El PIB alemán creció un 0,6% el año pasado, lo que supone la cifra más baja de los últimos seis años, según los datos publicados el miércoles por la oficina de estadísticas alemana. La cifra refleja el enfriamiento de la gran economía europea, orientada a la exportación y golpeada por la guerra comercial y la desaceleración global.

Alemania evitó el pasado noviembre la recesión por la mínima, lo que no impidió que la preocupación acerca de las repercusiones del estado de la economía alemana se extendieran por toda Europa.

Pese al enfriamiento, la oficina de estadísticas destacó en un comunicado que la cifra publicada supone “un crecimiento ininterrumpido de diez años consecutivos. Se trata del periodo más largo de crecimiento en al Alemania reunificada”.

El análisis optimista de la última década que realiza la oficina de estadísticas camufla sin embargo un presente y un pasado reciente algo menos prometedores. En los últimos dos años, el PIB alemán creció con mucha más fuerza [2,5% en 2017 y 1,5% en 2018] que el año pasado. La media en los últimos diez años fue de una subida del 1,3% frente al 0,6% actual.

Las perspectivas de un Brexit con acuerdo y de un potencial apaciguamiento en la relación comercial entre China y Estados Unidos podrían augurar según diversos analistas una mejora para la economía alemana.

El ministerio de Economía alemán emitió ayer un comunicado en el que hablaba de señales esperanzadoras. “La fase de debilidad en la industria no está superada”, admitía al tiempo que indicaba que “las tendencias estabilizadoras en los pedidos y un menor pesimismo en el clima empresarial son señales positivas. El boom en la construcción continúa”.

La oficina de estadísticas resaltó además que por octavo año consecutivo, Alemania logra un superávit presupuestario que asciende a 49.800 millones de euros. El superávit se produce en un momento de intenso debate en Alemania sobre la conveniencia de la política de déficit cero que defiende el Ejecutivo de Berlín. Sus detractores, entre ellos el partido socialdemócrata, socio minoritario en el Gobierno de coalición piden sin embargo un plan masivo de inversiones que modernice las ruinosas infraestructuras del país y palíe el retraso en la digitalización.

Desde el Gobierno no consideran que haya llegado el momento de poner en marcha un gran plan de estímulos y resaltan el incremento en inversiones públicas. Esta misma semana, dieron a conocer un gigantesco plan de diez años y 86.000 millones para modernizar el ferrocarril. Berlín quiere potenciar el uso del tren como alternativa al avión, en el marco de su plan para reducir las emisiones contaminantes.

El año pasado, el crecimiento se debió en buena medida al consumo, que creció un 1,6% respecto al año anterior. La inversión en construcción y en investigación y desarrollo experimentaron asimismo una subida. La industria sufrió una caída del 3,6%, debido sobre todo al descenso en el sector del automóvil.

Las exportaciones alemanas siguieron creciendo, pero a un ritmo menor -0,9% frente al 2,1% del año anterior. La contracción de las exportaciones es el resultado de la creciente dificultad a la que se enfrentan los fabricantes alemanes en un clima de incertidumbre global, marcado por las tensiones comerciales y por la salida de Reino Unido de la UE.

Mercado de trabajo

El enfriamiento industrial contrasta sin embargo con las cifras procedentes del mercado laboral, que reflejan que por primera vez una ocupación de 45,3 millones de personas, lo que supone 400.000 más que el año anterior. La incorporación de trabajadores al mercado y la inmigración fueron capaces de compensar el envejecimiento de la población y la emigración.

Desde el instituto económico Ifo consideran que la debilidad de la industria de momento no se ha contagiado a otros sectores dela economía. “Es lo que diferencia esta desaceleración de los años 2011 a 2013, cuando Alemania se vio atrapada en la crisis del euro”, explica Timo Wollmershäuser, jefe de coyuntura económica del instituto Ifo. “A pesar de que el crecimiento del empleo se ha ralentizado, los ingresos en los hogares se han mantenido altos […] las subidas en los acuerdos salariales, la baja imposición, así como una subida de las pensiones y más beneficios para las familias con hijos han fortalecido el poder adquisitivo”, añadió.

Fuente: El País