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Baker McKencie, una de las principales compañías de asesoría legal del mundo, trató de ocultar durante años la supuesta agresión sexual de uno de los socios del bufete en Reino Unido a una abogada junior de la firma. En su momento, la empleada planteó una denuncia ante el departamento de recursos humanos del despacho de abogados. Según la información revelada hace unos días por RollOnFriday, portal web especializado en información jurídica, la respuesta de la compañía fue acordar con la empleada su salida de Baker McKencie a cambio de una indemnización, condicionada a que se mantuviera en silencio. Por el contrario, el socio al que se acusaba de la agresión, siguió en el despacho.

En respuesta a Financial Times, que se hizo eco de la información este lunes, Baker McKencie aseguró que, tras la revelación del caso, el socio al que se acusa de agresión sexual «no está ya en la oficina y dejará la compañía». El bufete de abogados, con sede en Chicago (EE UU) y presencia en medio centenar de países (incluida España), sostuvo que se tomó «muy en serio» la denuncia de la empleada cuando fue formulada. También confirmó que llegó a un acuerdo confidencial con la denunciante y anunció que había encargado una revisión independiente del caso y de cómo lo había afrontado.

«Esta revisión también analizará como tratamos las denuncias de mala conducta sexual y otros comportamientos inapropiados entre compañeros, para asegurarnos de que garantizamos la protección de nuestros empleados», añadió en un comunicado la multinacional, con más de 13.000 trabajadores y líder en la asesoría de acuerdos internacionales (ventas, fusiones, operaciones financieras, etc) entre grandes empresas. «Lamentamos profundamente que este incidente ocurriera y admitimos que deberíamos haberlo gestionado mejor».

Cláusulas de confidencialidad

Según el Financial Times, el organismo que supervisa la actuación de los abogados en Inglaterra y Gales está en contacto con Baker McKenzie para «recopilar toda la información relevante antes de decidir la acción apropiada», aunque todavía no ha abierto una investigación formal. El diario británico cita fuentes del sector en Reino Unido para sostener que cuando la supuesta víctima de una agresión sexual se ha ido voluntariamente de un despacho de abogado, o se le ha pedido que deje la firma, es una práctica habitual incluir una cláusula de confidencialidad como prerrequisito a la indemnización.

Una cláusula similar se incluyó en los contratos de trabajo de las azafatas de la gala organizada por el Club de Presidentes en Londres. Una cena anual a la que acudían más de 300 hombres del mundo de la empresa, las finanzas y la política, y en la que el Financial Times comprobó, el pasado enero, que las azafatas eran toqueteadas, acosadas y objeto de proposiciones sexuales. Tras el escándalo, abogados consultados por el diario británico recordaron que esas cláusulas de confidencialidad no pueden servir para ocultar delitos.

Preguntas sin responder desde 2016

En la información sobre Baker McKenzie, el portal jurídico RollOnFriday, asegurá que el caso debió haberse conocido ya hace más de un año, cuando preguntó a la compañía si un apunte en sus cuentas se correspondía con una indemnización a una abogada que dejó el bufete de abogados tras denunciar haber sido agredida sexualmente por un socio del despacho. Según RollOnFriday, entonces Baker McKenzie habría atribuido el gasto a costes por la reestructuración en varios departamentos. Un portavoz de la multinacional asegura ahora que se está volviendo a analizar el intercambio de información con los periodistas de RollOnFriday en 2016 para «comprobar si hay lecciones que se pueden sacar».

El portavoz de Baker McKenzie en Reino Unido sostuvo que «cualquier sugerencia de que la firma mintió es incorrecta y la rechazamos». La multinacional asegura que, en su momento, impuso sanciones al socio acusado de agresión sexual, pero ha evitado confirmar, o desmentir, si ese socio fue ascendido después de la denuncia de la abogada, como sostiene RollOnFriday.

Fuente: El País