Los bancos acreedores siguen negociando con Letterone, el fondo luxemburgués del magnate ruso Mijail Fridman, que ha lanzado una opa 0,67 euros por acción de Dia. Reclaman una inyección de capital inmediata que haga a la empresa salvar la causa de disolución, mientras que este accionista rechaza invertir ni un euro más hasta que no tenga el control de la empresa. Sin embargo, en torno a un tercio de las entidades que prestan dinero a Dia tiene restricciones para ser acreedores de una compañía en la que Fridman controle más del 50%

La inyección de capital de 500 millones de euros a la que Fridman se ha comprometido si triunfa su oferta está condicionada a que los bancos acepten una refinanciación del grupo de distribución. Son 12 los que actualmente forman parte de este sindicato: Santander, BBVA, Barclays, Société Générale, que lideran las negociaciones –son el denominado G4–, Deutsche Bank, BNP Paribas, ING, Mitsubishi UFJ Financial Group (MUFG), Commerzbank, CaixaBank, JPMorgan y Bankia.

Fuentes conocedoras de la situación señalan que al menos cuatro de estas entidades tienen restricciones explícitas para ser acreedoras de empresas controladas por accionistas rusos. En el caso de Fridman, diana de investigaciones judiciales, estas limitaciones están especiamente justificadas, añaden las fuentes. Es decir, de entrada, deberían desprenderse de esos créditos.

Desde una entidad financiera matizan, sin embargo, que estas cláusulas no se aplicarían en caso de que se produjera el control sobrevenido por parte del inversor. Al menos, no de inmediato. Los bancos afectados tendrían que obtener, eso sí, una bula adicional de sus respectivos comités de riesgos. Lo lógico sería esperar a vender una vez la compañía esté estabilizada, con el refuerzo del capital ejecutado y un plan de negocio viable. Ahora, una venta en mercado implicaría un significativo descuento respecto al nominal, explican fuentes financieras.

La deuda bancaria de Dia ascendía unos 800 millones a cierre del año pasado, además de los 900 millones en bonos. La mayor parte de ese pasivo está en manos de Santander, el primer acreedor seguido de BBVA. Sí o sí, los comités de riesgos de las entidades tienen que lidiar con las peticiones del dueño del 29% de Dia. Entre ellas, que no se reduzca el principal de la deuda con los fondos de la ampliación ni de la venta de Max Descuento o Clarel, que se amplíen las líneas de financiación hasta marzo de 2023, que se inyecte liquidez adicional a través de líneas de créditos para pagar a proveedores, que no existan limitaciones de apalancamiento, que los costes de financiación no suban y que renuncien a la cláusula que los bancos pueden invocar de devolución de los créditos en caso de cambio de control. Todas las entidades de Dia tendrán que lograr luz verde a esas peticiones, si al final convienen que la de Fridman es la mejor solución,

Acuerdo unánime pero con más posibilidades

Fuentes financieras señalan que el eventual acuerdo con Letterone debe ser tomado por unanimidad de todos los acreedores. Si bien, fuentes conocedoras del contrato de financiación señalan que, en principio, aquellas entidades que no se sumen al acuerdo, porque no quieran o no puedan, pueden vender su participación en el mercado a cualquier otro inversor. Una desinversión ahora implicaría un recorte del precio notable. De hecho, los bonos que vencen en julio, tras subir al 92% del nominal cotizan de nuevo en el entorno del 88% –es decir, con un descuento del 12% respecto al valor facial–; los que expiran en 2021 se cambian al 73%; y los que deben reembolsarse en 2023, al 67%.

Fuente: El País