Las exportaciones españolas alcanzaron en 2017 un nuevo máximo histórico con 277.125 millones de euros, un 8,9% más que doce meses antes, y encadenan ocho años seguidos al alza. La economía española también habría cerrado, tal y como avanzó la secretaria de Estado de Comercio, Marisa Poncela, con superávit por cuenta corriente por quinto año consecutivo. Esos hitos, sin embargo, se han visto ensombrecidos por el incremento del déficit comercial (la diferencia negativa entre exportaciones e importaciones), que cerró el pasado ejercicio con un saldo de 24.744 millones de euros, con un incremento del 31%.

Poncela lo achacó a un mayor crecimiento de las importaciones que de las exportaciones como consecuencia del fuerte crecimiento de la economía española (el PIB ha crecido al 3% durante tres años consecutivos), lo que obliga a comprar más bienes en el exterior, y al encarecimiento del crudo. El barril de Brent, de referencia en Europa, se apreció un 17% en 2017, lo que supone una carga demasiado elevada para una economía netamente importadora de hidrocarburos. España compra 1,3 millones de barriles al día y un incremento del precio representa un avance directo de las importaciones. De hecho, Poncela recalcó que de los 24.744 millones de déficit comercial registrados el pasado ejercicio, 20.721 millones (el 83,7%) se deben a las compras de energía.

Economía prevé que España tendrá superávit corriente por quinto año consecutivo

Los datos por países revelan que las exportaciones crecieron en todas las regiones del mundo, aunque el peso de la zona euro y de la Unión Europa sigue creciendo. En 2017, la zona euro absorbió el 51,6% de las exportaciones, con un crecimiento del 8,5%, y en el caso de la Unión Europea, la cuota llegó al 65,7%. Francia se consolida como el primer socio comercial de España, al que van el 15% de las exportaciones españolas, seguido por Francia, con un 11,2%.

Por sectores, los bienes de equipo siguen siendo el mayor exportador, con una cuota del 20,3%, y la alimentación arrebata la segunda posición a la automoción, con un 16,5% del total. Los fabricantes de coches se han visto afectados por la fuerte caída del poder adquisitivo en Reino Unido, uno de los principales compradores, como consecuencia del menor crecimiento y de la debilidad de la libra frente al euro, lo que encarece el precio final.

Fuente: Cinco Días