Los Corros

Acciona se prepara para cambiar su sede al antiguo complejo de Banesto. José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona, está bastante entusiasmado con el cambio de sede al antiguo complejo social-deportivo (posteriormente sede social) de Banesto en la calle Mesena de Madrid. Acciona adquirió recientemente al Banco Santander estos activos una vez que la entidad financiera decidiera cambiar las oficinas de Santander España al edificio que iba a ser sede del antiguo Banco Popular. En la actualidad, Acciona está de alquiler en La Moraleja y el traslado permitirá aglutinar todas las oficinas. La decisión la tomará una vez haya se hayan habilitado los inmuebles de forma apropiada.

La osadía del presidente del CSN. Fernando Martí Scharfhausen, presidente del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), al que se le acaba el mandato, está dispuesto a irse metiendo ruido. Con osadía se atrevió a enviar una carta a la presidenta del Congreso, Ana Pastor, para pedirle que parara los nombramientos decididos por el Gobierno y, sobre todo, su oposición a que entre en el organismo nuclear una persona “antinuclear” como el elegido por Podemos. Según Martí, esas incorporaciones “podrían dar lugar a escenarios indeseables con deterioro del cumplimiento de la misión de la institución”.

Luis Gallego vuela alto con Iberia. Luis Gallego, presidente de Iberia, es un hombre poco dado a sacar pecho. Por eso no va a hacerlo para resaltar que la compañía que preside ha obtenido los mejores resultados de su historia. Un total de 437 millones tras un crecimiento anual del 16,2%, lo que permite aventurar un futuro reforzado. De momento, tiene que superar la polémica del Brexit, si finalmente este sale adelante, que tanto afecta al grupo aéreo en el que Iberia está integrada, IAG, que por cierto también ha disparado sus beneficios a casi 3.000 millones.

Ha resultado curiosa la actividad pública mostrada en los últimos días por el presidente del BBVA, Carlos Torres. Contra lo que solía ser costumbre en la entidad, sobre todo por su antecesor en el cargo salvo contadas excepciones, esta semana ha sido prolífica en apariciones suyas en distintos eventos. Ocurrió el miércoles en el desayuno informativo del presidente de CEOE, Antonio Garamendi, organizado por el Foro Nueva Economía en Madrid, y el jueves en la comida que celebró Pedro Sánchez en La Moncloa con empresarios para hacer el rendibú al presidente de Perú, Martín Vizcarra, al que también saludó en la recepción real en El Pardo por la noche.

Previamente, el martes 26, se trasladó a Bilbao para un encuentro con los representantes del Círculo de Empresarios Vascos en el Real Club Marítimo del Abra, en Neguri, allí donde se domicilian las tradicionales familias accionistas del BBVA impulsoras de los antiguos bancos de Bilbao y Vizcaya que lo dieron lugar y que no han estado precisamente cercanos a la cúpula del banco en lo que va de siglo. Y, como remate, el acuerdo firmado en septiembre pasado con Telefónica, en la que el BBVA tiene el 5% del capital, para impulsar el crédito en Latinoamérica.

Posiblemente la razón de este frenético dinamismo sea fruto de la casualidad por razones de cargo, o que quiere cambiar la costumbre; pero es llamativo que esto ocurra en vísperas de la junta general de accionistas que el banco celebrará el 15 de marzo en Bilbao y la necesidad de mejorar la imagen. Es bastante factible que dicha asamblea de accionistas no sea tan venial como han sido desde hace años simplemente porque alguno de esos accionistas (por ejemplo, un representante de las familias de Neguri o bien de los fondos de inversión que participan en el capital) saque a colación el papel del banco y en especial del anterior presidente y mentor de Torres, Francisco González (FG), en la trama de espionaje que ha destapado el comisario jubilado José Manuel Villarejo. Parece claro que este asunto de tintes tan inconmensurables va a estar presente en la junta y, con más o menos bondad o furia, alguien realizará la interpelación fatídica en el turno de ruegos y preguntas.

Esa es la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de Torres que, además de estrenarse como presidente de la entidad, debe pedir a la junta su renovación como consejero, así como la ratificación del turco Onur Genc, al que también nombró FG, como consejero delegado.

Estuvo el martes en Bilbao, el miércoles en un desayuno en Madrid, el jueves en La Moncloa y en El Pardo…

Torres se ha mostrado (o al menos tratado de mostrar) ante sus próximos, y también ante los pocos empresarios que se han atrevido a preguntarle sobre el tema en esos recientes encuentros, con una actitud sosegada y confía en que la junta no le someta a un voto de castigo. Al fin y al cabo, él no es el principal protagonista. Sin embargo, hay quien piensa que con lo que está cayendo, esa actitud responde a un escudo para no enfrentarse de cara al tema. Por muy bien que vaya la acción desde que él tomó las riendas (ha subido un 18%) y por muy buenos que hayan sido los resultados del pasado ejercicio (ganó 5.324 millones con un aumento del 51%), nadie es ajeno a que el banco ha reconocido que pagó 5,4 millones de euros al comisario y que tiene en marcha una investigación interna sobre la implicación de su expresidente, que fue el que le eligió a él.

Se ha mostrado con una actitud sosegada y confía en no recibir un voto de castigo en la junta

En ese sentido, los fondos ya han hecho llegar su preocupación, alarmados por la pieza abierta por la Fiscalía Anticorrupción y la investigación que sigue sobre el caso Villarejo el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón. También pesa que instituciones como el Banco Central Europeo (BCE), con su vicepresidente, Luis de Guindos, como abanderado, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) o el propio Banco de España tengan puesta la lupa sobre el banco. O las demandas interpuestas por el exministro Miguel Sebastián; el expresidente de Sacyr, Luis del Rivero, junto al exdirectivo Vicente Benedito y el exvicepresidente del BBVA, José Domingo Ampuero, o la anunciada querella del exvicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas. Todas por supuestas escuchas. Mucho lastre como para estar tranquilo y como para que Torres no se esté pensando en la conveniencia de invitar a FG a dejar la presidencia de honor y cualquier vinculación al banco antes de los próximos idus de marzo.

Ahí radica la cuestión. Hay apuestas. De momento, Torres se ha limitado a contestar que todavía no tiene resultados sobre la investigación mientras la fecha de la junta se precipita. En el banco se asegura que está sereno, pese al riesgo de que se produzca un efecto dominó y caiga pieza tras pieza.

Arraigo y compromiso

M. Á. N.

No está claro que Carlos Torres lograra convencer a los empresarios vascos con los que se reunió en Neguri el pasado martes y que seguramente irán a la junta. Allí, en el elitista Club Marítimo, disertó sobre los retos y oportunidades para la entidad, su estrategia para liderar la transformación en el sector financiero y el “arraigo y compromiso” de BBVA con el País Vasco.

Fuente: El País