El rebote con que la Bolsa neoyorquina reaccionó a su derrumbe del lunes, en la peor sesión desde agosto de 2011, y los tímidos ascensos de las Bolsas europeas de la sesión de ayer respaldan a todos aquellos que sostienen que los descensos se deben a una corrección técnica. Por manido que resulte el término, es unánime la positiva visión de los expertos sobre la situación actual de la economía, que no justifica que la Bolsa vaya a entrar en una espiral de caídas, inicio de un cambio de ciclo. Y con un fondo macroeconómico sólido, que favorece el crecimiento de los beneficios empresariales, no habría motivo para esperar un derrumbe en los mercados.

El detonante, o excusa, para las recientes ventas ha estado en la fulgurante subida de las rentabilidades de la deuda, en la expectativa de que la inflación irá a más y forzará alzas de tipos a un ritmo mayor del previsto. Esta idea caló en un mercado bursátil que había tenido el inicio más alcista en las últimas décadas y que estaba a punto de caramelo para una corrección: el S&P acumulaba el mayor período sin corregir al menos un 5% desde 1929.

Pero, ¿ha regresado la inflación? ¿La subida de tipos de interés es capaz de provocar una caída de las acciones? En opinión de JPMorgan Asset Management, no. “Las pruebas de que la inflación ha regresado no son convincentes en este momento”, explica. Y ante un horizonte de subidas de tipos, en paralelo al crecimiento económico, añade que gobiernos, empresas y hogares tienen capacidad para afrontarlo. “Los hogares y las empresas confían más en el futuro. Ya no necesitan tanto estímulo. Los bancos centrales pueden soltar el acelerador sin poner en peligro el crecimiento ni los mercados”, añade. En este sentido, Goldman Sachs Asset Management añade que “el rendimiento del bono estadounidense a 10 años puede subir al 3% o más sin necesidad de una prolongada venta en la renta variable”. 

Si la Bolsa no tiene entonces motivos para caer por un escenario de alza de tipos, ¿qué esperar a partir de ahora? Los expertos auguran sin duda más volatilidad, que se ha disparado en el inicio de la semana y que ha llegado para quedarse. La volatilidad ha estado contenida en mínimos históricos gracias a la labor de los bancos centrales, que con sus compras de deuda han mitigado los vaivenes del mercado en los momentos de mayor tensión. El mercado ha estado de hecho adormecido, sin pestañear casi ante eventos como la tensión geopolítica entre EE UU y Corea del Norte o incluso el brexit.

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Pero el repliegue de los estímulos de los bancos centrales, que se intensificará este año con las alzas de tipos de la Fed y los recortes –y quizá el fin en septiembre– de las compras de deuda del BCE aguran un repunte de la volatilidad, que ha estallado a la primera oleada de ventas. “La volatilidad ha estado de forma persistente en niveles mínimos no vistos desde los años 60. Esto ahora ha llegado a su fin”, advierten desde Credit Suisse. Desde BlackRock añaden que “el desplome del mercado bursátil será limitado y que se ha visto impulsado por la liquidación de posiciones masivas que apostaban por una reducida volatilidad en la renta variable”.

Credit Suisse apunta también a otra de las lecturas que, corrección mediante, dejan las últimas caídas: el mercado va a vivir una transición desde en un entorno de baja inflación y mejora del crecimiento económico a un nuevo escenario en el que la inflación avanza, aunque a paso lento, y el crecimiento sigue fuerte.

Fuente: El País