Virgin Galactic ha iniciado este lunes su cotización en la Bolsa de Nueva York, convirtiéndose en la primera compañía de exploración del turismo espacial que da ese paso. La firma del empresario británico Richard Branson, propietario de las aerolíneas Virgin, ha debutado en el parqué con un alza de hasta el 8% en la primera hora, aunque esas ganancias se han ido reduciendo a lo largo de la jornada.

MÁS INFORMACIÓN

Para dar el salto, Virgin Galactic culminó la semana pasada su fusión con Social Capital Hedosophia, una firma de inversión fundada por el multimillonario de Sri Lanka y exejecutivo de Facebook Chamath Palihapitiya. El resultado fue Virgin Galactic Holding, en la que Branson tenía el 51% y Palihapitiya un 49%, que es la compañía que este lunes ha empezado a cotizar con la etiqueta bursátil SPCE. 

Con esa fusión, se ha evitado realizar el recorrido típico de las salidas a Bolsa mediante una oferta pública de acciones. Una maniobra así podría generar incertidumbre por la percepción de riesgo de los inversores sobre una compañía que no ofrece el producto para el que se ha creado (los viajes espaciales) y no está claro que algún día llegue a hacerlo.

La operación ha supuesto también tener que poner precio a Virgin Galactic. Su valoración asciende a unos 2.300 millones de dólares (cerca de 2.100 millones de euros). Precisamente la salida a Bolsa ayudará a la compañía a recapitalizarse para reforzar su postura en la carrera espacial que mantiene con otros competidores privados como SpaceX, la compañía de Elon Musk, o Blue Origin, del fundador de Amazon Jeff Bezos.

Para el estreno bursátil, la Bolsa de Nueva York ha colgado en su fachada un enorme cartel. Branson, Palihapitiya y George Whitesides, consejero delegado de Virgin Galactic, han visitado el parqué para el toque de campana. En un comunicado, Branson ha señalado que la compañía está «posicionada para capitalizar el mercado comercial del espacio, que crece rápido y genera millones de dólares, y en última instancia abrir el espacio a miles de nuevos astronautas».

Fuente: El País