El pasado 28 de noviembre Ana Botín daba el último retoque al consejo de administración del Grupo Santander (aunque nunca se debe decir nunca jamás). Culminaba así una remodelación que había iniciado poco después de convertirse en la presidenta del primer grupo bancario español y uno de los principales del mundo. En un consejo celebrado en Brasil se aprobó lo que se supone que será la composición definitiva del máximo órgano de gobierno de Santander durante los próximos años.

Este último ajuste pone punto y final a tiempos pasados, en los que los consejos de la banca estaban compuestos por personas más cercanas a la presidencia que a profesionales independientes del sector y de la economía, como exige ahora el BCE. No en vano, “ahora ser un consejero de una gran empresa o banco puede resultar un cargo de alto riesgo”, señala un directivo de un banco internacional.

Uno de los dos consejeros que ha abandonado la entidad el pasado martes llegó a ser uno de los más estrechos colaboradores de Emilio Botín y también uno de los vocales más históricos de la entidad, Matías Rodríguez Inciarte. El exconsejero ejecutivo y ya ex vicepresidente, entró en Santander en 1984, tras abandonar su actividad política en UCD.

También deja el consejo la exministra de Medio Ambiente durante la primera legislatura de José María Aznar (1996-2000), Isabel Tocino.

Estas dos salidas representan, junto al nombramiento de Ramiro Mato –máximo representante de BNP Paribas en España hasta el pasado mes de julio–, completar el carrusel de cambios que Ana Botín tenía en su cabeza desde que llegó a la presidencia el 10 de septiembre de 2014 tras el fallecimiento de su padre, mantiene un antiguo colaborador de Ana Botín.

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Recuerda, no obstante, que tanto su antecesor como ella, han sabido elegir a sus equipos, y entre ellos, algunos de los que siguen ahora en primera línea ya estaban con su padre, caso de José Antonio Álvarez, que fue fichado en 2002, o Rodrigo Echenique, ahora vicepresidente ejecutivo, pero que fue consejero delegado de Banco Santander entre 1988 y 1994.

Pero la banquera, que ha incorporado en tres años a nueve consejeros, no ha querido romper drásticamente la relación con los dos consejeros salientes. Matías Rodríguez Inciarte ha sido nombrado presidente de Santander Universidades, mientras que Isabel Tocino será presidenta de Banco Pastor.

Este último nombramiento es más un gesto simbólico hacia Galicia, donde la marca Pastor tiene un gran arraigo, que llevó incluso a Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Junta de Galicia, a pedir a Ana Botín que conservara este nombre pocos días después de que Santander adquiriese Popular por un euro.

Pastor, de hecho, sigue siendo el segundo banco gallego, pese a que pasó a ser un apéndice de Popular en 2011. Pero el proyecto de Ana Botín es fusionar las redes de Santander y Popular en 2019 e imponer una sola marca, con lo que Pastor desaparecerá.

Ahora ya tiene un consejo a su medida, o mejor dicho, adaptado a las exigencias actuales. Cuando Ana Botín llegó a la presidencia de Santander en el mundo financiero la consideraban una de las personas más preparadas para asumir la presidencia de un banco, pero en España pocos creían que podía superar a su padre, el banquero español por excelencia. Aquel que había conseguido transformar un banco originario de Santander en uno de los más grandes del mundo, pese a no dominar la lengua de Shakespeare.

Son muy pocos los que dudan que pueda llegar a protagonizar una de las grandes operaciones que encumbraron a Emilo Botín

“Aún está lejos de protagonizar esas grandes operaciones que encumbró a Emilio Botín como el rey de la banca en España, pero ya son muy pocos los que dudan que pueda conseguirlo”, señala un directivo de un prestigioso banco de inversión.

Varias fuentes recalcan que las dos operaciones más importantes realizadas en el sector financiero español han sido protagonizadas por Santander. “La compra de Popular ha sido una jugada maestra. Es una operación redonda que otros bancos no se atrevieron a hacer. Solo ella”, insiste un prestigioso analista, que recuerda, además, la también gran operación que llevó a cabo poco después de adquirir Popular con la venta de 30.000 millones de euros en activos adjudicados a Blackstone por 5.000 millones de euros. La primera operación que se realizaba de esta envergadura.

“Ahora todos los grandes bancos están imitando esta operación”, coincide otro experto.

Todas estas mismas fuentes coinciden en señalar que Ana Botín es una de las banqueras más respetadas del mundo, y sobre todo en la banca anglosajona. E incluso aseguran que es “más ortodoxa que su padre en su forma de hacer banca. E incluso más prudente. Ha tenido un gran número de operaciones de compra encima de la mesa, pero ha preferido no arriesgar”.

Otras fuentes, sin embargo, mantienen que en España sus homólogos apenas la conocen. “A diferencia de su padre, que llamaba a al resto de los banqueros para tratar asuntos del sector, Ana Botín no lo hace. De hecho, desde que es la presidenta de Santander el denominado G-6 y ahora G-5 (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Sabadell) no se ha vuelto a reunir, asegura un directivo del sector. Pese a ello, este ejecutivo considera que Ana Botín tiene muy presente lo importante que es su papel dentro de la economía del país.

35 años de silencio en Banca Catalana

Y cambiando de asunto, y recordando el tema abordado la semana pasada sobre los 35 años de silencio sobre el libro perdido de Banca Catalana, un apunte importante. Tras leer el artículo del 27 de noviembre, uno de los autores de este libro sin acabar, o mejor dicho de su borrador y que pudo cambiar el destino de alguno de los que fueron principales directivos de este grupo bancario y protagonistas del independentismo catalán, ha dado su permiso para publicar su nombre y el del que fuera su mano derecha en este proyecto. Es Julio Arranz Moro, jefe de los servicios de auditoría del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) hasta 1984 (llevó la auditoría de Banca Catalana tras su intervención), y jefe de análisis financiero de los servicios de inspección del Banco de España hasta 1987.

El otro coautor, y según Arranz, artífice del libro, fue Juan Antonio Ruiz de Alda, secretario general del FGD y administrador de Banca Catalana tras su intervención en 1982, y más tarde subgobernador del Banco de España. Ruiz de Alda murió el 30 de julio de 1988, a los 54 años de edad, en un accidente de tráfico, pocos días después de haber dejado el cargo de número dos del Banco de España. El objetivo de ambos coautores era publicar el libro sobre la crisis y la cuenta B de Banca Catalana ese año de 1988.

Junta Única de Resolución

Y otro apunte de otro asunto. Este lunes está previsto que se reelija a la presidenta de la Junta Única de Resolución (JUR), Elke König, denunciada por varios abogados por filtrar información sobre Banco Popular. Los abogados de los grandes fondos de inversión que fueron bonistas de la entidad, entre los que destaca Pimco, han enviado una carta a todos los europarlamentarios cuestionando este proceso, al considerar que el reglamento de la JUR indica que se tiene que elegir entre “una lista restringida de candidatos”, es decir, entre varios, y no solo uno, como parece que se va a llevar a cabo su reelección.

Fuente: El País