal de Panamá: «Ahora solo contemplamos recuperar, mediante la entrada en caja de una parte relevante de las reclamaciones que tenemos en la Corte de Arbitraje de Miami», ha afirmado el presidente. La resolución del primer gran arbitraje, basado en la reclamación por los problemas con el basalto, está prevista para el primer semestre de 2020: «Esa es la piedra angular, el caso que marcará, desde nuestro punto de vista, el resto de disputas». Más allá de este primer litigio, la empresa prevé que el último de los fallos llegue ya en 2023.

Sacyr y sus socios del consorcio GUPC tiene en juego 5.200 millones de dólares y la consultora DFL Associate fija en 2.057,8 millones de dólares (1.848,2 millones de euros) el importe “razonable” que podrían recuperar las empresas (el 40% del total).

Al referirse a Repsol, el primer ejecutivo de Sacyr ha resaltado el rol de primer accionista que juega su compañía y ha añadido que la empresa está «vigilante para aprovechar las oportunidades que ofrezca el mercado y sacar el máximo rendimiento a la participación». Esto se traduce en capturar el mayor valor posible de los derivados con que la empresa evita el riesgo de caída del valor de la petrolera y puede ir capitalizando sus subidas.

Fuente: Cinco Días