Volkswagen, el mayor fabricante de automóviles del mundo, se prepara para dar un cambio revolucionario en su cúpula ejecutiva y en el organigrama de los mandos medios. La principal víctima de la restructuración será el presidente ejecutivo del grupo, Matthias Müller, cuyo cargo, según señalan diversos medios alemanes, recaerá el próximo viernes en Herbert Diess, ahora jefe de la marca VW.

Los cambios, que serán anunciados en la reunión que el Consejo de Supervisión celebrará, fueron adelantados en un breve y extraño comunicado dado a conocer en la mañana del martes. En este aviso, el grupo solo señalaba que Müller había sido informado de los cambios y que este había mostrado su disposición a participar en los mismos.

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“Volkswagen considera que es necesario un desarrollo en la estructura directiva del consorcio, que podría estar también vinculado con cambios de personal en el comité ejecutivo”, señala el comunicado, que menciona también la posibilidad de una renovación en el cargo de presidente del comité ejecutivo.

“El presidente del Consejo de Supervisión de Volkswagen lleva a cabo negociaciones con diferentes miembros del Consejo de Supervisión y del Comité Ejecutivo. Matthias Müller ha señalado en principio su disposición a participar en estos cambios”, añade el comunicado, que en ningún momento señala quién podría ser el sucesor de Müller ni qué otros cambios planea introducir en la cúpula.

Pese a que el comunicado concluía diciendo que “aún permanece abierta” la posibilidad de un relevo total o parcial de la cúpula, este ya se daba por hecho en la práctica totalidad de la prensa alemana. El nombre de Herbert Diess como sucesor de Müller fue adelantado por el periódico económico Handelsblatt; y confirmado por medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung o Der Spiegel. Pero ningún portavoz del grupo confirmó este remplazo. El contrato de Müller era válido hasta 2020 y nada parecía indicar que el actual hombre fuerte del fabricante de coches se viera obligado a dejar su cargo.

La gestión de Müller estaba dando frutos y el grupo pudo anunciar con orgullo que sus beneficios en 2017 habían alcanzado los 11.354 millones de euros. Todo parecía indicar que el grupo estaba comenzando a dejar atrás el dieselgate, el sonado caso de manipulación en la emisión de gases contaminantes en millones de coches. Este escándalo hizo posible que Müller cambiara su oficina en Porsche, donde era el máximo responsable de la marca, a Wolfsburgo, ciudad-sede del grupo Volkswagen.

En una entrevista con la revista Der Spiegel, Müller había señalado que la cúpula directiva del grupo debía ser más “femenina, joven e internacional”. “Y este es uno de los más grandes problemas del consorcio”, admitió el todavía máximo ejecutivo de VW.

Pero los miembros del Consejo de Supervisión y las dos familias que mandan en el grupo, Porsche y Piëch, habrían llegado a la conclusión de que después de hacer frente al escándalo con todas sus consecuencias, era necesario un nuevo comienzo. Según el periódico Handelsblatt, Müller comparte esa idea y su marcha es voluntaria. Los verdaderos motivos y los nuevos nombramientos serán conocidos el viernes, ya que hasta ahora todo son especulaciones. Pese a todo, la prensa alemana ya da por hecho que Müller perderá el cargo que ocupa desde el 25 de septiembre de 2015.

Fuente: El País