Puede que Donald Trump se arrepienta de haberse apegado tanto al mercado de valores. Las Bolsas de EE UU se hundieron el lunes y la volatilidad de los precios llegó a máximos de siete años. Después de una carrera de récord, había pendiente como mínimo un respiro.

La sorpresiva elección de Trump y las esperanzas de recortes fiscales y desregulación han impulsado una escalada con una duración sin precedentes. El S&P 500 llevaba más de 400 días sin un descenso del 5%. La caída del lunes acabó con esa racha, y dejó el índice en rojo en lo que va de año. La caída del Dow Jones, que ha superado al S&P en los últimos tiempos, fue aún más espectacular. La bajada puede afectar a los inversores que pusieron 16.200 millones de dólares en fondos mutuos de renta variable de EE UU entre el 24 y el 31 de enero.

Las ventas del lunes se produjeron a pesar de la sólida salud corporativa de EE UU. Solo algo más de la mitad de las compañías del S&P han publicado resultados del cuarto trimestre. Más de tres cuartas partes de ellas superaron las expectativas de ganancias, mientras que el 80% superaron las de ventas. Los recortes fiscales de diciembre prometen dar un nuevo impulso a los beneficios y, tal vez, al crecimiento económico.

Un riesgo es que el estímulo resulte excesivo para ser bueno. Los rendimientos de los bonos llevan subiendo desde diciembre, aumentando los costes de endeudamiento de las empresas y haciendo que las acciones sean relativamente menos atractivas. La noticia de que el salario medio subió un 2,9% interanual en enero aceleró la tendencia. Algunos operadores del mercado temen que la Reserva Federal acelere el ritmo de subidas de tipos para controlar la inflación. Eso se suma al aumento del déficit federal, que se espera que llegue a casi 1 billón de dólares en 2019.

El crecimiento global está ganando impulso, y los aún generosos bancos centrales de fuera de EE UU están siguiendo lentamente a la Fed hacia una política menos suave. Las empresas siguen siendo muy rentables, pero los fundamentales de EE UU están cambiando, y no necesariamente en una dirección positiva para los inversores. Pueden agradecerse a sí mismos la llamada de atención.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías.

Fuente: Cinco Días