La mitad de los niños que están naciendo ahora vivirá más allá de los 100 años. No es una proyección descabellada, sino un cálculo moderado teniendo en cuenta el constante incremento de la esperanza de vida. Esta longevidad extrema obliga a replantearse muchos paradigmas: ¿hasta cuándo durará la vida laboral? ¿Con qué medios financieros contará esa generación para vivir en buenas condiciones tras su retiro?

En un encuentro organizado por Cinco Días y patrocinado por Caser, varios expertos financieros y del ámbito universitario analizan las repercusiones que va a tener sobre la sociedad y las cuentas públicas este gran reto demográfico.

“El reto financiero de vivir tantos años es incuestionable”, razona Juan José Cotorruelo, director de vida y pensiones de Caser Seguros. “Hace unas décadas, con destinar un 5% del sueldo a ahorrar para completar la pensión de jubilación podría bastar, pero con estas proyecciones demográficas ya hay cálculos que hablan de la necesidad de ahorrar hasta un 25% del sueldo, si queremos mantener el poder adquisitivo tras retirarnos”.

Cuatro factores clave ante el reto de la extrema longevidad

  • Ahorro. Los expertos recomiendan empezar lo antes posible a destinar una parte de los ingresos a ahorrar para la jubilación. “El ahorro y la inversión tienen que doler, deben ser decisiones que van antes del gasto”, apunta Aitor Jaúregui, responsable de desarrollo de negocio de BlackRock en Iberia. No solo habrá que ahorrar desde antes, sino que habrá que ahorrar mejor. Los estudios revelan que una inversión bien diversificada en Bolsa acaba siendo la mejor opción a largo plazo.
  • Gastos sanitarios. El Estado va a afrontar dos importantes retos con el envejecimiento constante de la población. El primero, el de las pensiones públicas. Cada vez va a haber menor proporción de trabajadores por cada pensionista, lo que va a suponer una importante tensión para el sistema. Además, el gasto público en salud mantendrá una senda crecimiento a medida que aumente la población mayor de 65 años. “En unas proyecciones realizadas por José Antonio Herce se apreciaba un mayor desafío en el aspecto de las pensiones que en el gasto sanitario, pero son dos temas cruciales”, apunta Elisa Chuliá, profesora titular en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED
  • Dependencia. Las poblaciones muy envejecidas tendrán unas importantes necesidades de cuidados y tratamientos. “Creo que el ámbito del seguro de dependencia hay muchísimo recorrido por hacer. Otros países están mucho más adelantados”, apunta Juan José Cotorruelo, director de vida y pensiones de Caser Seguros. Este especialista también cree que un vehículo que puede ser importante para personas mayores es la hipoteca inversa, que permite convertir un patrimonio inmobiliario ilíquido en una renta mensual. “Habría que rescatar y promover este producto”, argumenta.
  • Formación. Los expertos consideran que otra forma de preparar mejor el futuro es fomentar la formación continua de los empleados. Ante un mundo que cambia cada vez más rápido, y donde los perfiles profesionales quedan obsoletos con cada vez mayor rapidez, ir asumiendo nuevas competencias y conocimientos es importante para tener una buena trayectoria laboral.

La cuestión financiera será clave, pero no es el único desafío que afrontarán las nuevas generaciones de camino hacia una vida centenaria. “La gente deberá preocuparse más por seguir formándose durante toda su vida laboral, por ir reinventándose. Además, la cuestión de la reputación deberá cobrar mayor protagonismo, porque cualquier mancha en la trayectoria profesional la arrastraremos durante muchos más años” apunta Cotorruelo.

La longevidad extrema es un desafío global, pero que afecta especialmente a España por la baja natalidad. Algunas proyecciones demográficas son elocuentes. “Para 2050 hay cálculos que hablan de que habrá en todo el planeta más de 2.100 millones de personas con más de 65 años”, comenta Aitor Jaúregui, responsable de desarrollo de negocio de BlackRock para España y Portugal. “En España, para entonces habrá cinco millones de personas más cobrando una pensión. Los mayores de 65 años pasarán de ser el 17% de la población al 34%”.

Para prepararse ante una carrera profesional más larga, las empresas podrían tomar algunas medidas que ayuden a sus empleados. “Una buena opción sería el permitir que la jubilación fuera escalonada, reduciendo el número de horas progresivamente”, comenta Jaúregui. “Las empresas tendrían que fomentar que se pudieran tomar años sabáticos, así como la opción de tener jornadas reducidas para conciliar mejor la vida profesional con la familiar, en las etapas intermedias del desarrollo profesional”, explica este directivo.

La cuestión del imparable envejecimiento de la población es un desafío que afecta a toda la sociedad. “No hay que olvidar que España apenas tiene políticas públicas de fomento de la natalidad, y que la gente cada vez tiene menos hijos, mientras que los pensionistas son un colectivo que ha permanecido muy protegido. Cada vez es más difícil tener hijos. Sin que entren dos sueldos en un hogar es casi imposible, y para ello se descuidan las capacidades de cuidado”, apunta Elisa Chuliá, profesora titular en la facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, y una de las mayores expertas de España en el sistema de pensiones.

Juan José Cotorruelo, director de vida y pensiones de Caser Seguros.

“El perfil inversor de los españoles siempre ha sido ultraconservador, lo que complica seriamente el objetivo de preservar el poder adquisitivo del dinero ahorrado”, Juan José Cotorruelo, director de vida y pensiones de Caser Seguros.

Para esta profesora universitaria, el reto del envejecimiento de la población y la insuficiencia de las pensiones públicas debe encararse con tres premisas. En primer lugar, priorizando la comunicación, con el envío a todos los trabajadores de una carta en las que se les informe de cuál será la pensión pública estimada que van a cobrar –“solo la gente que está bien informada puede tomar buenas decisiones”, apunta Chuliá-.

En segundo lugar, creando incentivos atractivos para promover el ahorro, para que los particulares acepten destinar una parte de sus ingresos a crear un colchón financiero que les ayude tras concluir su etapa laboral.

Elisa Chuliá, profesora titular en la Facultad de Ciencias políticas y sociología de la UNED.

“Los salarios tienen que subir si queremos que la gente cotice más y que tenga más dinero disponible para ahorrar de cara a la jubilación”, Elisa Chuliá, profesora titular en la Facultad de Ciencias políticas y sociología de la UNED.

Y en tercer lugar, señala la experta, “deben crecer los salarios, porque con los niveles actuales es muy difícil ahorrar”.

Chuliá reconoce que los actuales jubilados se merecen las pensiones actuales, “porque han sufrido una guerra, han pasado hambre, muchos no han podido ir a la escuela, y han construido el Estado de Bienestar que hoy tenemos. Pero el sistema no es sostenible tal y como está configurado hoy en día”.

Otro de los grandes debates sobre la mesa es cómo ahorrar. La población española ha tenido una importante querencia a destinar buena parte de sus ahorros al ladrillo, pero con el estallido de la burbuja inmobiliaria se ha podido comprobar que no es la estrategia más sensata fiar todos los ahorros a un único activo.

Aitor Jaúregui, responsable de desarrollo de negocio de Blackrock en España y Portugal.

“Las empresas deberían fomentar que la jubilación fuera escalonada, reduciendo el número de horas progresivamente y promover los años sabáticos”, Aitor Jaúregui, responsable de desarrollo de negocio de Blackrock en España y Portugal.

Además, dentro del ahorro a través de productos financieros “el perfil de los españoles siempre ha sido extremadamente conservador, lo que complica seriamente el objetivo de preservar el poder adquisitivo del dinero ahorrado”, apunta Cotorruelo, de Caser.

Para Beltrán de la Lastra, presidente y director de inversiones de Bestinver, se debería aprovechar el actual periodo de tipos de interés bajísimos para cambiar la cultura financiera. “Con los tipos al 0%, estamos en el momento perfecto para convencer a la gente de que no deje el dinero en un depósito que no le renta nada, y que busque algún producto más sofisticado, que genere mayor rentabilidad. La ventana de oportunidad es de 5 a 10 años, y tenemos que aprovecharla”, reflexiona el directivo.

Este experto coincide con Chuliá en que debería haber algún tipo de incentivo al ahorro. “Creo que lo óptimo sería algún tipo de premio que se disfrutara al principio, para cambiar la inercia de la gente”, apunta De la Lastra.

Beltrán de la Lastra, presidente y director de inversiones de Bestinver.

“Con los tipos al 0%, es en el momento perfecto para lograr que la gente de que no deje el dinero en un depósito que no renta y busque algún producto más sofisticado”, Beltrán de la Lastra, presidente y director de inversiones de Bestinver.

Uno de los aspectos en los que coinciden la mayoría de expertos es en la necesidad de desarrollar más el segundo pilar de los sistemas de pensiones: los planes privados de empresas.

“Durante un periodo de mi vida laboral trabajé en Londres, y allí conseguí ahorrar una importante cantidad, gracias al sistema de incentivos que tenía mi impresa. Por cada parte de mi sueldo que yo destinaba a un fondo de pensiones, la compañía ponía otro tanto. Así llegué destinar un 14% de mi salario al ahorro para la jubilación”, explica Cotorruelo.

En España, tanto la patronal de las aseguradoras (Unespa), como la asociación de los fondos de inversión y de pensiones (Inverco) defienden el desarrollo de este formato de ahorro para la jubilación.

Ambos tienen como referente al modelo inglés, que convierte este aportación al plan de pensiones en algo semiobligatorio. Todas las empresas deben poder ofrecer a sus trabajadores la posibilidad de destinar una parte de su sueldo al plan de ahorro, aunque el empleado podría rechazarlo y cobrar todo en efectivo.

El sistema, denominado Nest, está dando importantes frutos en Reino Unido, aún cuando solo lleva implantado cuatro años. Cerca de 4,5 millones de personas están ya realizando aportaciones a este tipo de fondos para su jubilación.

“Aquí en España tendríamos que buscar ideas creativas para fomentar el ahorro en el ámbito empresarial”, apunta Cotorruelo. “Una buena opción sería permitir a las pymes que no tuvieran que realizar dotaciones a sus empleados cuando estuvieran en pérdidas”.

Aunque el nivel de ahorro para la jubilación es muy bajo en España, sí que hay una importante concienciación, que no se traslada a acciones concretas. También hay una gran incultura financiera. “De acuerdo con los últimos datos de nuestra encuesta sobre jubilación, ahorro e inversión, en España hay un 28% de personas que piensa que puede ahorrar simplemente dejando el dinero en el banco, pero la realidad es que con el contexto actual de tipos, acabarán perdiendo poder adquisitivo. Habría que fomentar la educación financiera”, explica Aitor Jaúregui.

Otro aspecto importante con el aumento de la longevidad es la divergencia de situaciones que van a tener hombres y mujeres en el futuro. Varios estudios han demostrado que la vulnerabilidad financiera es mayor en las jubiladas que en los jubilados. Por varios motivos:trayectorias laborales más cortas e intermitentes, puestos de menor responsabilidad y menor salario, provocan que tengan menores pensiones. Al tiempo, su mayor longevidad hace que tengan mayores gastos. “Estas diferencias financieras entre géneros cada vez son más patentes, y habrá que tomar medidas para cerrar esta brecha”, apunta Cotorruelo.

Mayor ahorro y desde edades más tempranas, mayor componente de Bolsa en las carteras, una vida laboral con formación y reciclaje profesional (e incluso con años sabáticos), y una jubilación progresiva pueden ser algunos de los ingredientes para alcanzar los 100 años en unas mejores condiciones de vida.

Fuente: El País