Contratar un viaje a golpe de ratón es una forma de hacer turismo cada vez más habitual en nuestro país, donde hasta hace poco más de dos décadas era casi una rareza. Y aunque hasta ahora el número de agencias online ha crecido de forma exponencial, en 2013 tres amigos —David Robledo, ingeniero industrial; José Juan Ávila, ingeniero de telecomunicaciones, e Ignacio Guillén, abogado y licenciado en Administración de Empresas— decidieron dar un paso adelante y empezar a probar ideas dentro de este sector, pero un tanto diferentes a lo que había. La primera no salió como esperaban.

«Nos encanta viajar y, aunque ahora lo hacemos menos por cuestión de tiempo, nuestra primera idea, que surgió durante un viaje juntos, fue montar una empresa turística pero diferente. Se trataba de una plataforma de comercio inverso de productos de ocio. El usuario decía lo que quería hacer y cuánto estaba dispuesto a pagar. Si el proveedor aceptaba, hacíamos la reserva», explica David Robledo, director técnico de Traventia.

Tras varios meses de trabajo, no facturaron ni un solo euro. Pero esto no les frenó; más bien al revés. Buscando nuevas vías, saltaron al turismo de esquí y empezaron a ofrecer servicios adicionales como alquiler de material, cursos…, pero los resultados tampoco acompañaron. «Aun así, nos sirvió para conocer y hacer contactos. Entonces le dimos la vuelta y empezamos a vender paquetes relacionados con este sector, y en la primera temporada facturamos unos 500.000 euros», comenta Robledo. Un sector que sigue siendo uno de sus principales pilares y que, pese a haberles dado el impulso económico, en ocasiones les trae algún que otro dolor de cabeza.

«Cada vez tenemos menos incidencias, hemos aprendido con los años, pero es inevitable que algo se escape. El alquiler de los apartamentos de esquí nos da de vez en cuando alguna desagradable sorpresa, ya que suelen estar en pueblos pequeños, donde no hay ni un alma por la calle, sin recepción 24 horas y sin hoteles en muchos kilómetros a la redonda. Pese a nuestras recomendaciones, a veces se presenta alguien por la noche y fuera de horario, que nos llama diciendo: ‘Aquí no hay nadie ¿qué hago?’. La situación es de estrés total. Nos toca llamar aquí y allá, mientras le guiamos por el pueblo para que contacte con alguien que le pueda dar unas llaves. Al final conseguimos que lleguen al apartamento, pero más de una vez he pensado que algún cliente termina durmiendo en el coche».

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Con 24.000 euros de capital propio más los ingresos de su primera incursión empresarial en positivo y una ronda de financiación de 210.000 euros en la que participaron los fondos de inversión Cabiedes & Partners y Sinensis Capital, pusieron la primera piedra para lanzarse a diversificar el negocio en otras líneas de negocio más allá del esquí.

En 2014 nace Traventia con el reto de ofrecer paquetes dinámicos y configurables, diseñados a la medida. «Tuvimos siempre esta orientación, nunca nos planteamos ser una agencia que vendiera hoteles, vuelos o viajes cerrados creados por turoperadores. No es solo contratar la estancia o el transporte; también incluimos visitas gastronómicas, enológicas, entradas a parques temáticos, a spas, a monumentos o a un tablao flamenco. También se puede añadir el coche y adaptarlo a tus necesidades. Esto nos da una versatilidad increíble. El cliente demanda cada vez más viajes completos que pueda planificar y reservar rápidamente y desde su casa», argumenta Guillén.

Actualmente operan en España y Portugal a través de una web que permite diseñar el viaje en un solo sitio y que además ofrece descuentos de entre un 30% y un 40% respecto al precio del paquete completo. Una ventaja que se deriva de la posibilidad de empaquetar las tarifas de los proveedores, lo que supone precios más económicos que la venta de servicios por separado.

Desde sus inicios, la empresa ha crecido. Han pasado de una plantilla de tres trabajadores en sus comienzos a 24 en la actualidad, con una facturación que ascendió a unos 14 millones de euros en 2017, entrando en break even (umbral de rentabilidad), y que en 2018 esperan estar en torno a los 20 millones. Además, en estos años ha realizado dos nuevas rondas de financiación de 300.000 euros cada una, con los mismos inversores, que se han destinado a crecimiento e internacionalización de la empresa. «De momento no tenemos pensado realizar ninguna ronda más. La empresa ha entrado en beneficios y no nos lo planteamos en el medio plazo».

Hacia Francia e Italia

Ahora su objetivo es la salida a otros países como Francia, donde han empezado a operar a finales de 2017 (un país en el que, según cuenta Guillén, es difícil establecerse por las duras condiciones legales que impone el Gobierno galo en materia de turismo), e Italia de cara al verano del presente año.

Una evolución en positivo que todavía tiene algún punto débil como una visibilidad reducida en redes sociales. «Pero estamos mejorando también este punto. Actualmente hemos invertido recursos en publicidad en redes sociales y a través de un community manager estamos mejorando nuestra presencia».

El futuro no parece asustarles, más bien todo lo contrario, animados no solo por las cifras en positivo, sino también por algún que otro intento de compra que habla de su buena posición. «Cuando llegas a cierto volumen, estas llamadas son inevitables. De momento, ninguno de los socios tenemos interés en vender. Estamos muy contentos con la empresa y con la velocidad a la que estamos creciendo. Creemos que esto puede llegar lejos», afirma Guillén.

Fuente: El País