Que unas pocas empresas privadas tengan el control sobre lo que sucede en las redes sociales no suena del todo bien. En una era en la que el anglicismo fake news amenaza con pasar a formar parte de nuestro vocabulario más habitual, la manera en la que fluye la información en internet puede llegar a influir profundamente en la configuración futura de la sociedad. Dejar esta decisión en manos de gigantes tecnológicos no parece lo más recomendable, pero seguro que tampoco nos quedaríamos mucho más tranquilos si estuviera en manos de un Gobierno concreto.

Recientemente, la CNN informó de algunos detalles que contenía el borrador de una orden ejecutiva de la Casa Blanca según el cual la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC por sus siglas en inglés), una agencia estatal bajo responsabilidad directa del Congreso de EE UU, deberá supervisar cómo moderan sus contenidos plataformas como Facebook o Twitter.

Con esta medida, la Administración Trump pretende terminar con el supuesto sesgo tecnológico que aseguran que existe contra los conservadores, a pesar de que no haya mostrado ninguna evidencia de ello. La semana pasada, el presidente estadounidense publicó varios tuits, que posteriormente eliminó, en los que acusaba a Google de mostrar un sesgo político en su contra y advirtió que vigilaría a la compañía “muy de cerca”.

Es importante destacar que la orden ejecutiva, bautizada “Protegiendo a los estadounidenses de la censura en la red”, se encuentra en una etapa muy inicial y podría cambiar significativamente antes de aprobarse o incluso ser rechazada.

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Para poder tomar parte en la supervisión de la moderación que hacen las compañías digitales de los contenidos que se publican en sus plataformas, sería necesario que la FCC cambiara la interpretación que hace de la sección 230 de la Ley de Decencia de las Comunicaciones. De acuerdo con este apartado, las empresas de internet no son responsables legalmente del contenido que alojan siempre que haya sido publicado por un tercero.

Recurramos a un ejemplo para entenderlo mejor: si alguien publica una crítica falsa sobre un restaurante en Tripadvisor, este podrá denunciar a quien escribiera la reseña, pero no a la plataforma. Además, esta sección exime de responsabilidad a las compañías si eliminan contenido que consideren obsceno o violento. En estos términos, Facebook, Youtube y compañía pueden reservarse el derecho de admisión de ciertos contenidos en sus plataformas.

En 2018, EE UU aprobó un proyecto de ley que traía consigo una excepción a este apartado, que añadía responsabilidad a las plataformas que alojaran contenido de terceros que favoreciese el tráfico sexual. La orden ejecutiva en la que trabaja la Casa Blanca incrementaría los supuestos de responsabilidad de las redes sociales en medio del debate sobre la libertad de la que deberían gozar estas plataformas a la hora de moderar sus contenidos.

Fuente: El País