Mike Grundmann no da vueltas a la hora de afirmar que el Estado de Georgia busca ser el nuevo centro del automóvil en Norteamérica. “¿Por qué no? Tenemos las infraestructuras, la fuerza laboral y la voluntad política de serlo”, dice el director de desarrollo económico estatal desde su despacho en Atlanta. La ciudad pretende ser mucho más que la sede de Coca-Cola o la cadena CNN, y no va mal encaminada. El reciente anuncio del grupo PSA (Peugeot-Citroën-DS-Opel) de que establecerá su cuartel general en la capital del Estado ha reforzado la idea de que el sureste estadounidense está convirtiéndose en un poderoso imán para la industria automovilística.
PSA es el segundo fabricante europeo de vehículos y lleva desde 1991 ausente del mercado de EE UU, por lo que la elección ha sido un gran espaldarazo para Atlanta. “La atracción de inversión extranjera directa es fundamental para que nuestra economía sea competitiva en el mundo, por eso ese anuncio ha sido relevante”, declaró a la prensa local Eloisa Klementich, presidenta y directora ejecutiva de Invest Atlanta. “PSA es la vigésima compañía en anunciar la reubicación de la sede o un gran proyecto de expansión en Atlanta desde 2010, movimientos que han generado casi 11.000 nuevos empleos”, añadió.
La ciudad ya es la sede corporativa de otras dos grandes marcas europeas, Mercedes Benz y Porsche, mientras que BMW ultima un centro de formación técnica en el que ha invertido 16,6 millones de dólares. Próximo al aeropuerto Hartsfield-Jackson, la pista de mayor tráfico del mundo y también clave para la atracción de las multinacionales, ya que está conectada con 150 aeropuertos en EE UU y 75 aeropuertos en otros 50 países. Es, además, el centro de operaciones de la aerolínea Delta. “Estamos a dos horas de vuelo del 80% del mercado americano”, dice Grundmann.
La combinación de infraestructuras, salarios más bajos frente a otros Estados y mano de obra cualificada gracias a la relación de las empresas con las universidades, sobre todo el Instituto Tecnológico de Georgia, han aumentado el interés de los fabricantes de coches en ese Estado. “Atlanta encabeza el desarrollo de la innovación para la industria del automóvil en todo el país. El ecosistema que hemos creado en el centro de la ciudad, llamado Tech Square, es un modelo integrado único que estoy convencido de que es el germen de un nuevo clúster del automóvil que más tarde sumará plantas de ensamblaje y toda la industria auxiliar que rodea al sector. Creo que Georgia representa el futuro mientras que Michigan es el legado”, dice Mike Stonecipher, jefe de proyectos del Georgia Tech Enterprise Innovation Institute. En 2017, Atlanta pasó del puesto 15 al sexto entre las diez ciudades más innovadoras del país, según una lista de la Fundación de la Cámara de Comercio de EE UU.
El norte contraataca
“Se necesitará más que una sede de una marca internacional para batir el dominio de Michigan. Además de ser el cuartel general de FCA (Fiat-Chrysler), Ford y GM, Detroit alberga las sedes de más de dos tercios de los 100 mejores proveedores de componentes norteamericanos y más de 80 de los 100 mayores a escala global. De aquí sale el 19% de la producción de vehículos de Estados Unidos, frente al 2,7% que sale de Georgia”, explica Kristin Dziczek, analista del Center for Automotive Research (CAR) de Michigan.
“La industria de Michigan también está al tanto de los avances tecnológicos y las tendencias de los vehículos. Más de uno de cada cinco vehículos eléctricos vendidos en EE UU en 2017 se produjo aquí y es aquí donde hay más empresas de tecnología para el coche conectado y autónomo, además de pruebas y proyectos piloto que en cualquier otro Estado”, añade. Dziczek cree que la cuota de mercado combinada de BMW, Mercedes y Volkswagen (la empresa matriz de Porsche, incluyendo Audi, Bentley, Lamborghini y VW), que fue del 7,9% el año pasado, no es suficiente para trasladar el centro de gravedad de la industria a Georgia o los Estados del sureste.
Fuente: El País