La normalización de la política monetaria en la zona euro lleva meses anunciándose a bombo y platillo: El Banco Central Europeo pondrá fin a su programa de compra de deuda a finales de este año y podría subir tipos a partir del verano del año que viene. No obstante, el estratega jefe de mercados de Natixis, el estadounidense Dave Lafferty, tiene serias dudas de que Mario Draghi, o su sucesor al frente del BCE (que le tomará el relevo en noviembre de 2019), llegue a dar el paso de subir tipos el año que viene si al final la economía de la zona euro se ralentiza más de lo esperado. Aun así, y pese a que existen vientos en contra que pueden ahondar en el frenazo de la economía, no considera que estemos ante el inicio de una recesión. Destaca que los políticos todavía tienen margen de maniobra para hacer que la desaceleración sea lo más suave posible, pero avisa de que las tensiones comerciales entre Washington y Pekín seguirán siendo una constante en el largo plazo y que afectarán a los mercados.

El FMI y el BCE han rebajado sus previsiones de crecimiento. ¿En qué punto se encuentra la economía?

En el último cuatrimestre del año pasado alcanzamos un pico de crecimiento global, y nuestra previsión es que la economía mundial se vaya gradualmente ralentizando en 2019 y 2020. Lo que todavía no vemos es que esa desaceleración se convierta en una recesión, pero es cierto que existen una serie de vientos en contra que pueden darse. El primero es que los bancos centrales, y muy especialmente la Fed, están empezando a subir los tipos de interés y que nos vamos a mover en territorio de tipos reales positivos, pasando de una política acomodaticia a una más restrictiva. No creemos que unos tipos más altos puedan chocar contra la economía mundial, pero sí que este es uno de los mayores vientos en contra que irán creciendo a lo largo de 2019.

¿Podemos esperar que se suavice el impacto económico de la guerra comercial?

Aunque se puedan dar acuerdos puntuales y simbólicos en materia comercial entre Trump y Xi Jinping, no creo que vayamos a ver un cambio fundamental. Hay una gran desconfianza en política industrial entre EE UU y China, y eso va a seguir creando volatilidad en las divisas, interrupciones en las cadenas de suministro e incertidumbre en los negocios. Este es, sin duda, otro viento en contra, al que también se añade la toma de control del Congreso por los demócratas. Eso va a hacer que Trump tenga mucho más difícil seguir con sus políticas fiscales y, aunque han ayudado a la economía estadounidense, sus efectos empezarán a desvanecerse. Y, por último, está el Brexit, que todavía no sabemos cómo de negativo va a ser para Reino Unido y la UE. Todo esto nos preocupa en conjunto, pero, de todas formas, los políticos todavía tienen mucho margen de maniobra para hacer que la ralentización sea suave. Mi preocupación para los mercados de capital es que, si el frenazo es mayor del esperado, las acciones y el crédito pueden estar bajo más presión.

Y el BCE, ¿tendrá margen de maniobra cuando llegue el cambio de ciclo?

No tenemos dudas de que el BCE pondrá fin al programa de compra de deuda este año, pero hay un 50% de probabilidades de que no suba los tipos en la segunda mitad de 2019. Si las previsiones van peor de lo esperado, ¿cuál será el fundamento de Draghi para subir tipos? Por supuesto que le gustaría poder normalizar la política monetaria, pero si no lo hizo en la segunda mitad de 2017, cuando la economía europea tuvo un desempeño relativamente bueno, ¿cómo va a ser capaz de justificarlo en esa situación, especialmente si no se llega al objetivo del 2% de inflación?

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Menciona el Brexit, ¿qué hay de los presupuestos italianos y del relevo de Merkel?

Es curioso porque, si te fijas en el mercado europeo, las compañías lo están haciendo relativamente bien, pero en Europa las acciones bajan mientras que en Estados Unidos suben. ¿Por qué? Porque los inversores están penalizando en exceso el mercado por la geopolítica, pese a que los fundamentales sean buenos. Los riesgos políticos pueden tener más trascendencia estructural o a largo plazo, pero al mercado lo que le importa es el aquí y el ahora. Irónicamente, en Estados Unidos también preocupa el legado que deje Trump, pero allí no se están penalizando los activos.

Mirando ahora a Estados Unidos, ¿qué implicaciones puede tener la victoria de los demócratas en sectores específicos?

Muchos señalan que será beneficioso para las infraestructuras, pero yo soy bastante escéptico, porque aunque sea uno de los pocos puntos en el que tanto demócratas como republicanos coinciden, no se ponen de acuerdo en cómo pagarlo. Los republicanos quieren llevarlo a cabo vía presupuesto federal y acuerdos público-privados, mientras que los demócratas quieren hacerlo revirtiendo las medidas fiscales de Trump. En cambio, sí puede haber más movimiento en el precio de los medicamentos. Ambos reconocen que el gasto medico está descontrolado y quieren hacer algo al respecto. En el mercado, otra cosa que preocupa también es cómo pueden acabar afectando los tipos de interés en el tamaño del déficit, porque desde Washington no parece que haya ningún consenso sobre cómo contenerlo.

Fuente: El País