«Fue un error de falta de coraje que contradice todo lo que he dicho antes». El testimonio de José Antonio Casaus, jefe de la inspección del Banco de España en Bankia, que está declarando este martes en el juicio por la salida a Bolsa de la entidad, era uno de los más esperados. Casaus es el autor de varios correos internos en los que alertó de la falta de viabilidad de BFA-Bankia y en los que no recomendaba salir a Bolsa sino vender a un grupo extranjero. Este martes ha reconocido que cometió un «error» al avalar en un informe de marzo de 2011 que los saneamientos de Bankia, de 6.000 millones de euros, eran suficientes. Pero no lo eran. Él creía que faltaban 10.000 millones.

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Según ha explicado, su informe inicial de seguimiento sobre la situación de la entidad y de los procesos de integración a 31 de diciembre de 2010 no incluía un párrafo que posteriormente añadió a petición de sus superiores en Cibeles. «Sabes nuestra opinión de que faltan por lo menos otros 10.000 millones de euros», asegura que le dijo a su jefe, Pedro Comín, que replicó: «Poned una cosa que no comprometa mucho». Lo hicieron. «Este fue nuestro gran error», ha admitido. «Lo metimos contra lo que pensábamos». Ese párrafo decía que los saneamientos registrados en la integración eran suficientes para afrontar el deterioro de los activos crediticios y que estaban bien cubiertos para los dos próximos años.

Error con buena voluntad

Casaus ha relatado que, como inspector del Banco de España, supervisó en primer lugar Caja Madrid desde 2009 y después el grupo BFA-Bankia, fruto de la fusión de la caja madrileña con otras seis cajas. Durante la instrucción del caso se divulgaron varios correos electrónicos que Casaus envió a sus superiores en los que criticaba la decisión de sacar el banco a Bolsa y decía que era inviable. En la sesión de este martes ha admitido que se «extralimitó» en su trabajo. Este debía ser «analizar y nunca prescribir, que es cosa de la comisión ejecutiva, pero fue para evitar el desastre».

Casaus ha rebajado sus críticas a sus superiores: «Planteamos soluciones teóricas que no se si son viables o no, pero tengo claro que mis jefes intentaron que los quebrantos para los contribuyentes y depositantes fueran los menos posibles, no tengo ninguna duda». Posteriormente, a preguntas de los abogados de la defensa, ha insistido en que el Banco de España cometió «un error pero con toda la buena intención». «Las decisiones siempre se tomaron pensando en los ciudadanos» y «con la mejor voluntad para salvaguardar el sistema financiero», ha añadido.

El inspector ha defendido a sus compañeros durante 22 años en el organismo, y se ha referido a los que en algún momento de la instrucción del caso estuvieron investigados (la antigua figura del imputado), como los que fueron subgobernadores, Javier Aríztegui y Fernando Restoy. Sobre la inclusión del párrafo en el informe, a preguntas de Andrés Herzog, ha matizado: «A mí no me han impuesto nunca nada. Cometí el error yo solito».

Casaus ha relatado también que en enero de 2012 Deloitte les trasladó que BFA-Bankia no le estaba proporcionando la documentación que necesitaba para auditar las cuentas de 2011. Ha asegurado que se quejó por ejemplo de que no le estaban dando papeles de las tasaciones, lo que concuerda con la declaración del auditor de Bankia, Francisco Celma. Ha añadido que Celma les dijo que se planteaba incluir una limitación al alcance. Finalmente Bankia presentó las cuentas sin informe de auditoría.

«Un banco en caída libre»

Casaus ha asegurado que los inspectores no alertaron del estado real de BFA-Bankia hasta abril de 2011, tres meses antes de la salida a Bolsa, cuando vieron «la primera foto trimestral» del grupo.  Era «inviable» y «un banco en caída libre», según su opinión, y sin ayudas públicas no tenía ningún futuro.

Casaus ha señalado que pocos días antes de salir a Bolsa Bankia el Banco de España no sabía qué activos iban a ir a Bankia y cuáles a BFA. «No eran las condiciones para sacar a Bolsa una entidad, no estaba delimitado el perímetro de lo que salía a Bolsa, eso fue una imprudencia», ha criticado. «Fue un proceso acelerado, forzado y con riesgo operacional», ha añadido.

Pese a todo, Bankia salió a Bolsa en julio de 2011 con todas las bendiciones y unas cuentas aparentemente saneadas. Pero menos de un año después, en mayo de 2012 quebró y tuvo que ser rescatada con más de 22.000 millones de euros de los contribuyentes.

Casaus también se ha referido a la mala gestión de los directivos de las cajas en cuanto a la gobernanza de las entidades. «Observamos cosas con las políticas retributivas que no nos gustaban nada», ha asegurado. Pese a que la situación era delicada, ha dicho: «Veíamos una alegría… Con las prejubilaciones, la gente se iba a sus casas cobrando prácticamente lo mismo. Me parece increíble, más porque habían entrado ayudas públicas». Casaus asegura que los directivos no gestionaban la entidad como si estuviera en crisis.

También ha criticado los bonus que cobraron los gestores de Caja Madrid, una de las cajas que se unieron para crear Bankia. Estaban basados, ha explicado, en «algo tan peregrino como crecer el negocio. Hombre, no, ponga usted objetivos de calidad, de saneamientos. Solo crecer. Si crecer es muy fácil en un banco: le das préstamos al primero que pase por la calle y creces».

Según ha explicado Casaus, los gestores le dijeron: «Vamos a sumar el negocio de las otras seis cajas y así alcanzamos el objetivo. Ahí fue la primera vez que vi indicios de delito». La presidenta del tribunal, Ángela Murillo, le ha cortado en ese punto asegurando: «Eso lo omite usted, que nos corresponde a nosotros determinarlo».

Fuente: El País