El oro ha llegado a subir un 10% desde comienzo del último trimestre de 2018 hasta este año. Su demanda como activo refugio aumentó con la caída de los mercados el último trimestre de 2018.
Sin embargo el apetito por el riesgo ha regresado rápidamente desde finales de año (el S&P 500 ha recuperado más de 18% entre 24 de diciembre y 19 de febrero). Ahora, tras este fuerte aumento, es vulnerable, especialmente porque parece caro en relación al yen –también activo defensivo– y los menores tipos de interés reales en EE UU.

Hay que tener en cuenta que ha habido un significativo aumento de demanda para joyería, que suele ser fuerte el cuarto trimestre en China e India, con el Festival indio, bodas de fin de año y Año Nuevo chino. Además en 2018 en conjunto disminuyó la demanda de joyería en alrededor de 70 toneladas y de manera similar la de inversión.

A ello se añade que en nuestro escenario central es improbable una recesión en EEUU en 2019 y prevemos se evite una escalada en la disputa comercial con China. Aunque una Reserva Federal menos proclive a aumentar tipos de interés puede reducir el coste de oportunidad del oro –reducir el sacrificio de rentabilidad por no invertir en bonos–también favorece la inversión en acciones y aunque las inquietudes sobre el crecimiento mundial pueden seguir generando demanda, es poco probable que sea tan fuerte como el pasado trimestre.

También hay que tener en cuenta que los bancos centrales aumentaron considerablemente las compras en 2018 -especialmente los de Rusia, Turquía y Kazajstán–, en más de 200 toneladas, mayor nivel desde 1971, cuando terminó la convertibilidad del dólar en oro. Es probable que las incertidumbres políticas y económicas globales lo expliquen. Pero es poco probable que haya factores estructurales tras el reciente aumento. Además los bancos centrales suponen solo 10% de la demanda total.

De hecho fueron vendedores de 2000 a 2008, cuando los precios de oro eran altos y compradores desde 2011, cuando la década alcista del oro llegó a su fin. De todas formas el entorno de bajo crecimiento mundial puede presionarles para añadir oro a sus reservas, especialmente si quieren diversificar del dólar y están preocupados por la perspectiva del EUR a largo plazo, de momento única divisa alternativa creíble al billete verde.

Así que prevemos consolidación del oro los próximos meses en 1.270 dólares la onza. Ahora bien puede aumentar su demanda con la moderación del crecimiento, fin de “normalización” monetaria de la Reserva Federal y debilitamiento del dólar y en doce meses situarse en 1.280 dólares/onza.

Luc Luyet es Economista de Pictet AM

Fuente: Cinco Días