Unas gafas con un sensor que lee textos, da la hora o reconoce caras y billetes para personas ciegas. Un dron que en pocos segundos vuela hasta el lugar de un incendio, ataque terrorista u otra catástrofe para evaluar daños y enviar ayuda a toda velocidad. El primer móvil que aprovecha la tecnología blockchain. O un programa de inteligencia artificial que busca suplir la escasez de radiólogos a través de la lectura de millones de imágenes en segundos. Estos días, parece que en Israel todo el mundo tiene un proyecto con el que convertirse en el próximo Mark Zuckerberg o Jeff Bezos. No es casualidad. Todos estos empresarios del futuro giran en torno a OurCrowd, posiblemente la plataforma más importante del mundo para recaudar fondos para start-ups, celebrada el pasado jueves en Jerusalén.

Los pasillos del Centro de Conferencias de Jerusalén acogieron a más de 10.000 personas de 90 países ansiosas por invertir su dinero en la próxima revolución tecnológica. El único requisito eran las ganas de arriesgar y un mínimo de 10.000 dólares en el bolsillo. Si el año pasado aquí se habló sobre todo de criptomonedas, en esta edición tres temas han dominado las conversaciones: nuevos retos para la movilidad, ciberseguridad e inteligencia artificial. Pero la gran novedad de OurCrowd 2018 son unas cifras que no paran de crecer. En sus cuatro años de existencia, este evento ha pasado de recibir un millar de visitantes a más de 10.000. Y en este tiempo ha logrado reunir 650 millones de dólares (más de 500 millones de euros) con los que financiar 145 start-ups y 12 fondos.

A Israel, con más de 5.500 proyectos empresariales innovadores para una población de menos de 9 millones, le gusta definirse como “nación de start-ups. Pero, ¿cómo se explica este gusto por los negocios punteros? Jon Medved, consejero delegado de OurCrowd, ensaya una respuesta. “En muchos países, el riesgo es algo negativo. No es que nosotros lo amemos, pero sí lo aceptamos como algo consustancial a la vida. Estamos acostumbrados a enviar a nuestros hijos muy jóvenes al Ejército. Comparado con eso, ¿qué puedes perder si tu start-up va mal? ¿Un trabajo? ¿Una inversión? No es demasiado”, asegura Medved en un restaurante de Jerursalén nada más terminar el evento.

Los pasillos del Centro Internacional de Convenciones de Jerusalén eran el jueves un hervidero de personas donde predominaban las kipás. Junto a stands de realidad virtual donde el visitante podía correr en una carrera de 100 metros, otros presentaban una aplicación móvil para luchar contra el bullying en las escuelas. En plena polémica por la decisión del presidente Donald Trump de trasladar la embajada de EE UU a Jerusalén, su alcalde, Nir Barkat, hablaba de sus planes de atraer cada vez más inversores y turistas a la ciudad tres veces santa.

El Gobierno israelí invitó a un grupo de periodistas internacionales, entre ellos EL PAÍS, a un viaje por Haifa, Tel Aviv y Jerusalén. Estas son algunas de las start-ups que presentaron.

Afinando el diagnóstico para los enfermos más graves. Desde un impresionante rascacielos de Tel Aviv, Davi Harel, presidente de CY to Reason, explica cómo las técnicas de machine learning e inteligencia artificial permiten afinar los diagnósticos en enfermos graves de cáncer, y adelantar a quiénes de ellos les puede servir un determinado tratamiento, y evitar procesos muy agresivos a aquellos que no. “Usamos las nuevas tecnologías para avanzar en el conocimiento. Hoy, cada 30 minutos aparece un nuevo estudio científico sobre el sistema inmunológico. Ningún experto puede leerlos todos. Así que nos valemos de los ordenadores para procesar tanta información”, añade.

Emergencias en tres minutos. Estalla un incendio. Inmediatamente, se envía un dron al lugar de los hechos. Este inspecciona lo ocurrido y envía la información necesaria para los servicios de salvamento. Edgy Bees, una compañía que nació produciendo videojuegos, se ha especializado en un servicio de alerta ante catástrofes. Y para ello colabora con United Hatzalah, una red de más de 4.000 voluntarios de proximidad, que ya sea en moto, coche, bici o a pie logran estar donde se les necesita en tres minutos o menos. Nacido en Israel, United Hatzalah se ha expandido a otros cinco países.

¿Hotel más barato?, te devolvemos el dinero. Pruvo usa un algoritmo para buscar el precio más bajo en las habitaciones de hotel. Y, si encuentran que alguien ha pagado de más, sus responsables se comprometen a reembolsar la diferencia. ¿El secreto? Pruvo busca reducir los márgenes de páginas de búsqueda de hoteles. “En casi dos años de existencia, hemos monitorizado 27.000 operaciones y hemos ayudado a ahorrar a nuestros usuarios 625.000 dólares (500.000 euros)”, asegura su consejero delegado, Itai Marcipar.

Una nutrida delegación española

El madrileño Ilan Leiferman llegó a Israel hace más de dos años, enamorado de un país que apuesta por las nuevas tecnologías, pero con escasa base industrial. Aquí puso en marcha su proyecto The Shelf para modernizar el sector del retail en Israel. “La industria ha cambiado mucho, pero la experiencia en tienda sigue siendo igual que hace 20 años”, protesta este español-israelí con la treintena recién cumplida. Leiferman acompañaba a la nutrida delegación española a la edición 2018 de OurCrowd.

85 personas han formado parte de la delegación española, una de las más voluminosas de Europa en la feria de start-ups israelíes. Madrid acoge una de las 10 oficinas internacionales de OurCrowd. Además de inversores, representantes de comunidades autónomas –como el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, viajaron a Jerusalén para asistir al acto. Empresas como Prosegur han mostrado su interés por el lucrativo sector de la seguridad. “No es fácil entrar aquí, donde la inversión media va de 5 a 30 millones de dólares. Funcionamos como un agregador de inversiones que además hace trabajo de contacto entre empresas”, explica David Hatschwell, presidente de OurCrowd Iberia, judío español. “Por este orden”, matiza.

Fuente: El País