La deuda concursal de las siete sociedades del Grupo Isolux en concurso de acreedores (la matriz y seis de sus filiales) asciende a 5.695,3 millones de euros, mientras que el valor de sus activos
se sitúa en 1.865 millones, lo que supone un agujero patrimonial de más de 3.830 millones.
El administrador concursal, Francisco Vera, ha presentado hoy en el juzgado de lo Mercantil número 1 de Madrid su informe preceptivo, que recoge la situación financiera de cada una de las sociedades, las causas de su insolvencia y la valoración de los activos y pasivos, según
han explicado fuentes próximas al proceso concursal.
La deuda concursal de Isolux no incluye ni el pasivo duplicado (responsabilidades de las filiales respecto a la matriz) ni el pasivo contingente (que depende del cumplimiento de alguna condición o está en litigio). El informe concluye que la evolución actual probablemente llevará
a la situación de concurso al resto del grupo, del que forman parte un
centenar de sociedades.
En el momento de su entrada en concurso, la caja disponible en España apenas cubría los pagos operativos de un mes. El grupo tenía 119 obras con cartera pendiente de ejecutar, de las cuales estaban activas 39 (un 33 %) y paradas 80 (un 67 %).
El riesgo derivado de los avales asociados a las obras activas ascendía a 213 millones, mientras que el ligado a obras paradas se situaba en 276 millones.
Las obras terminadas tenían avales por importe de 1.125 millones, lo que sumaba un riesgo total de 1.613.
Tras la declaración del concurso de acreedores, se concluyó que no era viable mantener la actividad de construcción y que había que dar prioridad a la venta o liquidación tanto de proyectos como de unidades de negocio.
Según el informe, el estallido de la burbuja inmobiliaria en España y la drástica reducción de la licitación de obra pública durante la crisis llevaron a Isolux a aumentar de forma significativa la contratación de proyectos en el extranjero y a entrar en el negocio concesional.
La reestructuración del sector financiero y la menor disponibilidad de avales y financiación dificultó el cambio de perfil que había acometido el grupo.
De acuerdo con el informe, los proyectos internacionales no alcanzaron los márgenes que había tenido históricamente Isolux, lo que, unido a las necesidades de financiación por el desarrollo de concesiones, llevó al grupo a unos niveles de endeudamiento muy elevados.
Isolux trató de reducir estos niveles de endeudamiento mediante acuerdos con fondos de inversión, que no se mantuvieron a largo plazo, y con dos intentos fallidos de salida a Bolsa, en Brasil y España.
La situación se fue deteriorando y en 2016 se alcanzó un acuerdo de reestructuración financiera con las principales entidades bancarias que no fue suficiente para evitar la insolvencia.
Fuente: Cinco Días